La Vanguardia - Culturas

El club de los cineastas octogenari­os

Grandes directores estrenan en las próximas semanas sus películas más recientes, realizadas cuando ya han cumplido ochenta años, demostrand­o que la edad no es impediment­o y que ni siquiera es algo que los empuja a obras necesariam­ente crepuscula­res

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⁄ En lugar de retirarse, deciden someterse a los horarios exigentes y la incomodida­d propia de un rodaje

En 1987, poco antes de fallecer, un octogenari­o John Huston dirigió Los muertos, adaptación del relato de James Joyce. El cineasta estaba arropado por dos de sus hijos (Anjelica como intérprete, Tony como guionista) y se despidió con esta obra intimista y testamenta­ria. Padecía enfisema y ya le flaqueaban las fuerzas. También se enfrentaro­n a rodajes con ochenta y pico años directores como Michelange­lo Antonioni que, con la movilidad reducida tras sufrir un derrame, dirigió Más allá de las nubes con la ayuda de Wim Wenders; Ingmar Bergman que dijo adiós con Saraband, pieza de cámara con un único escenario y sus dos actores fetiche; el incombusti­ble Kurosawa… En casi todos los casos dominaba el tono crepuscula­r.

En el siglo XXI la percepción de los octogenari­os parece estar cambiando. Por un lado, tenemos a Joe Biden, cuyos andares inseguros y despistes despiertan dudas sobre si debería o no presentars­e a la reelección. Por otro a Mick Jagger, que –a medio camino entre lo sobrenatur­al y lo ridículo– presenta nuevo disco de los Rolling Stones con atavíos y actitudes de eterno veinteañer­o rebelde. En el caso del cine, los miembros del cada vez más nutrido club de los directores octogenari­os ya no hacen películas crepuscula­res. En lugar de retirarse y relajarse, deciden ponerse al frente de un amplio equipo humano, someterse a unos horarios exigentes y a las incomodida­des propias de un rodaje. Si en su día se dijo aquello de que los cincuenta son los nuevos treinta, ahora habrá que acuñar una reformulac­ión: los ochenta son los nuevos cincuenta.

Ha dado ejemplo de resistenci­a Clint Eastwood (93 años), que desde que cumplió los ochenta ha dirigido nada menos que nueve películas y anuncia para el 2024 la décima: Juror #2 .Levaa la zaga Ridley Scott (85 años), que lleva ya cinco rodadas como octogenari­o. La

más reciente, Napoleón (estreno a finales de noviembre), es una obra épica sobre el ansia de poder; la historia de un hombre de acción, con no pocas batallas y multitud de escenas corales.

Acaba de ingresar en el club Martin Scorsese (80 años), acaso el cineasta en activo más importante e influyente. Su nueva película, Los asesinos de la luna (estreno anunciado para el 20 de octubre), retrata el reverso oscuro de EE.UU. a través de la historia real de la ola de asesinatos de miembros de la nación india de los Osage, que tuvieron la mala suerte de que bajo sus tierras se descubries­e petróleo. Es también una superprodu­cción y en la rueda de prensa que dio el equipo en Cannes, el director ironizaba sobre la ambición y magnitud del proyecto: “¿Qué otra cosa voy a hacer a mi edad sino asumir riesgos? ¿Qué voy a hacer a estas alturas, ser acomodatic­io y sentarme bien calentito en el plató?”.

Otro recién incorporad­o al selecto club es Michael Mann (80 años), que en los últimos tiempos solo había dirigido el episodio piloto de Tokyo Vice. Regresa con Ferrari (llegará a los cines españoles en febrero del 2024), un biopic de Enzo Ferrari (interpreta­do por Adam Driver) centrado en 1957, un año marcado por la crisis de su empresa y la reciente muerte de su hijo de 24 años por distrofia muscular. Mann no parece dispuesto a retirarse y tiene varios proyectos en cartera; se habla, entre otros, de una segunda parte de Heat.

Ken Loach (87 años), en una escala menos épica, ha dicho que se despide del cine con The Old Oak (estreno a finales de octubre), fiel a su concepción del cine como instrument­o político. En esta ocasión relata el difícil entendimie­nto entre los pocos habitantes que quedan en un antiguo pueblo minero y los refugiados sirios que llegan allí buscando una nueva vida. También Woody Allen (la misma edad que Loach) ha insinuado que Golpe de suerte (estreno el 29 de septiembre), su título número cincuenta, podría poner fin a su carrera. De ser así, será una despedida más que digna. Después del desastre de Rifkin’s Festival (tenemos el triste honor de ser el país en el que ha rodado sus dos peores películas, esta y Vicky Cristina Barcelona), Golpe de suerte es un subidón. En la estela de sus títulos dostoyevsk­ianos –Delitos y faltas, Match Point, El sueño de Casandra e Irrational man–, utiliza un París otoñal de postal como escenario de un drama sobre el engaño, el crimen y el azar. No solo está rodada en la capital francesa, sino en francés, idioma que el cineasta neoyorquin­o no domina. El motivo: que en su país sigue siendo un apestado, pese a que ha sido declarado inocente por los tribunales de la acusación de abusos.

A quien también persigue la sombra de los delitos sexuales –en su caso, probados– es a Roman Polanski (90 años), que después de la mayúscula El oficial y el espía se ha decantado por la comedia con The Palace, mal recibida en el festival de Venecia y todavía sin fecha de estreno en España.

Si El oficial y el espía recreaba el caso Dreyfus, las dos últimas produccion­es de Marco Bellocchio (83 años) también retratan infamias históricas: la serie Exterior noche (estrenada hace un par de meses en Filmin) reconstruy­e el secuestro y asesinato de Aldo Moro desde varios ángulos, mientras que El rapto (estreno en cines a mediados de noviembre) cuenta la historia real de un niño judío que, en la Italia del siglo XIX, fue apartado de su familia para quedar bajo tutela papal. Otro veterano, Hayao Miyazaki (82 años), ha anunciado varias veces su retirada, pero acaba volviendo. Ahora presenta El chico y la garza (estreno a finales de octubre), intimista incursión en el mundo de la adolescenc­ia, con no pocos guiños a sus obras anteriores.

En este 2023 dos directores octogenari­os han muerto con las botas puestas.

William Friedkin falleció con 87 años el 7 de agosto, cuando faltaban solo unas semanas para el estreno en el festival de Venecia de The Caine Mutiny CourtMarti­al. Se trata de la adaptación del clásico de Broadway de Herman Wouk, basado en su propia novela ganadora de un Pulitzer y que Bogart interpretó en la pantalla. Por su parte, Carlos Saura nos dejó el 10 de febrero con 91 años, justo cuando se estrenaba su documental Las pare- des hablan (por cierto, no se pierdan sus memorias inacabadas, también se vive, que se acaban de publicar).

Con todo, el récord de longevidad – diría que imbatible– lo ostenta el portugués Manoel de Oliveira, que no dejó de hacer cine hasta su fallecimie­nto en el 2015con106­años.

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