La resistencia del ensayo
En tiempos de mensajes breves y veloces resulta estimulante ver llegar a la redacción a mensajeros cargando enormes cajas de libros procedentes del grupo Anaya como porteadores de una película de Tarzán que contienen algo más valioso que el marfil: libros para leer, pero también para pensar. La denominación “ensayo” parece remitirnos a obras de gran peso académico y una densidad espesa que ahuyenta a los lectores no avezados. Incluso se ha acabado camuflando el término ensayo y cambiándolo por no ficción, a la manera anglosajona. El grupo Anaya es de los que mantienen el marchamo en la cabecera de su emblemática colección Alianza Ensayo, pero también en sus sellos Tecnos y Cátedra. Me pongo al habla con el editor de las editoriales Tecnos y Cátedra, Manuel González. Y con la editora de Alianza Editorial, Valeria Ciompi (que también lo es de Alianza Ficción en una bipolaridad que lleva desde hace años con mucha naturalidad): “Siempre me ha parecido que los editores sabemos un poquito de muchas cosas muy diferentes, algunas totalmente prescindibles, tenemos curiosidad por todas y no podemos profundizar en casi nada”, me dice risueña.
Les pregunto si en tiempos en que la comunicación es menos que telegráfica hay que replantearse la manera en que se escriben o se publican los libros de ensayo. Para Manuel González “no debería influir en la forma de tratar el ensayo. Es imposible sintetizar en eslóganes simplistas o consignas repetitivas aquello que precisa de muchas horas de estudio y documentación. No obstante, si lo que se pretende es que la obra llegue a la mayor cantidad de público, tendrá que lograr una síntesis suficiente de contenido con un estilo ágil y sin demostraciones de erudición innecesaria. No siempre se consigue, pero es lo ideal”. Valeria Ciompi considera que “el tiempo de lectura es un elemento que tener en cuenta. El modo de leer ha cambiado, aunque de pronto hay libros sorprendentes que contradicen cualquier reflexión al respecto: es fácil que nos venga a la cabeza El infinito en un junco. Somos menos pacientes a la hora de leer y estamos muy acostumbrados a recibir píldoras de información sobre los temas que nos interesan. En los últimos años asistimos a una muy interesante proliferación de ensayos de divulgación concisos y apasionantes y cada vez hay más autores del ámbito académico que consiguen aunar interés, rigor, amenidad y brevedad”.
Sobre los temas candentes de esta época que el ensayo debe mostrarnos, Ciompi cree que “la pregunta debería ser cuáles son los temas no candentes en tiempos tan complejos y confusos. El campo es inmenso y creo que vivimos un florecimiento del pensamiento escrito que nos puede socorrer y apoyar cuando el pensamiento racional parece haberse ausentado de otras esferas de nuestra vida real mecidas por un intenso tráfico de emociones”. Manuel González me explica que “en la actualidad, la política y la historia, tanto nacional como internacional, asumen una parte importante de las publicaciones de esta categoría. La preocupación por el medio ambiente y la divulgación científica o artística siempre tienen mercado. Junto a ellas, las monografías de ciencias puras y sociales son de consumo eminentemente académico con público más especializado. Finalmente, el género de las biografías
Manuel González y Valeria Ciompi (Anaya) reflexionan en torno a un género que desafía todas las crisis
es un valor seguro e inagotable”.
Les pido una cata de libros de ensayo para esta primavera y la lista que me hacen es tan larga como la de los reyes godos. Ciompi hace hincapié en Historia y conciencia del precariado de Diego Fusaro, “un ensayo polémico que profundiza en el nuevo conflicto de clase en el contexto de la globalización”, o Diseñar el desorden. Experimentos y disrupciones en la ciudad de Pablo Sendra y el gran Richard Sennett, sobre los riesgos de la ciudad del siglo XXI ante una obsesiva planificación urbanística que limite su riqueza humana. Manuel González, entre varios, me señala Ética de la inteligencia artificial de Mark Coeckelbergh y Basura. Usos culturales de los deshechos de Maite Zubiaurre, en Cátedra. También El toro por los cuernos: Vox y el voto obrero de Arturo Regla, en Tecnos. ¿Quiéndijoqueelensayoeraaburrido?