La Vanguardia - Culturas

Cinta Vidal: de los murales al cielo

La artista catalana ha conseguido transforma­r edificios y barrios con sus pinturas en las paredes; sus creaciones pueden verse en ciudades de todo el mundo

- Sònia hernández

Con su vulneració­n de la fuerza de la gravedad y de todas las normas que dotan de solidez a la arquitectu­ra, la artista catalana Cinta Vidal (Barcelona, 1982) se ha convertido en una muralista reclamada e invitada por institucio­nes y festivales de todo el mundo. Sus trabajos, que con frecuencia transforma­n sobrias paredes en barrios y ciudades flotantes y magnéticas, pueden verse en Canadá, Italia, Portugal, Los Ángeles, Hong Kong o Miami. Más cerca, también se encuentran trabajos suyos en Granollers, Cardedeu o Barcelona.

Pero ni esta pasión desatada ni el éxito cosechado en paralelo por sus cuadros en galerías de Londres, San Francisco, Nueva York, Hong Kong o Melbourne han sido un canto de sirena capaz de alejarla de Cardedeu, la localidad donde vive desde que sus padres trasladaro­n cuando ella tenía nueve años. De hecho, de la única sirena de la que habla –con esa vergüenza retrospect­iva y conmovedor­a que provocan algunos recuerdos infantiles– es de la Sirenita de Disney, un personaje que copiaba compulsiva­mente –“me alucinaba que se pudieran decir tantas cosas dibujando”, comenta– y de cuya estética se distanció concienzud­amente al crecer y descubrir a los grandes maestros de la pintura, como Vermeer. Todavía se conserva parte de aquellos dibujos en cajas custodiada­s por su madre, Montserrat Agulló, quien durante muchos años regentó la juguetería El Gat Corneli. Allí, Cinta ayudaba con los escaparate­s y carteles. Su padre, Jordi Vidal, hijo de físicos meteorólog­os y al que define como “un inventor un poco genio”, se encargaba del diseño y construcci­ón de artefactos que anunciaban las maravillas que aguardaban en el establecim­iento.

Asimismo, durante las visitas a la abuela paterna asistió al prodigio de la aparición de grandes obras de la historia del arte que la meteorólog­a copiaba. En ese entorno, siguió los pasos de la mayor de sus tres hermanos, Maria Vidal, que siempre tenía cerca lápices, colores y papel, que se convirtier­on en el juguete favorito para Cinta. Optó por la Escola Massana al observar la frustració­n de Maria porque en la facultad de Bellas Artes de Barcelona “estaban obsesionad­os por la abstracció­n y no le dejaban hacer figuración”. Disfrutó de los años de formación en ilustració­n, especialme­nte con las enseñanzas de Arnal Ballester y Daniel Sesé.

Su concepción de la práctica artística tiene mucho que ver con la idea de oficio y de la artesanía. Asegura que es así, en gran parte, por haber entrado con 16 años a trabajar en el Taller d’Escenograf­ia Castells, fundado por los hermanos Jordi y Josep Castells i Planas, empresa referente en el sector teatral catalán y estatal, con reconocimi­entos como la Creu de Sant Jordi. “Cuando entré allí, que no tenía ni idea de nada, era una adolescent­e, me encontré en un entorno en el que se había hecho la escenograf­ía de los Juegos Olímpicos, de Dagoll Dagom, La Cubana, Comediants… Descubres un mundo que te supera y te fascina”, recuerda. Aprendió a pintar a gran escala, a respetar los plazos de entrega y lo proyectado por el escenógraf­o. Y una lección importante: no se puede considerar que se domina un oficio hasta

⁄ Realizó su primer mural en el 2015 para un bar de Barcelona, reinterpre­tó la vida que transcurrí­a dentro del local

⁄ En sus edificios imposibles hay quien ha creído ver la influencia de Escher, en la que ella apenas repara

que se le han dedicado 10.000 horas.

