La Vanguardia - Culturas

La nostalgia del tren

Jocelyne Saucier nos guía por los raíles del norte canadiense en una historia de amor y fuga

- ıNÉS PıCH-AGUıLERA /

Los vagones ambulantes de los llamados school trains en Ontario realmente existieron y resurgen en la última novela de Jocelyne Saucier (Nueva Brunswick, 1948). Saucier estudió Ciencias Políticas en la Université Laval, y trabajó como periodista en Quebec antes de publicar su primera novela, La vie comme une image (1996). Tras obtener el premio de los Cinco Continente­s de la Francofoní­a en el 2011 con el libro Y llovieron los pájaros (Minúscula), Saucier se ha convertido en una de las autoras contemporá­neas más respetadas de Canadá y acaba de aparecer entre nosotros su último libro, A tren perdido.

Nos adentramos en una minúscula localidad canadiense llamada Swastiska, hogar de Gladys, una mujer de sesenta años que se formó felizmente en un tren escuela. Tras vivir en varias ciudades como Toronto y Vancouver, decidió establecer­se en ese rincón perdido en medio de la nada, donde el eco de los raíles se escucha y resuena dentro suyo con una melancolía que no comprende: “La nostalgia del tren, la nostalgia del silbido de aquellas bestias poderosas que despiertan lo que está latente en lo más profundo del ser, ¿era eso lo que la había hecho instalarse en aquel lugar perdido?”.

El constante tucutú de los raíles es para Gladys un hogar itinerante, más reconforta­nte que cualquier lugar donde alguna vez decidió asentarse: “El ruido es tan poderoso que elimina cualquier otra cosa que pueda revolotear­nos por la cabeza”, escribe Saucier, “dejamos de pertenecer al orden del pensamient­o cuando pasa un tren”. Tras esa melodía de una etapa dichosa se esconde un presente desalentad­or: una hija que sufre depresione­s crónicas y que anhela por encima de todo su propia muerte. Un estudio del envejecimi­ento con la peor consigna.

El misterio del libro comienza un día de septiembre del 2012, cuando Gladys se lanza a las vías “con el impulso de una esperanza desesperad­a” y se sube a bordo del épico Northlande­r; sola, sin su hija y ninguna intención de regresar. Tras sus huellas nos aventuramo­s por los raíles del norte de Ontario y Quebec: “Los ríos, los lagos, las grandes y tranquilas extensione­s, el tumulto ensordeced­or de las aguas”, y también en el único vagón del tren, cuyas paredes revelarán los motivos que impulsaron la partida de Gladys.

A tren perdido nos guía en un viaje físico a raíles por los fascinante­s paisajes canadiense­s, al mismo tiempo que nos invita a una travesía introspect­iva sobre el significad­o del hogar y el ansia del movimiento que pueda arrancarno­s del tedio sedentario.

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A tren perdido / A tren perdut Minúscula
Trad. al cast. de L. Lucuix y al cat. de M.Hernández 240/272 páginas 19,50 eur s
Jocelyne Saucier A tren perdido / A tren perdut Minúscula Trad. al cast. de L. Lucuix y al cat. de M.Hernández 240/272 páginas 19,50 eur s

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