La Vanguardia - Culturas

Una generación sin principio de realidad

La joven autora aragonesa Sara Barquinero publica una ambiciosa novela de más de 800 páginas que antes de aparecer ya había levantado expectació­n

- Sòn a Hernández

⁄ Entre crisis de angustia e insomnio se sucede una investigac­ión sobre la Gran Conspiraci­ón que manipula al mundo

Manuel, que se hace llamar Fabrizio, que se hace llamar Marta, y que es uno de los personajes clave en la trama de Los Escorpione­s le espeta a la protagonis­ta femenina, que se llama como la autora de la novela, Sara: “Tú y yo no somos de esa clase de personas que están bien”. En la descripció­n y la indagación del malestar espiritual o psíquico –lo que se alude como la “tecnocraci­a de la psique”– se encuentran las páginas más acertadas y deslumbran­tes que podrían justificar parte del revuelo que ha suscitado la extensísim­a y ambiciosa novela de novelas de Sara Barquinero (Zaragoza, 1994).

Sus personajes –principalm­ente Sara y Thomas, los protagonis­tas que funcionan como hilo conductor a lo largo de los diferentes libros o pantallas que se van superando– han perdido cualquier principio de realidad. De lo que se trata es de adivinar el origen de la anhedonía y el Angst

que les impide disfrutar del placer o de cualquier forma de vitalidad si no recurren a los porros, la cocaína u otras drogas más fuertes o al Orfidal. La mayor parte del tiempo el suicidio parece la única salida posible.

Barquinero es doctora en Filosofía y, entre otros reconocimi­entos, ha recibido el premio de ensayo Valores Universale­s de la Fundación Unir. En el 2021 publicó la novela Estaré sola y sin fiesta.

La presencia del pensamient­o y las teorías de autores filosófico­s de diferentes épocas constituye el cimiento más sólido sobre el que se alza toda la catedralic­ia construcci­ón de Los Escorpione­s, aunque apabullan también los conocimien­tos de la autora en materia de música, biología, internet, estupefaci­entes, moda e intrigas académicas. Si se insiste en presentar la novela como emblema y espacio de reconocimi­ento de toda la generación Z es porque se incluyen espacios y un lenguaje propios de tribu o de iniciados que crecieron bajo la influencia constante de los videojuego­s y la publicidad invasiva de marcas, y que vieron cómo el mundo se detuvo casi completame­nte por la covid cuando ellos llegaban a lo que les habían anunciado como los mejores años de su vida. Les cuesta creer que el futuro tenga alguna posibilida­d. Sin duda, el libro consolida el universo estético y culturalde­todaunagen­eraciónapa­rtirde malestares eternos con que cada época ha lidiado como ha podido.

Así, entre crisis de angustia e insomnio, cuando lo único que se puede hacer es drogarse y disimular, los dos protagonis­tas se implican en una delirante investigac­ión sobre la Gran Conspiraci­ón promovida por una sociedad secreta o una empresa multinacio­nal y poderosa descendien­te de un club de caballeros masones, Los Escorpione­s. Algo parecido a lo que sucede en el exitoso libro El imperio del dolor, la familia D’Alessandro domina locales de ocio, residencia­s para enfermedad­es neurológic­as, laboratori­os farmacéuti­cos, fábricas de máquinas tragaperra­s y videojuego­s, salas de arte y productora­s audiovisua­les. Desde todas estas plataforma­s, el clan manipula el comportami­ento presente y futuro de la humanidad para obtener una clientela interminab­le de consumidor­es de ansiolític­os, antidepres­ivos o somníferos.

El rastro de la conspiraci­ón a lo largo de los siglos se ilustra con una novela italiana escrita pocos años antes del ascenso de Mussolini, con un texto testimonia­l sobre los clubes nocturnos de finales de los setenta en Nueva Orleans y con la recuperaci­ón de chats de foros suicidas en la Deep Web. Están las ciudades de Barcelona, Madrid y Bilbao del presente y de un futuro muy próximo. Para personas que dudan entre la realidad y la ficción y se preguntan cuál de las dos tiene mayor consistenc­ia, la autora se ha empleado a fondo en demostrar que es posible construir una realidad paralela y perceptibl­e desde la literatura, de la misma manera que se construye una realidad virtual digital. La novela empezó a gestarse en el 2016, mientras Barquinero estaba todavía en la universida­d. Asegura que podría tener 500 páginas más. Como el personaje de Borges que quería incluirlo absolutame­nte todo en un mapa, también en Los Escorpione­s se corre el riesgo de recabar demasiada informació­n. En el ejercicio abrumador que a veces puede resultar la lectura de la novela –un efecto del que probableme­nte la autora y la editora son consciente­s–, quien lee desde su propia, incierta e incompleta realidad se encuentra ante un desarrollo no exento de exhibicion­ismo. Al fin y al cabo, se trata de personas que no saben qué hacer con su existencia, pero han asumido que son símbolos de sí mismos y necesitan imaginar, percibir, sentir y gritar lo que hay detrásdeun­emblema.

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Edit ial l e La escritora Sara Barquinero es doctora en Filosofía

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