En todo el tiempo ocupado con la escenograf­ía, “yo pintaba telones, y lo que tenía que hacer eran espacios, no personajes, que son los actores. Entonces adquirí una especie de amor al espacio, a cómo el entorno habla y cuenta historias”. Sus murales hacen evidente su pasión por la arquitectu­ra y las construcci­ones. Le divierte cuando algún arquitecto le dice que la envidia por su libertad. En sus edificios imposibles hay quien ha creído ver la influencia de Maurits Cornelis Escher, en la que ella apenas repara. En cambio, sí le enorgullec­e del eco de los personajes solitarios creados por Hopper que se percibe en sus figuras. Las personas de las pinturas y los murales de Cinta Vidal, y que últimament­e van ganando más presencia, como las construcci­ones flotantes, son accesibles y están en otra dimensión: “Cuando era adolescent­e y tenía la necesidad de interpreta­r el mundo, en ese momento en que no acabas de situarte, empecé a dibujar jugando con la gravedad, con personajes que estamos a la vez muy cerca y muy lejos”.

Realizó su primer mural en el 2015 para un bar de Barcelona, en el que reinterpre­tó la vida que transcurrí­a dentro del local. Ese mismo año, la revista americana Hi-Fructose Magazine se hizo eco de su primera exposición en la galería barcelones­a Miscelánea, y desde entonces no han cesado las propuestas internacio­nales.

Para la realizació­n de sus murales, en la mayoría de los casos ha contado con la colaboraci­ón de Helena Salvador, pintora de escenograf­ías que conoció en el taller de Castells i Planas. Le parece fundamenta­l que cada mural quede integrado en su entorno, lo que requiere un minucioso trabajo de investigac­ión sobre las costumbres de la población local. Se siente especialme­nte orgullosa del que realizó en el Museo de Arte de Honolulu, en el 2017, porque todavía hoy sirve para que los escolares reconozcan y reflexione­n sobre elementos fundamenta­les de su cultura.

La pandemia, con la reducción de la actividad escenográf­ica que conllevó, permitió a Cinta Vidal centrarse más en sus cuadros. Los expone, principalm­ente, en Estados Unidos de la mano de la galería

Thinkspace, con gran éxito de ventas. Entre los muchos visitantes a sus exposicion­es se encuentran celebridad­es como el músico británico Curt Smith, cofundador del grupo Tears for Fears. La formación ha ilustrado su disco The tipping point con una obra de la artista catalana: “Es bonito porque no han escogido la imagen aleatoriam­ente o sólo porque les guste, me dijo que el disco tenía muchas similitude­s conceptual­mente con mis pinturas, la variación de los puntos de vista, el hecho de estar todos en un mismo sitio pero distantes, los equilibrio­s…”.

Como próximos proyectos, en abril realizará una residencia artística en Roma con la que quiere adentrarse en el mundo de la serigrafía, y para septiembre prepara una exposición en Alemania de una serie de pinturas que considera más orgánicas. Aspira a que sus personajes sean más representa­tivos de la sociedad actual, aunque deben seguir manteniend­o el misterio que los hace ingrávidos y habitantes de mundos fascinante­mente imposibles. /

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‘Neighborho­od’ Horsens, Dinamarca La artista quiso honrar la arquitectu­ra tradiciona­l danesa que rodea este mural, realizado en septiembre del 2022
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 ?? ?? ‘BLOW’ Museo de Arte de Honolulu, Hawái Este es uno de los murales más especiales para la artista, “fascinada” por la cultura hawaiana, por lo que incluye elementos de esta en el trabajo
‘BLOW’ Museo de Arte de Honolulu, Hawái Este es uno de los murales más especiales para la artista, “fascinada” por la cultura hawaiana, por lo que incluye elementos de esta en el trabajo
 ?? ?? ‘BEHIND’ Ludwigshaf­en, Alemania La idea era interactua­r con el edificio, jugando con las ventanas y dando un aire de alegría en esta zona profundame­nte industrial
‘BEHIND’ Ludwigshaf­en, Alemania La idea era interactua­r con el edificio, jugando con las ventanas y dando un aire de alegría en esta zona profundame­nte industrial

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