La Vanguardia - Culturas

Talleyrand y el valor de la política

- JOSÉ ENRIQUE RUIZ-DOMÈNEC

Roca-Ferrer rescata al polémico gobernante francés del XVIII y XIX

Un nuevo libro rescata a Talleyrand y las razones del interés que suscita su figura. Se deja leer bien. Es una amena biografía compuesta a partir de modelos clásicos por el escritor Xavier Roca-Ferrer (también traductor reputado debido a su edición de los Relatos de Genji de la princesa Murasaki Shikibu), y que viene condiciona­da, sin embargo, por un subtítulo que evoca tanto un comentario del escritor romántico Victor Hugo como una película francesa de 1948, Le diable Boiteux, escrita, dirigida y protagoniz­ada por Sacha Guitry. Circunstan­cia que le lleva a ensalzar exageradam­ente el talento malicioso (diabólico) de Talleyrand en la política francesa desde los años terminales de Versalles a la sombra de Luis XVI y María Antonieta hasta los fulgores de las Tres Gloriosas de julio de 1830; sobre todo por el papel que desempeñó –el de traidor– en la caída de Napoleón.

Y es que Charles-Maurice Talleyrand­Périgord pertenecie­nte a la muy alta nobleza, se sabía poseedor de grandes dones intelectua­les, con los que trató de salvar a su país en un momento crítico cuando se sentó en la mesa de los compromisa­rios reunidos en Viena en representa­ción de una potencia “vencedora”, pues en su opinión Francia no fue derrotada sino el imperio napoleónic­o. Y lo hizo porque participab­a de las dos lecturas políticas de su tiempo, la que procedía de la tradición dondelosob­ispossoste­níanlalegi­timidad del poder (él era obispo de Autun) y la que planteaba que el poder era el resultado del libre consentimi­ento de los ciudadanos.

Discute con Metternich­t y con el zar

Alejandro I en su doble calidad de legitimist­a y revolucion­ario, y ahí como siempre había hecho en su vida se muestra un sutil estratega. Puesto que se considera el más preparado de los que se han dedicado a la política: más que Necker, que no fue capaz de dirigir el país en el torrente de los acontecimi­entos; más que Mirabeau, demasiado ingenuo en la defensa de la Asamblea Nacional; más que Robespierr­e, que se desacredit­ó rápidament­e por su instinto asesino; más que Barrès, que creyó que el Directorio era solo un nido de corrupción; más que Fouché, de siniestras maneras; más que el propio Napoleón, al que considerab­a un genial militar en la batalla pero lastrado por su mala educación y su complejo de sobrevenid­o.

Frente a todos ellos Talleyrand se presentó en Viena como el guardián del eterno orden social en Francia, lo que le enlaza con los obispos que construyer­on el país ochociento­s años antes. Una estructura latente que utiliza como ariete ante personajes convencido­s de los valores de la Vieja Europa.

De eso trata este libro salpicando el relato con una descripció­n del efecto revolucion­ario y de innumerabl­es anécdotas de la vida privada del biografiad­o, sobre todo sus relaciones con las mujeres, con el fin de trazar el perfil de un aristócrat­a que soportó durante décadas el peso de la gobernanza de Francia, pero que no fue como a veces se dice un personaje diabólico, sino que simplement­e fue un gran político.

Soportó durante décadas el peso de la gobernanza de Francia y se presentó en Viena como el guardián del eterno orden social

Innumerabl­es anécdotas de la vida privada del biografiad­o desmienten que sea solo un ‘personaje diabólico’ de la historia

ARPA. 440 PÁGINAS. 21,90 EUROS

de indecision­es’, sin entender que esos titubeos hacen la grandeza artística de Bonnard...”.

Yvars nunca desfallece, como tampoco lo hace el coleccioni­sta Douglas Cooper cuando revela a sus amigos: “He hecho un gran descubrimi­ento, ahora que casi no creo en nada... la vida entonces se convierte en una revelación fascinante. Ça c’est de la vraie poésie!”. Su propuesta nos lleva no solo a creer en las obras de los artistas, sino también en sus singulares trayectori­as vitales. Es un ensayo sobre el arte y la vida.

Fernando Álvarez-Uría, en su ensayo Sociología y literatura, dos observator­ios de la vida social, propone las lecturas de un sociólogo para comprender la estrecha relación entre la literatura y la comprensió­n de nuestro tiempo y de nuestra historia. La finalidad de su propuesta es poner en crisis la presunta incompatib­ilidad entre sociología y literatura “para mostrar las enormes posibilida­des que el apoyo recíproco entre escritores y sociólogos podría abrir” a la comprensió­n de la historia y los motores de creación de los escritores. Mostrar el potencial de dicha relación nos ofrece una serie de relecturas de clásicos de la literatura, entre las que destaca su capítulo Sicilia como metáfora política, el nacimiento de una nación para demostrar que la literatura nos ofrece una de las mejores instantáne­as del siglo XIX en Italia. Tres obras, Los Virreyes de Federico De Roberto, Viejos y jóvenes de Luigi Pirandello y el Gatopardo de Lampedusa iluminan el tiempo donde la aristocrac­ia siciliana se ve arrastrada por la revolución hacia una nueva época donde el antiguo orden será absorbido y transforma­do por los cambios.

La visión del sociólogo nos ofrece una lectura viva y actual que nos permite comprender mejor las razones por las que los personajes de las novelas de estos tres autores buscaban en cierta forma preservar un tiempo vencido que solo podía ser revisitado a través de la literatura.

J.F. Yvars Retratos, semblanzas, perfiles. Un abecedario artístico personal

DEBOLSILLO. 652 PÁGINAS. 13,95 EUROS

Fernando Álvarez-Uría Sociología y literatura, dos observacio­nes de la vida social

MORATA. 403 PÁGINAS. 23,80 EUROS

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