El liberalismo debe ser un humanismo
El asalto al Capitolio alentado por Trump es el punto de partida de la reflexión que brinda José María Lasalle sobre los desafíos políticos de Occidente
“Insisto, no podemos pensar que hemos vivido algo anecdótico”. Ese algo son los sucesos que el 8 de enero se produjeron en Washington: el asalto tumultuario del Capitolio alentado por Trump y cuyo propósito, dictado por el César neoliberal y nutrido en las redes de la derecha alternativa, era sabotear los procedimientos de la democracia liberal. En El liberalismo herido José María Lassalle (Santander, 1966) piensa una y otra vez su significación. Lo que en sus dos anteriores ensayos –Contra el populismo (2017) y Ciberleviatán (2019)– estaba planteado como distopías amenazadoras, podría haberse convertido en realidad en esas horas caóticas. No fue una anécdota. Lleva tiempo advirtiendo sobre ello. Y elaborando una alternativa.
Durante los dos años que ejerció como secretario de Estado de Agenda Digital, el liberal Lassalle empezó a explorar nuevos caminos reflexivos. Y al dejar la política en 2018 siguió avanzando en la misma dirección hasta instalarse en uno de los territorios más interesantes del pensamiento español actual. En Barcelona lo hemos podido comprobar. Los dos ciclos de conferencias que recientemente ha coordinado en el Cercle d’Economia responden a su afán por pensar los grandes desafíos políticos que Occidente tiene planteados. Con rigor y en positivo, desde la crítica y con voluntad constructiva. Esos desafíos, que considera urgentes, son el tema de este nuevo ensayo, espléndido, donde explicita cómo ha ido repensando a fondo el lugar del que partió.
Porque él es un intelectual que conoce los clásicos de su tradición. Aquí explica cuál fue su función en la disolución del antiguo régimen y la fundamentación de las democracias tal como las hemos conocido. Pero esa organización política de la sociedad, que busca hibridar libertad e igualdad, está siendo golpeada por la reencarnación de sus principales enemigos históricos. Si primero fueron el librecambismo y su evolución en el neoliberalismo, ahora grandes corporaciones tecnológicas están propulsando un giro entre libertario y neofascista para cubrir la realidad con el manto de sombra de una Ilustración oscura.
¿No estamos hoy a su merced? ¿No es eso que vimos hace menos de medio año una amenaza real? En el corazón del libro, al pensar ese día en Washington, propone una comparación más que inquietante. Afirma que en 1923 el Putsch de Hitler fracasó porque la insurrección no contaba con los apoyos necesarios para que triunfase. No tenía el poder duro: ni el empresariado ni el ejército. Pero al cabo de diez años, durante los cuales la democracia liberal no supo regenerarse, la victoria nazi tuvo los apoyos fundamentales y se instauró la dictadura con facilidad. En 2021, en su intento de golpe 4.0, Trump habría fracasado cuando las grandes compañías tecnológicas –un poder no institucional que monopoliza la soberanía digital– decidieron abortarlo. Fue una decisión corporativa, al margen de la ley, y que no podía dictar la democracia liberal. Pero podrían cambiar de opinión en función de sus intereses.
Grandes corporaciones tecnológicas están propulsando un giro entre libertario y neofascista para tapar la realidad
El grueso del libro desarrolla este análisis histórico y propone una descripción del presente que arranca con los atentados del 11-S, sigue con la crisis económica del 2008 y llega hasta la pandemia y la voluntad populista de convencernos que las democracias plenas han dado una mala respuesta al desafío sanitario. Pero tan importante como el diagnóstico es el remedio que propone. Una relectura de Spinoza como base de una refundación del liberalismo que debe impulsar ya el humanismo tecnológico como condición para la cooperación de los ciudadanos frente al odio y la intolerancia.
ARPA. 206 PÁGINAS. 17,90 EUROS