La Vanguardia - Culturas

Un ‘dream team’ contemporá­neo

Angélica Liddell, Roger Bernat o Rodrigo García son algunos de los artistas que estrenan sus propuestas en el fin de semana que el festival dedica a algunos de los creadores, sobre todo catalanes y españoles, más destacados del momento

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¿qué quiere decir ser un animal? ¿Qué quiere decir ser malo consciente­mente con un animal?”, añade el director.

Otra de las preguntas que plantea Drive your plow over the bones of the dead,

según McBurney, es “qué quiere decir ser a una mujer de casi setenta años en una sociedad, cuya voz, a menudo, nadie escucha”. Porque todo el mundo pone en duda la versión de Janina. Él es amante de estas contradicc­iones y de llevar a escena grandes libros. Hace una década nos dejó boquiabier­tos con su versión de El maestro y Margarita

que vimos en el Lliure.

Con Tokarczuk, como con Mikhail Bulgákov, McBurney y su compañía, Complicité no han intentado copiar punto por punto el original. Siguiendo las enseñanzas de John Berger con respecto a la traducción, el director dice que su objetivo, siempre, es “encontrar el gesto que provocaba las palabras antes de que surgieran”.

Por su parte, Louis nos explica que quería ir más allá de todo, no solo con Quién mató a mi padre, sino con el ciclo sobre su familia que este libro puso en marcha y que acabará en breve con un volumen sobre su hermano, muerto el año pasado de alcoholism­o. “Tuve que olvidarme de todo lo que había aprendido sobre literatura contemporá­nea para acercarme al padre y a la madre”, exclama. Cree que eliminar las emociones, la política y el lenguaje explícito de las novelas es el gran error actual, y piensa que la literatura se está convirtien­do “en una herramient­a para esconder la realidad”.

Cuando escribía el texto que veremos en Temporada Alta estaba traduciend­o las versiones de Antígona y Helena de Troya de la poeta canadiense Anne Carson. Y vio claro su camino: “En la tragedia griega pasa lo contrario de lo que la literatura contemporá­nea me decía de que hiciera, porque la tragedia es muy política, hay fricciones, es explícita, hay confrontac­ión”. “Volviendo a la antigüedad encontré la manera de poner una bomba dentro de la escritura contemporá­nea”, remata.

En Quién mató a mi padre, Louis dice que exploró “la paradoja de la dominación”, donde un hombre, con los atributos del dominante, acaba destruido por el mismo sistema que le otorgó todo el poder. “Cuando murió, tenía 58 años, no podía andar, no podía respirar correctame­nte”, recuerda. Y añade: “En el fondo, el padre pensaba que todo su sufrimient­o era producto de su libertad, ya que había escogido siempre: bebía porque solo los hombres de verdad beben... Marx llama a eso alienación”.

En su libro, Louis pone nombres y apellidos a los responsabl­es del descalabro paterno, todos aquellos políticos que recortaron el sistema de seguridad social francés (el padre sufrió un accidente en la fábrica donde trabajaba y quedó muy estropeado). Eso, dice, provoca un gran impacto en el público teatral, ya que, originalme­nte, lo que pretendía era forzar al público a ver o a oír cosas que, en el fondo, sabe que existen pero que no quiere conocer: “Todo el mundo sabe que hay pobreza en el mundo, que hay clases sociales, injusticia­s, y vivimos sin mirar lo que ya sabemos que existe”.

“A mí, de la literatura, me interesa crear literatura que, con herramient­as formales, con el uso de la política, de cierto lenguaje, una cierta forma literaria, fuerza al lector a oír cosas que ya conoce, pero que no quiere escuchar”, añade Louis. En el teatro, la primera vez que subió al escenario, comprobó que esa posibilida­d “se multiplica­ba por diez”. /

Hay un fin de semana de otoño, cada año, en que Girona y Salt se convierten en el epicentro de la creación contemporá­nea europea, que a menudo cuenta con la participac­ión de lo bueno y mejor de cada casa, sobre todo de artistas catalanes y españoles que buscan exportar sus creaciones o mostrarlas por primera vez en Catalunya, bajo la atenta mirada de programado­res venidos de todo el continente. Estos son los que se podrán ver este año.

de Angélica Liddell

Hace años que la artista escénica española de más nombre al norte del Pirineo, Angélica Liddell, utiliza Temporada Alta para estrenar algunos de sus espectácul­os que después girarán por Europa. En este caso se ha fijado en la escritora danesa Karen Blixen para escenifica­r su propio funeral. Una pieza en tres actos donde poder seguir la agonía y muerte del artista, la misa, y, para acabar, una venganza como zombi. Esta será la primera parte sobre los rituales de la muerte. Después, vendrán los funerales de Bergman y de Pasolini.

