El relato de los recuerdos
Rescate de un inédito de Ramiro Pinilla, sobre el retorno a Euskadi de un niño de la Guerra Civil
El caso de Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923Baracaldo, 2014) no es raro en la literatura española pero sí su deriva, porque lo normal es que un escritor que comenzó siendo una buena promesa y que por cualesquier motivo se aparta del milieu, pase al mundo del limbo, donde desaparece cualquier atisbo de memoria y, por ende, nadie le recuerde con el paso del tiempo. Sin embargo, en su lugar, el redescubrimiento de su obra se produjo por algo incontestable: mientras en la mayoría de los casos de las reivindicaciones de autores preteridos estos suelen estar ya muertos y normalmente han dejado una obra de cierta calidad pero escasa, Ramiro Pinilla estaba bien vivo cuando la editorial Tusquets publicó en el 2004 Verdes valles, colinas rojas, trilogía considerada su mejor narración, y respaldado por una obra que al morir constaba de alrededor de treinta libros. Con anterioridad Pinilla había ganado el premio Nadal en 1960 con Las ciegas hormigas y se le suponía inscrito en esa corriente de novela social de la época porque en su obra se daba cuenta de los obreros de Getxo, la mayoría emigrantes y a quienes los naturales del lugar llamaban maquetos.
Pero la obra de Pinilla trascendía con mucholadenunciasocial... así que después del Nadal se marchó a vivir a Getxo y allí, al modo de Galdós y Valle Inclán, se autoeditó, fundando Libropueblo, una editorial donde publicó sus novelas pero que tenía el grave problema de que solo se vendía en Bilbao. A partir del descubrimiento de su obra por Tusquets, Pinilla publicó varios nuevos libros, entre ellos algunos thrillers que tenían como protagonista al detective Samuel Esparta, que se estrenó resolviendo un caso que había quedado pendiente en Verdes valles, colinas rojas. Ahora, para conmemorar el centenario del nacimiento de Ramiro Pinilla,Tusquets publica un inédito, El hombre de la guerra.
Su protagonista es Urko Pínaga,que regresa a España, a Getxo, desde Inglaterra, donde había sido llevado como muchos niños vascos durante la Guerra Civil. Elmotivodelregresoeslamuertedesutía Floraquelehabíacriadohastaeliniciodel conflicto: “Urko Pínaga tuvo la penosa impresión de que acababan de abrirle una casa con muerto. El presentimiento no arrancó sólo de la bocanada de silencio espeso que brotó del interior. Pensó que era lo mínimo que podía esperar de aquel mundo acabado que pisaba por primera vez desde la guerra”... Con un estilo que recuerda a García Márquez enmarcado en un paisaje tan convulso como los de Faulkner, Pinilla construye una novela sobre Flora, cuya personalidad se irá desvelando. En el relato los recuerdos son tan verosímiles como la ficción: construyen una lógica para dar coherencia al caos de la realidad, parece decirnos el autor en estabuenanovela.