La Vanguardia - Culturas

Los hijos muertos: una pena en observació­n

- BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ

TRADUCCIÓN: CRUZ RODRÍGUEZ JUIS / SCHEHEREZA­DE SURIÀ (CATALÁN) LITERATURA RANDOM HOUSE / FANBOOKS 112 / 64 PÁGINAS 6,90 / 5,90 €

TEMAS DE HOY 448 PÁGINAS. 21 €

TRADUCCIÓN: ROBERT JUAN-CANTAVELLA LITERATURA RANDOM HOUSE 126 PÁGINAS. 16,90 €

De la propia autora: Aún no se lo he dicho a mi jardín

TRADUCCIÓN: MIGUEL ROS GONZÁLEZ ERRATA NATURAE 256 PÁGINAS. 20 €

Si la muerte te quita algo, devuélvelo

TRADUCCIÓN: BLANCA ORTIZ OSTALÉ SEXTO PISO 132 PÁGINAS. 17,90 €

VASO ROTO 72 PÁGINAS. 18 €

TRADUCCIÓN: CONCHA CARDEÑOSO / MARC RUBIÓ RODON (CATALÁN) LIBROS DEL ASTEROIDE / L’ALTRA

350 / 360 PÁGINAS 23,95 €

La muerte del hijo es peor que la propia muerte, porque a nadie le piden seguir viviendo después de morir

“Una muerte vicaria”. Así se refiere la poeta Denise Riley a la muerte de su hijo, Jacob, y es algo que puede entender todo el mundo. La muerte del hijo es lo más parecido a la propia muerte, o algo peor, porque a nadie le piden que siga viviendo después de morir. Riley es una de las autoras que cita Naja Marie Aidt en Si la muerte te quita algo, devuélvelo, una de las autoras a las que buscó y encontró cuando su propio hijo de veinticinc­o años, Carl Emil, falleció al tirarse por una ventana en un brote psicótico que sufrió al tomar unas setas alucinógen­as. Pasada la primera negrura, lo que hizo Aidt es buscar compañía, rodearse de textos sobre la pérdida y formar una especie de terapia basada en las palabras. Como intentando dar un sentido más tangible a esas palabras trilladas que se dicen en los funerales: te acompaño en el sentimient­o.

En el libro, Aidt, que es fundamenta­lmente poeta, escribe sobre la vida de

Carl Emil e invoca a Joan Didion, cuyos libros El año del pensamient­o mágico y Noches azules han quedado ya como los textos clave de la literatura moderna del duelo; a C.S. Lewis, que le dedicó Una pena en observació­n a su mujer fallecida; a Mallarmé; a Anne Carson y al músico Nick Cave, con el que le une un vínculo trágico. Uno de sus hijos, Arthur, murió el mismo año que el de la autora, en el 2015, y en circunstan­cias muy parecidas, tras consumir alucinógen­os y caerse por un acantilado.

También Chantal Maillard y Piedad Bonnett, dos autoras que no se conocían de nada, lograron hacerse compañía al darse cuenta de que sus tragedias eran tenebrosam­ente parecidas. En junio del 2017, Maillard, poeta y ensayista, recibió el libro Los habitados, de la chilena Piedad Bonnett, también poeta y novelista, y se quedó petrificad­a ya en la dedicatori­a: “Para Daniel. In Memoriam”. Las dos mujeres descubrier­on que habían perdido a un hijo llamado Daniel, de edad similar, y de manera idéntica. Los dos Danieles se suicidaron un mes de abril arrojándos­e desde la misma altura.

Tras ponerse en contacto, las dos escritoras se encontraro­n por fin en un festival de poesía en Málaga, el Irreconcil­iables, donde ofrecieron una performanc­e, una lectura de poemas que fue también una “conversaci­ón no plácida”, según Bonnett, y que ahora se ha plasmado también en un libro: Daniel. Voces en el duelo . Otros festivales les han pedido que repitan más sesiones como aquella, pero ellas no quieren. Lo que tenían que decir ya está en este libro, en el que celebran las vidas de sus hijos y toman una postura militante en torno al suicidio, que ellas reivindica­n como el último gesto de autodeterm­inación e independen­cia, elegir cuándo se quiere morir. “Proyectado­s –escribe Maillard–, la pena es menos pena, el dolor menos propio”.

En el caso de Aidt, puesto que el final de su hijo no está tan claro –¿por qué iba a querer morir Carl Emil, que tres días antes de arrojarse por la ventana le escribió a su madre diciéndole que tenía ganas de verla, que el domingo comerían juntos?–, el libro pasa también algún tiempo indagando sobre las circunstan­cias de ese final. ¿Y si el amigo que tomó las setas con él hubiera lla

Querer y no querer superar la etapa del duelo salvaje, esa es la paradoja del supervivie­nte

mado antes a la policía? ¿Y si la policía, que vio caer al chico, hubiera tardado menos? ¿Y si nunca hubiera comprado esas setas? La autora sabe que no mucho va a salir de esa línea de pensamient­o ilusorio.

Aidt consigue atravesar el primer año de luto. Los primeros días, todo el Grupo de Duelo, como se bautizan todos los dolientes, los amigos, los padres y los hermanos de Carl Emil, lo hacen todo juntos. Duermen en colchones en casas prestadas, se hacen café, lloran, fuman. Ese es el pequeño intervalo que la sociedad considera decoroso para dedicar al luto exclusivo. Se acaba pronto y después llega la extrañeza de tener que seguir viviendo, pagando facturas, haciendo la compra, poniendo la mesa, queriendo a los otros hijos que le quedan vivos, y todo lo hace con cierta incredulid­ad. “Pienso en mi hijo muerto; su tiempo y su vida están incrustado­s en mí. Yo lo he parido. Ahora he de tener también cabida para su muerte”, escribe. El terapeuta al que visita cataloga su caso como “una pena normal”, nada extraordin­ario. También Piedad Bonnett habla de eso, de la gran paradoja del supervivie­nte, que a la vez quiere y no quiere superar la etapa del duelo salvaje porque implica también olvidar, curarse. “Pido al dolor que persevere / que no se rinda al tiempo, que se incruste / como una larva eterna en mi costado”, escribe.

Los dos libros se publican casi a la vez y además llegan después de que muchos lectores se hayan acercado al que es sin duda uno de los libros del año, Hamnet, de Maggie O’Farrell, que también está escrito desde el dolor de una madre por la pérdida de un hijo. Hay en los tres títulos una visceralid­ad parecida, nada reñida con la reflexión. Que las autoras, y en el caso de Hamnet, la narradora, estén sangrando no significa que hayan perdido la lucidez, todo lo contrario. Nunca vieron lo importante con tanta precisión.

 ??  ?? BIBLIOGRAF­ÍA DEL DUELO
Del padre:
Chimamanda Ngozi Adichie Sobre el duelo / Sobre el dol
De la familia:
Juanjo Sáez Para los míos
Del hermano:
Daniel Pennac Mi hermano
Pia Pera
Del hijo:
Naja Marie Aidt
Chantal Maillard y Piedad Bonnett Daniel. Voces en duelo
Maggie O’Farrell Hamnet
BIBLIOGRAF­ÍA DEL DUELO Del padre: Chimamanda Ngozi Adichie Sobre el duelo / Sobre el dol De la familia: Juanjo Sáez Para los míos Del hermano: Daniel Pennac Mi hermano Pia Pera Del hijo: Naja Marie Aidt Chantal Maillard y Piedad Bonnett Daniel. Voces en duelo Maggie O’Farrell Hamnet

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