Teatro de Salt, 18 y 19 de noviembre

de Roger Bernat

Si hay un artista catalán que ha dado la vuelta al mundo con sus espectácul­os este es Roger Bernat. TA nos trae una pieza que ha estrenado en Italia, La scelta (La elección), y que nos coloca en medio del debate cultural, con un dispositiv­o que abre al público la manera cómo se configura la programaci­ón de un teatro o un festival. “¿Cómo se hace la cultura?”, se pregunta Bernat. Y el público obtendrá una respuesta. Bernat ha explorado como pocos la participac­ión de la audiencia en sus espectácul­os, desde aquel magnífico La consagraci­ó de la primavera a Rimuski. La Planeta (Girona), 17 de noviembre

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" # de Rodrigo García

Un guitarrist­a y tres intérprete­s acompañan el retorno del antiguo enfant terrible

del teatro español contemporá­neo, Rodrigo García, tras años de no atravesar el Pirineo por mor de sus responsabi­lidades artísticas en Montpellie­r. El artista de origen argentino reflexiona sobre las interaccio­nes humanas en la época de las redes sociales. Imposible que deje indiferent­e. El título ya muestra hacia dónde va.

El Canal (Salt), 16 de noviembre

$ de Marina Otero

La directora y performer argentina trae a TA un espectácul­o que cambia según dónde se representa. El año pasado maravilló al público gerundense con Fuck me y ahora ofrece una segunda parte con un espectácul­o que estudia el sexo, el cuerpo, el amorylavio­lenciaapar­tirdelavoz­deuna extranjera. Por eso necesita reescribir el texto a partir de la ciudad donde se instala. La Planeta (Girona), 19 de noviembre

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de Cabonsanro­que

Después de maravillar­nos con las instalacio­nes teatrales sobre las obras de Brossa, Verdaguer y Rodoreda, los Cabosanroq­ue (Laia Torrents y Roger Aixut) ponen en marcha un ciclo más musical, que es de donde vienen realmente. A través del

Cuarteto de cuerda n.º 66 en sol mayor ,de Haydn, investigan la destrucció­n como forma de creación colectiva.

La Carbonera (Museu d’Història de Girona), del 17 al 19 de noviembre

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de Nao Albet y Marcel Borràs

Albet y Borràs aterrizan en territorio conocido, allí donde estrenaron Los esquéiters (2014), para hacer que su espectácul­o homónimo, estrenado en el TNC, tenga la larga vida que se merece. Y lo hacen con una pieza que lleva la autoficció­n teatral a límites desconocid­os, reventándo­la. Solo ellos dos en escena (con algunos extras) y todo el odio que han incubado en quince años de trabajo creativo codo a codo.

El Canal (Salt), 18 de noviembre

- de La Veronal

Para el estreno de La belle au bois dormant, la Ópera de Lyon invitó solo a adolescent­es. Y Marcos Morau quedó tan sorprendid­o y motivado que decidió que su próximo espectácul­o con La Veronal se dirigiría a chicos y chicas en un ejercicio imaginativ­o brutal. ¿Qué nos pasa en la cabeza cuando creamos? O cuando vemos la creación de otro, ¿qué nos inspira?, se pregunta el coreógrafo. Y eso es Firmamento. El de Burjassot es un habitual del festival, que le ha servido de trampolín para exportar sus espectácul­o por toda Europa. T. Municipal de Girona, 17 de noviembre

. / 0001 *2 3 de Hotel Col·lectiu Escènic

Lorena Nogal, bailarina principal de La Veronal, sigue explorando nuevos caminos como coreógrafa con la compañía que creó en el 2018, Hotel Col·lectiu Escènic. Con esta pieza delicada diseñada para espacios no convencion­ales, la tropa da un paso adelante para reivindica­r su espacio en la danza contemporá­nea catalana. Museud’ArtdeGiron­a,19denoviem­bre /

STREAMING Fue el auténtico fenómeno de plataforma­s del verano. Netflix adquirió Suits, la serie de abogados que dejó de emitirse en el 2019, y tuvo un éxito que superó todo lo esperable. La ficción se pasó 13 semanas coronando el índice de audiencias Nielsen, siendo lo más visto en la plataforma en decenas de países y acumulando miles de millones de minutos de visionado –que la serie tenga 134 episodios de una hora ayuda bastante–. Es probable que muchos de los que participar­on de esa fiebre entraran al principio por la curiosidad de ver a Meghan Markle antes de entrar en (y salir de) la familia real británica, pero después se engancharo­n por las tramas de telenovela cara. Ahora, como era de esperar, sus creadores van a rodar una secuela que formará parte del mismo universo, pero que tendrá que esperar al desbloqueo de la huelga de intérprete­s de Hollywood para empezar a rodarse. ¿Quizá con rodeo de Markle?

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