En los grandes temas
Use Lahoz relata la historia de iniciación de una adolescente, Sandra, que afirma su sexualidad al tiempo que asiste al divorcio de sus padres y hace nuevas amistades
En su anterior novela, Jauja, Use Lahoz (Barcelona, 1976) indagaba en el remordimiento a través de la rememoración del pasado y de los errores cometidos en él.
Aquí se trataba un paisaje metafórico, El jardín de los cerezos, de Chéjov, a cuya representación asiste la actriz María Broto y que, al finalizar, recibe la noticia del fallecimiento de su padre Teodoro. Esto la lleva a enfrentarse con las heridas habidas en su infancia, con ese otro paisaje, esta vez real, que es el de la niñez maltratada y, para ello, Use Lahoz recurre a los grandes temas, el amor y su pérdida y, sobretodo, el deseo de perdón, de redención que anida en toda alma dolorida.
El autor, poseedor ya de una obra considerable desde que en 2005 publicara Leer del revés, a la que siguió Los Baldrich ,es proclive a utilizar los grandes temas, lo que es de agradecer ante tanta proliferación de pequeñeces, encarnados en personajes inmersos en una inicial confusión y que en el transcurso de la historia adquieren luz, conocimiento de sí. En su última novela, Verso suelto, esa tendencia se hace aún más explícita relatando la historia de un descubrimiento, el que realiza Sandra Martos en su adolescencia cuando se hace cargo de su lesbianismo a la vez que asiste al divorcio de sus padres, lo que la lleva a cierta desolación de la que le salva Isa, la monitora de los campamentos de verano donde Sandra pasa parte de sus vacaciones. La amistad con Jimena, una chica de familia burguesa, le abre las puertas de la percepción donde Sandra asistirá a ese doble juego de la vida, el placer y el dolor, el amor y su contrario... en una suerte de avatares que hacen de esta novela una bella narración iniciática.
El autor combina muy bien los coloquialismos con una prosa estilizada y de ese contraste surge cierta fascinación. Así, la diferencia entre el modo de narrar en el diálogo de Enrique, padre de Sandra, con Jimena en contraste con la descripción,
⁄ La protagonista de la novela asistirá a ese doble juego de la vida, el placer y el dolor, el amor y su contrario
muy bella, de Barcelona: “Desde lo alto del Punxet, allá donde la ciudad abraza la subida al Tibidabo y los edificios exhiben pesadas puertas de hierro... hasta Hospitalet, donde la argamasa y la chapa parecen reproducirse...” En ese espacio intermediosucedetodalahistoria.