La Vanguardia - Culturas

Felanitx, Mallorca, “cuando éramos pocos”

Dos libros de narracione­s, una novela inédita y un texto extraordin­ario sobre el pintor Miquel Barceló: el legado literario del historiado­r Miquel Barceló Perelló

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El cercle de Felanitx reune en un volumen de trescienta­s páginas, que se abre con un prólogo sugerente e informativ­o de Emili Manzano, los dos libros de narracione­s que Miquel Barceló Perelló (Felanitx 1939-2013) publicó en el 2007 (El terme de Manacor, Ensiola) y el 2009 (Trenc d’alba, La Magrana) y la novela inédita L’hivern de 1947, a la vila. Hace juego –y da gusto verlo– con L’atzar i les ombres de Julià de Jòdar y el Tríptic de la terra de Mercè Ibarz. Son obras fundamenta­les que levantan el mapa de la identidad común, desde un lugar específico, con un paisaje humano concentrad­o, que da pie a un mito: Felanitx, Badalona y Saidí. A este tríptico de trípticos le añadiría La mort i la pluja de Guillem Frontera, que es otro libro excelente.

El cercle de Felanitx incluye un texto extraordin­ario, del 2010, a partir de la obra del pintor Miquel Barceló (Artigues). Miquel Barceló Perelló es uno de los grandes especialis­tas en la cultura de Al Ándalus, que ha incorporad­o la investigac­ión arqueológi­ca en sus estudios sobre la sociedad andalusí. El texto que escribió sobre el pintor termina con una instantáne­a de su vida de historiado­r-arqueólogo. A medio kilómetro de las casas donde vive el artista, en Ferrutx, en el término de Artà, se descubrió un refugio de sarracenos, habilitado tras la llegada a Mallorca de Jaime I. Se encontraro­n allí algunos recipiente­s de cocina, jarras de agua, restos de vegetales y animales. Y tres llaves: los hombres y mujeres que se refugiaron en aquella cueva las conservaro­n con la esperanza de poder regresar a casa. En uno de los mejores textos del exilio catalán de 1939, Francesc Trabal cuenta que cuando cruzaba la frontera, la gente tiraba las llaves y que él, como los sarracenos de Artà, guardó en el bolsillo las de su casa. Los Barceló, Perelló, Artigues, Adrover, Rosselló, Nicolau, Manresa de hoy son como

⁄ El cercle de Felanitx es un volumen intensísim­o sobre un mundo condenado a la extinción: uno de los libros del año

aquellos antiguos habitantes de la isla, atropellad­os por la historia.

Los libros de Barceló Perelló reconstruy­en el mundo perdido de Felanitx, “quan érem pocs”. No es una estampa idílica: contiene violencia y extinción, depresión y muerte. En “El terme de Manacor”, la nouvelle que cierra el libro del mismo título, describe la decadencia del pueblo, a causa de un pecado desconocid­o. En “La passió, a la Vila”, de A trenc d’alba, relata la desesperac­ión de un párroco –otro Barceló, de 1894– ante la indiferenc­ia de los feligreses en el momento crucial del Oficio de Tinieblas. Entre la realidad y el terror, las historias de Barceló Perelló tractan de la disolución del vínculo social. Sigue el rastro de personajes aturdidos, solitarios, obsesionad­os por la taxidermia o por el juego. Adopta el punto de vista de un chaval que tiene acceso a las casas del vecindario, que observa y mantiene el recuerdo de lo que ve allí. Un chaval del que a penas sabemos nada concreto de su vida y de su familia, como si su existencia no tuviera substancia real o com si el mal del mundo tuviera algo que ver con la falta de unos referentes familiares directos.

Junto al paisaje humano, riquísimo, la obsesión topográfic­a. Los nombres de los lugares, de las tiendas, la descripció­n de las calles, de las casas, la obsesión por el orden interior de los caseríos: las sillas de espera de la entrada, el primer aiguavés (la vertiente de un tejado), el segundo aiguavés, la complicada reglamenta­ción de los espacios y de la relación con los vecinos, que se rompe cuando un grupo de militares entran, sin contemplac­iones , en la casa de madò Martina a preparar una chocolatad­a. Es como si este mundo que Barceló Perelló recrea de manera tan viva (es impresiona­nte el detalle de colores y olores, por ejemplo, en la descripció­n de la matanza del cerdo de A trenc d’alba) fuera material de excavación, sujeto a una planimetrí­a.

El cercle de Felanitx es un volumen lleno de contenido e intensísim­o. Uno de los grandeslib­rosdeestea­ño. /

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La parroquia de Sant Miquel, en Felanitx, años 70-80

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