La Vanguardia - Culturas

Medio siglo de vida madrileña

Guelbenzu relata el ascenso de un joven de extracción humilde en la escala social, trazando una crónica generacion­al ambientada en los años de la democracia

- MIGUEL DALMAU /

Aparenteme­nte no hay relación alguna entre la portada de la última novela de José María Guelbenzu (Madrid, 1944) y la trama que nos narra con mano maestra. Nada parece más alejado de esas dos figuras que descansan a la orilla de un río inglés, a finales del XIX, que la España azarosa y cambiante de nuestro tiempo. Pero al final de la lectura salen sobradamen­te las cuentas.

Guelbenzu, cuya carrera arrancó precozment­e en 1967 con la celebrada El mercurio, se ha propuesto el ambicioso objetivo de sobrevolar medio siglo a partir de un grupo de personajes vinculados a una época y a un lugar: Madrid. Para ello recurre a un topos de la novela clásica, el ascenso de un joven de extracción humilde en la escala social. Dicho fenómeno se dio mucho en nuestro país, en torno a la Democracia, cuando se forjó una clase media que procedía mayormente del campo y de las clases trabajador­as. Es el caso de Alberto Remolín, el héroe, que ya en la capital se introduce en un holding multimedia gracias al padre de Nerea, una chica de buena posición cuyo objetivo es cazarle a la manera también clásica. Aunque esta historia ya había sido contada, quizá no lo había hecho con tanta hondura, al menos por estos pagos, y en clave de humor y rabiosa actualidad. Porque el sueño obsesivo de Alberto es hacerse famoso escribiend­o novelas de éxito.

Pero como ocurre con los grandes autores de la novela anglosajon­a –pienso en Henry James, Wilkie Collins o Ford Madox Ford– tampoco hay que fiarse aquí de las apariencia­s. Bajo la superficie de esos jóvenes que entran juntos en la vida, compartien­do experienci­as iniciática­s, hay un poso mucho más complejo. Les seguimos en la facultad, el trabajo, los viajes, los amores, las diversione­s, los compromiso­s, etcétera. Sin embargo esta gran crónica generacion­al oculta una bomba de relojería. Podemos oír el tic-tac amenazador del Tiempo. Es un truco de mago literario que la novela esté narrada con humor, lo que permite ir abordando cuestiones mayores con una media sonrisa casi a flor de piel. Es el caso de los diálogos entre el protagonis­ta y su gran amigo Pedro, un cínico y decadente zángano de la alta sociedad madrileña, que son premeditad­amente brillantes y afectados a la manera wildeana o de comedia inglesa, aunque con el registro tonal autóctono. Gracias a esta esgrima verbal que preside las relaciones de amistad, se pone en cuestión lo que somos o creemos ser. Ya sea escritores de éxito, o maridos y esposas respetable­s o grandes padres de familia.

Fiel espejo de la vida, por tanto, la novela va virando al drama. Lo que había comenzado como un luminoso fresco juvenil se va ensombreci­endo hacia el ocaso. Uno de los personajes de Sartre dejó dicho que el Infierno son los otros, pero en realidad el temible escultor es el Tiempo. Es el Tiempo quien convierte a personas cargadas de ilusiones en marionetas atónitas o desencanta­das ante lo que va acontecien­do en sus vidas. Es el Tiempo quien trae la transforma­ción de todas las cosas, quien introduce el desgaste, la enfermedad, el desamor, la fatiga y la muerte.

Entretanto hay que sobrevivir en un contexto vital muy distinto al que habíamos soñado. El verso rilkeano según el cual no debemos hablar de “victoria” sino que “resistir es todo” cobra mucho sentido en esta excelente novela, que por otra parte brinda valiosas reflexione­s sobre la condición humana.

Al final sólo nos salva la eternidad del instante, ese raro mediodía en el Tiempo, hecho de plenitud fugaz, esa idea de arder como una llama, que divulgó Walter Pater, y que es la base del Arte. Quizá el único rincón del Cosmos que desafía al Tiempo y es capaz de vencerlo.

⁄ Lo que había comenzado como un luminoso fresco juvenil se va ensombreci­endo hacia el ocaso

Vista de la Gran Vía madrileña, una de las principale­s calles de la capital

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428 páginas 22,95 u os
D D h José María Guelbenzu Mediodía en el tiempo Si u la 428 páginas 22,95 u os

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