La Vanguardia - Culturas

De malas madres, ¿malas hijas?

- ISABEL GÓMEZ MELENCHÓN

Los cuidados, la demencia y las relaciones filiales tratados sin paliativos en la obra revelación de Avni Doshi

Hace años, leí una interesant­e reflexión en una entrevista; debemos afrontar la vejez como una inversión a largo plazo, porque, ¿cómo podemos pedir ayuda y consuelo, si antes no lo hemos ofrecido a los que ahora se deben hacer cargo de nosotros? Cuidar a un anciano requiere tiempo y afecto, una dedicación que se hace más ardua y compleja cuando nos encontramo­s con enfermedad­es como el Alzheimer. Y que roza el tormento cuando esa persona, ahora débil y perdida, nos ha hecho daño, y ha sido consciente. ¿Cómo enfrentars­e a todo ello cuando lo único que queda es la obligación?

“Mentiría si dijera que nunca he sentido placer cuando a mi madre le ocurre una desgracia”, reconoce Antara, la protagonis­ta de Azúcar quemado, selecciona­da en el Booker 2020. La norteameri­cana Avni Doshi ha conmociona­do el panorama literario con esta su primera novela, de una dureza sin paliativos, sobre el cuidado, la demencia y, sobre todo, la más compleja de las relaciones, la de madre e hija. Una relación hecha de celos y rivalidade­s, ante el marido-padre, ante los hombres, ante la siguiente maternidad, la de la hija. Antara y su madre son tan diferentes que ella piensa que su nombre fue elegido por su madre como un reverso, o como un complement­o, del suyo propio, Tara; AnTara, con la sensibilid­ad no solo en la puntadesus­dedosdedib­ujante,tambiénenl­a de la lengua, que tantas veces tuvo que morderse y elegir el silencio para seguir a su madre, para ser arrastrada por ella.

La narración transcurre en la ciudad india de Pune. Tara abandonó a su esposo llevándose a la hija de tres años para vivir en un ashram, santuario, comuna hippy en los años que se peregrinab­a de Occidente para buscar la iluminació­n en lo ajeno. En el ashram se convierte en la favorita de Baba, el gurú, vive con él tras una puerta cerrada a su hija, a cargo de una acólita británica. Cuando Baba elige otra mujer Tara abandona el templo e, incapaz de integrarse en la vida convencion­al, cae en la mendicidad, comen lo que les dan y duermen al raso. Antara no aprende a leer hasta los ocho años, en una vida cuya única y precaria estabilida­d la aportan los abuelos, luego el matrimonio con Dilin, y por encima de todo su proyecto artístico, basado en dibujar cada día el mismo rostro, sacado de una fotografía que creemos perdida. Cuando se hace evidente que Tara ha perdido la memoria y más adelante el entendimie­nto, Antara debe afrontar la dependenci­a de su madre desde la evidencia de que no la quiere. “No culpo a mi madre, le dije a la terapeuta, aunque sé que sí la culpo y que siempre lo he hecho”.

Antara visita a médicos, investiga, dibuja el cerebro alterado de su madre en el que sin embargo las pruebas son incapaces de detectar disfunción alguna. Se la lleva a su casa y el mundo se pone del revés; el orden natural se altera, la abuela debe cuidar a su hija demenciada mientras su nieta da a luz a su propia hija. Cuatro generacion­esylatenta­cióndecome­terlos mismos errores: “Puede que nuestras madres irremediab­lemente generen una carencia en nosotras y que nuestras hijas sigan cumpliendo la profecía”. Mientras escribo oigo en la televisión la pelea entre una famosa y su hija, todos hablan de ellas, y pienso que se puede ser madre y odiar serlo, como se puede ser hija y odiarlo también. Odiar a esa madre, y a ese odio.

TEMAS DE HOY/EDICIONS DE 1984. TRADUCCIÓN AL CASTELLANO: RAQUEL VICEDO/AL CATALÁN: NÚRIA ARTIGAS. 320/352 PÁGINAS. 18,90 EUROS

 ?? CORTESÍA DE LA AUTORA ?? Avni Doshi
Azúcar quemado / Sucre cremat
Avni Doshi, nacida de pares indios en Nueva Jersey, trabajó en aquel país durante cinco años como comisaria de arte
CORTESÍA DE LA AUTORA Avni Doshi Azúcar quemado / Sucre cremat Avni Doshi, nacida de pares indios en Nueva Jersey, trabajó en aquel país durante cinco años como comisaria de arte

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