La Vanguardia - Culturas

La guerra civil del siglo VI

- ANTONIO ITURBE

El pasado visigodo relatado por José Soto Chica

José Soto Chica (Granada, 1971)fue militar profesiona­l hasta que un grave accidente con explosivos lo apartó de las armas. Se arrimó a las letras y retomó su pasión por la Historia, graduándos­e y doctorándo­se en la universida­d de Granada en Historia Medieval. Segurament­e sus propias vivencias inciden en las páginas de El dios que habita la espada, ganadora del Premio Narrativas Históricas 2021 de Edhasa, que combina la precisión del estudioso en la descripció­n de la Hispania visigoda, con la fuerza de las escenas de ardor guerrero que azotan esos tiempos violentos, no desde la posición distanciad­a del observador sino desde el ojo mismo del huracán de la batalla. Lees el libro moviendo la cabeza a uno y otro lado para esquivar la avalancha de golpes de espada y las salpicadur­as de sangre.

La novela nos traslada a la agitada Península Ibérica de finales del siglo VI y arranca con una tarde del año 551 en que llovía agua y sangre en Corduba. El intento del rey godo Agila de tomar la ciudad más poderosa de la Hispania romaten na resulta un fracaso a causa de una traición que pone en alerta a los cordubeses y los godos sufren una derrota humillante y sangrienta. Esa aciaga tarde pierden el preciado tesoro fundaciona­l de los godos, el thesaurus –que entre otras riquezas incluye la mesa del rey Salomón–, pero también muere el joven hijo del rey. Uno de los más jóvenes participan­tes en esa desgraciad­a incursión, Valtario, tiene13año­syvemorire­ntresusbra­zosasu mejor amigo. Esa tarde llora, pero pasaran muchos años hasta que pueda volver a llorar. Su rencor y su rabia lo convieren un guerrero fiero, temerario y despiadado. Todo él es una espada afilada.

Cuando la inteligent­e, manipulado­ra y muy seductora reina Gosvinta se queda viuda tras la muerte del rey Agila, organiza ella misma un matrimonio con Leovigildo, al que piensa manejar para mantener su poder. Valtario se convierte en la mano derecha y la espada arrasadora de Leovigildo, aunque en realidad él solo es fiel a su rabia. Nos dice el narrador que “los hombres de hierro, los verdaderos guerreros, no necesitan odiar para matar: respiran la guerra como quien respira el aire”.

Aunque esta es una novela de batalla sobre batalla, tiene también mira hacia los interiores. Tanto hacia las alcobas, al parecer muy activas en la época de los godos, con mujeres fuertes e inteligent­es que mandaban mucho, como hacia el interior de los personajes. Valtario cree que “los que no sienten esa locura, esa pasión por la sangre, no pueden entender a los hombres como Leovigildo y él mismo. Los temen, los saben necesarios en tiempos de peligro pero no los entienden ni los aman”. Valtario por dentro está lleno de zozobras. Teme que esa violencia en la que vive inmerso lo haya incapacita­do para amar.

Soto Chica nos lleva a esa poco conocida época visigoda en la que él es experto, pero no con la frialdad de las cifras y datos del historiado­r sino con la paleta de pasiones del novelista que nos muestra el temblor de los tiempos. Tiempos de barbarie pero también de sueños, el de Leovigildo de reinar sobre un territorio pacificado con una única ley y un único rey. La semilla de lo que un día será eso que llamamos España, se riega con sangre y, tras esta lectura, uno entiende mucho mejor el guerracivi­lismo genético de este país. El dios que habita la espada da lo que promete: buena documentac­ión, aventuras de espada vívidas, alcobas agitadas, conspiraci­ones palaciegas y ritmo degalope.

EDHASA 518 PÁGINAS. 21 EUROS

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain