Bergantiños ‘superstar’
La importancia de un cursillo
El documental sobre las falsificaciones en el mundo del arte Made you look, que se puede ver en Netflix, contiene una fantástica serie de personajes dignos de Succession ode Cuchillos por la espalda: ricos, mentirosos y de moral distraída. De entre todos ellos, el falsificador, los coleccionistas que compraron Rothkos y Jackson Pollocks dudosos, la galerista que los vendió, y los varios expertos y abogados que pululan a su alrededor, destaca José Carlos Bergantiños, el gallego nacido en Santo Estevo de Parga (Lugo) que trabajó como botones en el balneario de Guitiriz, camarero, representante de toreros, repartidor de marisco en ambulancia por Manhattan y finalmente emprendedor del mundo del arte. Impagable el minuto final off the record, cuando Bergantiños trata de vender al director del documental una armónica que se saca del bolsillo y que, le jura, perteneció a Bob Dylan.
No pocas de las seleccionadas en la exposición Barcelona fotògrafes salieron de los cursillos que empezó a impartir en 1956 la AFC, la Agrupació Fotogràfica de Catalunya. Se llamaba “Curso de fotografía femenina”, no porque se incidiera en la female gaze, la mirada femenina, sino para que los alumnos no se mezclasen y a las chicas no les diera apuro matricularse. Lo cursaron entre otras Milagros Caturla, cuyas fotografías permanecieron ocultas hasta que un turista estadounidense compró los negativos en Els Encants en el 2001, y también Rosa Szücs, Montserrat Barraquer y Carmen García, que fotografiaba desde el terrado y ya tuvo hace un par de años una interesante monográfica en el Arxiu Fotogràfic. Ninguna llegó a vivir de la fotografía ni a considerarse plenamente fotógrafa. A menudo, según ha contado la historiadora Victòria Bonet, les gritaban por la calle que se fueran a fregar platos cuando salían con sus cámaras. Pero aquel cursillo cambió sus vidas de una manera íntima y fundamental.