Las palabras importan, y mucho
Diversos volúmenes sobre el lenguaje abordan cómo lo usamos según las circunstancias. Queda patente una complejidad de la que aún está lejos la inteligencia artificial
Un buen antídoto para apaciguar la desazón que la irrupción del chat GPT puede generar en algunos –especialmente los que trabajan con textos– es sumergirse en el maravilloso y fascinante mundo del lenguaje de la mano de tantos estudiosos (lingüistas, filólogos, semiólogos, sociólogos, neurólogos…). La reciente cosecha de libros que abordan de forma clara y amena diferentes aspectos de la escritura, el habla y las nuevas formas de relacionarnos resulta especialmente oportuna y refuerza nuestra autoestima.
⁄ La buena conversación es una excelente fábrica de ideas, dice el investigador Mariano Sigman
Mariano Sigman (Buenos Aires, 1972), doctor en Neurociencia, plantea en El poder de las palabras (Debate) muchas preguntas para trazar caminos que nos ayuden a entendernos. El libro, que tiene como faro a Michel de Montaigne y su Del arte de conversar, indaga en los procesos de aprendizaje lingüístico y en los mecanismos de comunicación, donde las emociones juegan un papel clave y potenciador. “Hablar con los demás es la manera más natural de aprender a hablar con uno mismo”, señala Sigman.
El volumen nos acerca estudios y ejercicios que aúnan la neurociencia con la práctica comunicativa. Conocemos datos (nuestra capacidad de aprendizaje en la edad adulta es la misma que cuando éramos niños, también que llegamos a utilizar treinta mil palabras), curiosidades (los maniq, en el sur de Tailandia, tienen quince vocablos exclusivos referidos a olores) e identificamos procedimientos arraigados en la creación de nuestras narrativas (los falsos recuerdos son una parte).
Las páginas de este ensayo son una invitación constante a tener una actitud amable, a manejar las emociones y con ellas los vocablos: “Las palabras que usamos dan forma y color a nuestro mundo y al de las personas que más queremos”. Son –apunta el autor– una suerte de vestimenta y la buena conversación, la mejor fábrica de ideas que tenemos.
Nuevas voces, nuevas pronunciaciones y constantes variaciones en el uso del lenguaje de la mano de los hablantes son realidades que recoge la catedrática de lengua española de la Universidad de Sevilla Lola Pons (Barcelona,1976)ensuúltimo trabajo, El español es un mundo (Arpa). Con su habitual soltura y erudición plantea temas tan actuales como el uso del signo almohadilla, la traslación del lenguaje ortográfico al discurso hablado (¡paréntesis!), los diferentes acentos (“Madriz”, el caribeño “amol” o el andaluz) o por qué perdemos la d (“llegao”").
El que fue director de la Real Academia Española Darío Villanueva incide en Poderes de la palabra (Galaxia Gutenberg), compuesto por doce ensayos, en lo que J.L Austin denominó “hacer cosas con palabras”. Repasa el análisis pragmático de los discursos –en la literatura, jurisprudencia, política o publicidad–, el uso de la retórica –su vigencia en la comunicación digital–. Afirma que la corrección
política, si no responde a dictados racionales, lleva a “resultados ridículos por el abuso de eufemismos o circunloquios o por la invención de soluciones carentes de la más mínima lógica gramatical”.
De la cuenta de Twitter @EtimosDirectos creada por Shayma Filali (Madrid, 2000) e Israel Villalba (Madrid, 1982) –alumna y profesor– surge La vida secreta de las palabras (La Esfera de los Libros), escrita junto con Peru Amorrortu (Vitoria-Gasteiz, 2000). Su pasión compartida por las humanidades y las etimologías confluyen en este volumen divulgativo que repasa campos semánticos diversos: deidades, política, gastronomía, medicina o dichos y refrenes. Historias que profundizan en las palabras.
La escritora y académica Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) y la doctora en Filología clásica Elena Cianca (Madrid, 1960) aprovecharon el confinamiento para elaborar Alma, nostalgia, armonía y otros relatos sobre las palabras (Anagrama), también impregnadas del espíritu de Montaigne. El interés por el lenguaje llevó a Puértolas desde la experiencia vital –le lee un cuento a su nieta– a recorrer el sentido –diccionarios en mano– de los vocablos y enlazarlos en una suerte de relato, de cadena, que incluye obras literarias, etimologías y nuevos usos. Cianca completa este itinerario con exhaustivasyminuciosasnotas.