Corazón ficticio
Saldaña relata un retorno al hogar en un híbrido de géneros que indaga en su biografía y en la monstruosa Ciudad de México, con su belleza y sus contradicciones
Daniel Saldaña nació en Ciudad de Méxicoen1984,sibienamuytempranaedadse mudó a Cuernavaca. Poeta, ensayista y novelista, estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Fue secretario de redacción de Letras Libres yes editor de la revista digital de la Unam Periódico de Poesía, previamente dirigido por el defenestrado poeta Pedro Serrano.
En su primer libro, La máquina autobiográfica (2012), rompe ya con cualquier definición de género. Y el libro que ahora comento, Aviones sobrevolando un monstruo, es al mismo tiempo crónica, autobiografía y ficción. “Es un libro muy caminado: lo escribí, en buena medida, dando paseos por distintas ciudades”, nos dice; que son las ciudades del mundo de Elio Vittorini y los paseos que invitan a la meditación (el Quien habla solo espera hablar a Dios un día, de Machado, poeta no citado aquí). Se da así la dimensión física o factual y la espiritual, las peripecias del cuerpo y las del espíritu. Nos encontramos ante nueve textos muy distintos y muy irregulares, donde el narrador está siempre presente. En la nota preliminar escribe: “¿Puede uno derretirse autobiográficamente? Este libro es, en parte, un intento de respuesta a esa pregunta”. La autobiografía es la voz que da unidad al conjunto, que se derrite en cada uno de los distintos planteamientos.
El libro se abre con la llegada del avión a México en el que viaja desde Madrid. “No había estado en la Ciudad de México en los últimos doce meses y lo único que puedo pensar es que es horrible y que la amo”, “cada vez, al llegar a México, he experimentado esa misma mezcla de repulsión y encanto”, el doble impulso que Saldaña encuentra en Efraín Huerta, en su Declaración de amor a la ciudad, y yo en Lima la horrible, del peruano Salazar Bondy. Ciudad que ama con locura, “sobrevolada muy de cerca por aviones, que a veces imagino soltando bombas”, y donde denuncia la contaminación y la desaparición de personas. En Malcolm Lowry en el supermercado nos trasladamos a Cuernavaca, “la ciudad que Lowry describe ya no existe”, “todo es ahora un centro comercial”. En Regresar a la Habana vuelve al lugar donde fue engendrado, pero sus padres volvieron a México “decepcionados de la Revolución pero esperando un hijo”. Visitamos también Montreal, Trinidad y Tobago, una anónima “ciudad del norte” o Madrid.
En cada ciudad ocurren cosas extraordinarias y la droga contribuye a acelerar el ritmo delirante de algunos textos. En unos domina lo somático como en Un invierno bajo tierra , marcado por el dolor y los opiáceos; en otros, como he dicho, la dimensión espiritual, muy especialmente en Peregrinaje y arquitectura, con la ascensión a “una morada interior –para decirlo con Santa Teresa–”en una ruta de peregrinación que recuerda la Talpa del aquí no mencionado El llano en llamas ,de Rulfo.
Historia secreta de mi biblioteca es en realidad un epílogo en torno a las lecturas de Saldaña. Estas lecturas se encuentran a lo largo del libro. No integradas como parte de la trama, como ocurre en Vila-Matas, sino como una especie de fondo bibliográfico que abarca épocas muy distintas. Y están asimismo las continuas referencias a su propia escritura. Y él mismo resume lo que es este libro: “Los textos aquí reunidos (…) todos guardan, entre líneas, ese oscuro corazón ficticio que, no tan paradójicamente, le confiere veracidad a una escritura”.
Daniel Saldaña Aviones sobrevolando un monstruo
ANAGRAMA. 160 PÁGINAS. 16,90 EUROS