Los caminos de la libertad en la literatura actual
⁄ Tragedias y comedias que se unen para crear situaciones disparatadas y a menudo desconcertantes
Estas novelas están llenas de sorpresas, situaciones límite, estructuras complejas, pero sobre todo mucha imaginación
La narrativa española ha dejado definitivamente de ver la realidad en una sola dirección, para descubrir distintos caminos que nos lleven a ella, en un ejemplo de libertad creadora. La relación entre amor y odio está en el centro de Tostonazo ,de Santiago Lorenzo (Blackie Books), donde, como en la celebrada Los asquerosos, comedia y tragedia se funden, en una acumulación de desastres que cobran especial intensidad gracias a la vitalidad de la lengua. En Hijos de la fábula ,de Fernando Aramburu (Tusquets), en la huida llena de divertidos percances por parte de dos miembros de ETA abandonados por la organización asistimos a una animada conversación. Nos acompañan los espléndidos retratos de figuras femeninas y la fuerza de la naturaleza.
En El último día de la vida anterior, de Andrés Barba (Anagrama), los acontecimientos más extraños, rozan lo inverosímil pero se hacen verosímiles gracias al escenario en el que tienen lugar. Notables muchas escenas, tan atractivas como memorables. En Las ventanas inolvidables, de Menchu Gutiérrez (Galaxia Gutenberg), la minuciosa observación desde los infinitos tipos de ventana nos llevan a un mundo alucinante y penetramos en la máquina del tiempo donde la memoria nos transporta a una dimensión onírica.
En Cielo sucio ,de Edgardo Cozarinsky (Tusquets), un recorrido por las calles de Buenos Aires provoca una sucesión de situaciones con frecuencia delirantes y desde la primera página nos encontramos con una serie de objetos curiosos y fantasmagóricos personajes. La escala social , de Manuel Longares (Galaxia Gutenberg), está integrada por textos independientes de una sola página donde la imaginación sustituye a la trama, con divertidas e irreverentes referencias al sexo y, sobre todo, a la política.
En Santander, 1936 (Anagrama), Álvaro Pombo abandona sus dos grades temas recurrentes, la religión y la homosexualidad y toda pirueta sintáctica en una novela sobre la rancia dinastía de los Pombo, protagonistas de la audaz dialéctica entre falangistas y republicanos. Nosotros ,de Manuel Vilas (Destino), es una novela que oculta taimadamente muchas de sus claves. Siempre presentes la música, la literatura y el cine, con un soneto de Quevedo como motivo central, compartimos un canto al amor, dramatizado precisamente por su ausencia.
Llena de hondas sugerencias, Anoxia, de Miguel Ángel Hernández (Anagrama), gira en torno a la tradición de la fotografía mortuoria. A esta interesante temática se añaden el conflicto familiar y generacional y una misteriosa fotografía que desencadena una dramática crisis. Cualquier verano es un final ,de (Alfaguara), narra la profunda amistad, tal vez amor, entre Yorick y su amigo Lluiz,yladecisióndeéstedesuicidarse.El encuentro entre ambos y los desplazamientos geográficos generan una serie de extrañas situaciones donde coinciden la euforia y la dramática voluntad de morir.
En Todo va a mejorar, Almudena Grandes (Tusquets) regresa a sus temas familiares, pero ahora con una nueva y divertida dimensión: la de imaginar una España que funcionara como una empresa, dejando a los lectores en manos de la imaginación. Pese a su compleja estructura, se mantiene siempre una placentera fluidez. En Persecución y asesinato del rey de los ratones representada por el coro de los ratones ,de A.G. Porta (Acantilado), asistimos al proceso de recreación del Cuento de Navidad, de Dickens, en un vano intento por dar una versión definitiva. La heroína de Retrato de una mujer moderna ,de Manuel Vicent (Alfaguara), es la tonadillera Conchita Piquer. Atrae la compleja personalidad de la artista en lo que puede leerse como una biografía al servicio de la ficción, donde la imaginación domina sobre la documentación.
En La isla del doctor Schubert ,de Karina Sainz Borgo (Lumen), a la isla de Mallorca se llega en un viaje homérico en el que encontramos lamias, dragones o cíclopes, y escuchamos el canto de las sirenas. Triunfa por encima de todo la portentosa imaginación dominada por lo mágico y lo fabuloso. Castillos de fuego, de Martínez de Pisón (Seix Barral), es un magnífico ejemplo de cómo por encima de lo que pueda interesar la trama (aquí, la sórdida posguerra, de 1939 a 1945), lo que cuenta es el talento del narrador para desarrollarla. Novela muy documentada, está llena de vida y cercana al lector gracias a la naturalidad de la prosa.
Sangre de horchata,de Luisa Castro
(Alfaguara), es una trepidante novela en torno a las relaciones familiares, con personajes realmente poderosos que nos llevan, de sorpresa en sorpresa, a situaciones límite, en una trama rica tan divertida como dramática. En Persianas metálicas bajan de golpe , de Marta Sanz (Anagrama), asistimos a los sabios consejos de los drones a los seres humanos, en una novela cercana a la ciencia ficción. Abundan las reflexiones, especialmente sobre la vejez, la memoria y el olvido, en una prosa densa pero en la que una vez penetramos en ella no queremos salir.
En Solo humo ,de Juan José Millás
(Alfaguara), nos encontramos con situaciones que nos resultan familiares, como la intromisión de un piso en el piso de al lado, y al mismo tiempo llenas de sorpresas desconcertantes. Aquí tiene un especial interés la lectura de los cuentos de los Grimm desde el interior del relato, de modo que estamos al mismo tiempo dentro y fuera,somoslectoresypersonajes. /