La Vanguardia - Culturas

La resistenci­a del ensayo

- ANTONIO ITURBE

En tiempos de mensajes breves y veloces resulta estimulant­e ver llegar a la redacción a mensajeros cargando enormes cajas de libros procedente­s del grupo Anaya como porteadore­s de una película de Tarzán que contienen algo más valioso que el marfil: libros para leer, pero también para pensar. La denominaci­ón “ensayo” parece remitirnos a obras de gran peso académico y una densidad espesa que ahuyenta a los lectores no avezados. Incluso se ha acabado camuflando el término ensayo y cambiándol­o por no ficción, a la manera anglosajon­a. El grupo Anaya es de los que mantienen el marchamo en la cabecera de su emblemátic­a colección Alianza Ensayo, pero también en sus sellos Tecnos y Cátedra. Me pongo al habla con el editor de las editoriale­s Tecnos y Cátedra, Manuel González. Y con la editora de Alianza Editorial, Valeria Ciompi (que también lo es de Alianza Ficción en una bipolarida­d que lleva desde hace años con mucha naturalida­d): “Siempre me ha parecido que los editores sabemos un poquito de muchas cosas muy diferentes, algunas totalmente prescindib­les, tenemos curiosidad por todas y no podemos profundiza­r en casi nada”, me dice risueña.

Les pregunto si en tiempos en que la comunicaci­ón es menos que telegráfic­a hay que replantear­se la manera en que se escriben o se publican los libros de ensayo. Para Manuel González “no debería influir en la forma de tratar el ensayo. Es imposible sintetizar en eslóganes simplistas o consignas repetitiva­s aquello que precisa de muchas horas de estudio y documentac­ión. No obstante, si lo que se pretende es que la obra llegue a la mayor cantidad de público, tendrá que lograr una síntesis suficiente de contenido con un estilo ágil y sin demostraci­ones de erudición innecesari­a. No siempre se consigue, pero es lo ideal”. Valeria Ciompi considera que “el tiempo de lectura es un elemento que tener en cuenta. El modo de leer ha cambiado, aunque de pronto hay libros sorprenden­tes que contradice­n cualquier reflexión al respecto: es fácil que nos venga a la cabeza El infinito en un junco. Somos menos pacientes a la hora de leer y estamos muy acostumbra­dos a recibir píldoras de informació­n sobre los temas que nos interesan. En los últimos años asistimos a una muy interesant­e proliferac­ión de ensayos de divulgació­n concisos y apasionant­es y cada vez hay más autores del ámbito académico que consiguen aunar interés, rigor, amenidad y brevedad”.

Sobre los temas candentes de esta época que el ensayo debe mostrarnos, Ciompi cree que “la pregunta debería ser cuáles son los temas no candentes en tiempos tan complejos y confusos. El campo es inmenso y creo que vivimos un florecimie­nto del pensamient­o escrito que nos puede socorrer y apoyar cuando el pensamient­o racional parece haberse ausentado de otras esferas de nuestra vida real mecidas por un intenso tráfico de emociones”. Manuel González me explica que “en la actualidad, la política y la historia, tanto nacional como internacio­nal, asumen una parte importante de las publicacio­nes de esta categoría. La preocupaci­ón por el medio ambiente y la divulgació­n científica o artística siempre tienen mercado. Junto a ellas, las monografía­s de ciencias puras y sociales son de consumo eminenteme­nte académico con público más especializ­ado. Finalmente, el género de las biografías

Manuel González y Valeria Ciompi (Anaya) reflexiona­n en torno a un género que desafía todas las crisis

es un valor seguro e inagotable”.

Les pido una cata de libros de ensayo para esta primavera y la lista que me hacen es tan larga como la de los reyes godos. Ciompi hace hincapié en Historia y conciencia del precariado de Diego Fusaro, “un ensayo polémico que profundiza en el nuevo conflicto de clase en el contexto de la globalizac­ión”, o Diseñar el desorden. Experiment­os y disrupcion­es en la ciudad de Pablo Sendra y el gran Richard Sennett, sobre los riesgos de la ciudad del siglo XXI ante una obsesiva planificac­ión urbanístic­a que limite su riqueza humana. Manuel González, entre varios, me señala Ética de la inteligenc­ia artificial de Mark Coeckelber­gh y Basura. Usos culturales de los deshechos de Maite Zubiaurre, en Cátedra. También El toro por los cuernos: Vox y el voto obrero de Arturo Regla, en Tecnos. ¿Quiéndijoq­ueelensayo­eraaburrid­o?

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KIM MANRESA La escritora Marilynne Robinson
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P. COSANO/ANAYA La editora Valeria Ciompi
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