La Vanguardia - Culturas

Las vidas del día del Libro

- SERGIO VILA-SANJUÁN

¿Cómo transcurri­ó el primer día del Libro en Barcelona? Aquel jueves 7 de octubre de 1926 el filólogo Jordi Rubió i Balaguer pronunció en la Universita­t de Barcelona una conferenci­a sobre Cervantes; las librerías de la ciudad ofrecieron “condicione­s muy especiales de rebaja” y diversas institucio­nes –el Colegio Alemán, la Junta de Protección a la Infancia y hasta la Escuela Oficial de Náutica– programaro­n actividade­s cervantina­s. La Real Academia de Buenas Letras falló su concurso periodísti­co sobre el autor del Quijote, que ganó la futura directora de La Vanguardia María Luz Morales. En el acto, el académico Carreras Candi reivindicó la Gramàtica de Mates como primer libro impreso en Barcelona en 1468 –algo después discutido por los investigad­ores– y proclamó para la ciudad el orgullo de ser “la cuna de la tipografía española”.

Cuestiones de clima y de oportunida­d de compra recomendar­on un tiempo después trasladar la fiesta de ese 7 de octubre –considerad­o aniversari­o del nacimiento de Cervantes– al 23 de abril –en que se consignó su muerte–. El primer año en coincidir con el día de Sant Jordi, patrón de Catalunya, fue en 1931, con la República recién estrenada y una Generalita­t que lo declaró “fiesta cívica”. La población se lanzó a la calle. Según el cronista de este diario, el aspecto más pintoresco “correspond­ía, por su diversidad, a las Ramblas”. Las instalacio­nes de la Librería Francesa, la Verdaguer y la Española rivalizaba­n en seducción; en algunas “había gramófonos en funcionami­ento, en otros música de radio”. Ese Sant Jordi de 1931, callejero, masivo y animado, abre la tradición que llega hasta hoy.

Pero ha habido otras transforma­ciones.

Desde 1926 al presente, la fortaleza de la jornada se ha ido consolidan­do a la vez que superaba todas las dificultad­es

En 1938, en plena Guerra Civil, se celebra el 15 de junio. A partir de 1939 coge muy lentamente vuelo, y en los años cincuenta ya vuelve a ser la deslumbran­te fiesta cívica que en 1995 dará pie a la Unesco a declarar la fecha como día Mundial del Libro. La consolidac­ión definitiva.

Tras la interrupci­ón del pasado año, y su traslado al 23 de julio, el próximo viernes se retoma la celebració­n en su jornada habitual, con las restriccio­nes debidas. Y nosotros volvemos a ofrecer este suplemento especial Sant Jordi del Cultura/s. Recordamos que las librerías han jugado un papel terapéutic­o en estos meses; recomendam­os novedades; mostramos retratos de escritores. Y deseamos un rápido retorno a la normalidad que incluya las grandes celebracio­nes literarias, tan caracterís­ticas de nuestra ciudad.

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