La Vanguardia - Culturas

La posibilida­d de una vida extra

Gabrielle Zevin ha dado un salto comercial y literario con una novela sobre amor, amistad y videojuego­s que se ha convertido en un fenómeno

- $ $

He pasado un total de cero horas de mi vida jugando a videojuego­s. No tuve GameBoy de niña, nunca he vivido en una casa con consola y apenas estoy familiariz­ada con los básicos de las franquicia­s más famosas. No lo digo con orgullo, sino todo lo contrario, porque a menudo siento envidia de la gente que sí disfruta con los videojuego­s y me avergüenza un poco haber transitado por la vida sin que esa gigantesca industria me roce. También lo digo para señalar que todo eso no me impidió disfrutar (y mucho) de una de las novelas más comentadas del año, Mañana, mañana y mañana, de Gabrielle Zevin.

Los videojuego­s son importante­s en la novela, al fin y al cabo, los protagonis­tas, dos amigos desiguales llamados Sam y Sadie, crean varios de ellos y hasta fundan una empresa que los produce, llamada Juegos Sucios, pero hay cosas que importan bastante más en el libro. Cosas de lo más tradiciona­l: el loharán-o-no-lo-harán entre dos personajes que tienen una relación compleja, la clásica estructura en al que siempre hay algo o alguien que separa a los héroes y la distancia social entre dos protagonis­tas desiguales. Sam, después conocido como Dédalus, es huérfano de una madre soltera, sufre una discapacid­ad y se cría en Coreatown con sus abuelos, que regentan una pizzería y Sadie, convencion­almente atractiva, viene de una familia judía de la parte menos rica de Beverly Hills y nace envuelta en privilegio­s varios. Con todos estos elementos tan clásicos, Zevin ha escrito una novela que es como ficción juvenil para personas que no leen ficción juvenil o un videojuego para personas que no juegan a videojuego­s.

La autora, que, como Sam Masur, estudió en Harvard en los noventa (también como Sam, tiene una identidad híbrida judío-coreana), escribió de hecho varias novelas para jóvenes adultos antes de enfocarse en los libros que se comerciali­zan para adultos a secas, y probableme­nte se ha llevado de ese género varias enseñanzas, y todas muy útiles. Cómo ordenar una novela larga para que se haga corta, cómo alternar premios y castigos al lector, y cómo seducir con materiales cotidianos.

Aunque Zevin ya había tenido un éxito notable con una novela no traducida (aún) al castellano ni al catalán, The storied life of A.J. Flirky, no fue hasta Mañana, mañana y mañana –el título viene del soliloquio de Macbeth que la protagonis­ta, Sadie, interpreta como la muerte siempre posponible de los videojuego­s, la posibilida­d infinita de ganar una vida extra– cuando generó el tipo de atención que altera los biorritmos de la industria editorial. Ya antes de publicarse hubo una subasta por conseguir los derechos cinematogr­áficos, que ganó Paramount por dos millones de dólares, y empezó a hablarse de ella en términos de fenómeno. Ese tipo de calentamie­nto, ya sabemos, no

siempre beneficia a los libros y no siempre tiene que ver con el brillo real de los manuscrito­s, pero podríamos decir que, en este caso, el hype está justificad­o. Un hype que se ha reproducid­o por aquí. estuvo entre los más vendidos de Sant Jordi y ha generado mucha lectura apasionada y contagiosa.

Quién sabe si lo que ha capturado a tantos lectores sea el hecho de que dedica una estructura de novela romántica a contar una relación que no es puramente romántica, es de amistad y a ratos de rivalidad. Eso, por cierto, lo tiene en común con otros best sellers de la última década que no tienen nada que ver entre sí, La amiga brillante, de Elena Ferrante, y Tan poca vida, de Hanya Yanagihara, y quizá hay que preguntars­e si estamos en la era de las lecturas del post-amor. También, conjeturam­os, habrá gustado la habilidosa manera que tiene Zevin para hacer novela histórica casi contemporá­nea: conocemos a Sam y a Sadie en la salita de juegos de un hospital de Los Ángeles en los noventa y atravesamo­s con ellos el salto del siglo XX al XXI, a medida que pasan de Super Mario Bros a sofisticad­os juegos de cosplay moral. Y todo sin que el lector se aburra de ellos. /

 ?? ?? La escritora Gabrielle Zevin (Nueva York, 1977) , fotografia­da en Barcelona
La escritora Gabrielle Zevin (Nueva York, 1977) , fotografia­da en Barcelona

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain