Los años españoles, y los silencios, de José Donoso
Sus diarios inéditos recogen catorce años (1966-1980) de vida del autor chileno, sometido a sucesivas crisis personales y coincidiendo con el golpe de Pinochet
-S njuán
⁄ Aparece atormentado por su matrimonio y por una bisexualidad que vive de forma muy conflictiva
⁄ “No fue un entusiasta de Allende, pero rechazó el golpe desde el primer día”, dice García Huidobro
Atormentado y sumido en la duda permanente; contradictorio; altivo y seguro de su obra y a la vez envidioso del éxito ajeno; sometido a unos deseos que reprimía; en permanente crisis familiar; dependiente y a la vez crítico con sus amigos y colegas, pero siempre volcado intensamente a la literatura y la creación literaria como primera norma de vida. Así aparece el escritor José Donoso en sus Diarios centrales. A season in hell (1966-1980), un monumento autobiográfico que acaba de publicar la Universidad chilena Diego Portales. Al cuidado de la profesora Cecilia García Huidobro, que ya se ocupó del anterior Donoso in progress (1950-1965), este volumen recoge también una selección de los archivos inéditos que el autor vendió a las universidades estadounidenses de Iowa y Princeton, como “un documento por el que se juzgará a José Donoso hombre, después de que yo haya muerto”.
Calificado a menudo de “quinto mosquetero del boom de la literatura hispanoamericana”, con el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas
Llosa, el argentino Julio Cortázar y el mexicano Carlos Fuentes, los cuatro indiscutibles, José Donoso (1924-1996), con importante obra traducida a numerosas lenguas y llevada al cine, representaría la aportación chilena, pero disputando ese quinto puesto con otros consagrados como el cubano Cabrera Infante. De hecho Donoso fue el primer cronista de este momento en su Historia personal del boom (1972), con la que se dijo que quería asegurarse su lugar en la historia literaria.
Estos Diarios centrales se centran en los años que vivió en España, sucesivamente en Mallorca, Vallvidrera (donde fue vecino de Baltasar Porcel), Calaceite, Sitges (donde dirigió un taller literario al que tuve el privilegio de asistir) y por poco tiempo Madrid, con algún intermedio para dictar cursos bien pagados en centros académicos de EE.UU. La estancia española fue decisiva para su trayectoria.
En Mallorca y Vallvidrera acabó su novela más conocida, El obsceno pájaro de la noche, que le consagró internacionalmente: el extenso relato oscuro y gótico sobre una familia decadente de la alta sociedad chilena, que le rondaba desde los años 50 y durante cuya elaboración se le declaró una úlcera y requirió una operación; Donoso siempre somatizó extraordinariamente sus congojas literarias. En Calaceite y Sitges (no le gustaban las ciudades grandes para vivir) redactó la considerada como su segunda mejor obra, Casa de campo: iniciada como una fábula infantil perversa en la línea de El señor de las moscas, con momentos muy morbosos recogidos en primeras versiones aquí esbozadas, acabó derivando en alegoría política.
En el terreno personal fue en el Madrid de 1967 donde el escritor y su esposa María Pilar Serrano adoptaron a su hija Pilarcita, protagonista de buena parte de los diarios. Ya de mayor, y fallecidos Donoso y su mujer, Pilar Donoso Serrano accedió a ellos, y la lectura le impactó dramáticamente. Los utilizó para su librotestimonio Correr el tupido velo, aparecidoen2009.DosañosmástardePilar se suicidó en Santiago de Chile.
Los diarios escritos a mano ahora editados por García Huidobro -tarea ímproba por la que hay que felicitarla- son de una sinceridad notable: el escritor plasma sufrimientos, expectativas y momentos bajos, con poco maquillaje. Atormentado por una bisexualidad que vive muy conflictivamente, el matrimonio con Pilar, de la que registra tanto su alcoholismo como la frecuencia de sus relaciones íntimas, se combina con sus contactos homosexuales pasajeros (tres visitas anuales a los “baños turcos”) y los muy esporádicos y generalmente frustrantes con jóvenes del ambiente cultural. Aparecen amigos próximos como la periodista Elsa Arana o los escritores Jorge Edwards y Mauricio Wacquez, el dibujante Fernando Krahn y su esposa María Luz Uribe, y con casi todos hay sus más y sus menos. En Carmen Balcells deposita confianza y esperanzas.
Hay continuas listas de ingresos previstos por distintos conceptos, y las correspondientes alegrías y lamentos por las bonanzasydesastreseconómicos.Esboza numerosos proyectos que no se concretarían (como una novela sobre los pintores informalistas catalanes, que posiblemente dio pie al póstumo Lagartija sin cola ,oel guión para una película sobre Rimbaud con Patty Smith con el título A season in hell que da nombre a esta recopilación). Vuelve una y otra vez a la voluntad de elaborar una obra redonda que le obliga a constantes reescrituras. Las expresiones y hasta párrafos enteros en inglés son frecuentes. Las fases depresivas se suceden, y el lector queda entre sobrecogido por la magnitud de la angustia expresada e hipnotizado por la franqueza de un documento de primer orden, aunque dada su extensión resulta apta sobre todo para interesados en el autor y en la vida literaria hispanoamericana del siglo XX.
Esos lectores ya familiarizados con el personaje echarán de menos algo de luz sobre determinados episodios. Un clásico de la historia editorial cuenta que Donoso pensaba concurrir con El obsceno pájaro de la noche al premio Biblioteca Breve de Seix Barral, el que había consagrado a Vargas Llosa, y daba por hecho que lo ganaría. La ruptura de Carlos Barral con la familia Seix dejó el galardón en suspenso. “En efecto, muchas veces cosas fundamentales no las menciona en el diario -reconoce García Huidobro- . El premio Seix Barral para El pájaro era su mayor anhelo y en 1970 pasó lo que pasó, inaugurando lo que sería la maldición donosiana ante las distinciones, que le fueron mas bien esquivas. Cuesta comprender que no recibiera el premio FIL de la feria de Guadalajara o el Cervantes, por ejemplo. En cualquier caso en el diario no hay mayores referencias sobre el conflicto que lo dejó sin el premio. A lo mejor pensó en algún desquite porque alrededor de esa misma época hay anotaciones para un romanàclef con Carlos Barral, Carmen Balcells, Pitol, Goytisolo y M. Antonia. ‘Una especie de Point Counter Point (Contrapunto, de Huxley)’, escribe. Y anota ‘caso Barral’ más de una vez”.
El diario tampoco guarda referencias del “caso Padilla”, el proceso al poeta cubano que dividió a los escritores del boom: “Donoso guardó siempre cierta distancia con la revolución cubana; fue invitado a Casa de Américas como jurado en los años sesenta pero se las arregló para no ir… Lo miraba con desconfianza y no compartió el entusiasmo de los otros miembros del boom. Probablemente influye que por un año y medio no llevó diario, entre octubre 1971 y mayo 1973, periodo álgido de la confrontación entre partidarios y decepcionados críticos del régimen castrista. El ‘caso Padilla’ puede haberle gatillado el impulso de escribir Historia personal del boom, donde le otorga gran relevancia como un parteaguas entre escritores e intelectuales de todo el continente”.
Otro tema crucial fue el golpe de Pinochet en Chile el 11 de septiembre de 1973, que conmovió a la opinión pública internacional. A Donoso en su día se le reprochó su actitud poco comprometida frente al tema, y el 16 de septiembre registra la primera, cauta mención (“Todo lo que ha pasado en Chile. El horror. No pertenecer a ello. Ese es el tema”). En los meses siguientes apenas hay alusiones e incluso pretende utilizar como “anécdota” literaria la tortura de Víctor Jara. “Donoso experimenta las cosas por el tamiz de la escritura. Y en ese sentido hay una cierta distancia en la forma que vivió la dictadura. Yo no diría que toma como ‘anécdota’ la tortura de Jara, por el contrario considera incorporarla a Casa de Campo como una imagen brutal de represión de la dictadura. De hecho esta novela, que empezó en mayo, a partir del golpe del 11 de septiembre la centra en representar la situación de Chile bajo una alegoría como queriendo subrayar que hay atrocidades que el lenguaje no alcanza para dar cuenta de ello. En forma directa, el golpe lo afectó puesteníaplaneadoviajaraChiledespués de 10 años en diciembre de 1973, y lo canceló. Donoso no fue un entusiasta del gobierno de Allende, desliza algunas críticas, pero rechazó el golpe desde el primer día. A su manera, claro”, señala la editora.
“Lo cierto –añade García Huidobro– es que los diarios reflejan que Donoso no es un animal político, aunque no se desentiende de lo que sucede. Habla del asesinatodeCarmeloSoria,unreconocidoeditor español avecindado en Chile, y en 1980 cuando es asesinado Roger Vergara, director de la Escuela de Inteligencia Militar, la DINA, el análisis que hace es el de una persona informada”.
Por último, llama la atención la mirada reticente hacia los catalanes, pese a residir varios años entre ellos (llega a referirse a algunos vecinos de Calaceite como “estos catalanes de mierda”). “La incomodidad es consustancial a Donoso. Tiene una mala opinión de los catalanes pero hay que decir que de los chilenos tiene una aún peor. Como reiteró muchas veces, la sociedad chilena lo ahogaba, y desde los 20 años estuvo intentando vivir lejos. Ese agobiarse también lo sintió en sus años en Cataluña. Por su propio desasosiego y probablemente por lo que percibía como una cierta supremacía de la cultura catalana y, sobre todo, el idioma. Le era fundamental el habla de su alrededor para la escritura. No descartaría incluso que el no radicarse en un país anglosajón pese a su conocimiento y aprecio a su literatura se deba a que no podía distanciarse de un entorno que hablara español”.
El libro, que merecería una edición española, acaba con el retorno de José Donoso con su familia a Santiago de Chile en diciembrede1980. /