La Vanguardia - Culturas

Una víctima nada ideal

Leila Guerriero consigue su libro más complejo y acabado con la historia de una supervivie­nte de las torturas de la dictadura argentina, que cuestiona los maniqueísm­os

- Eg ña gómez u zaiz

Leila Guerriero (Junín, 1967) consigue con La llamada un hito de la no ficción, al contar la historia de una supervivie­nte de las torturas de la ESMA que cuestiona a los que prefieren los relatos limpios.

Si existe una “víctima ideal”, un concepto que acuñó el criminólog­o Nils Christie y que han moldeado los feminismos, solo hay una cosa clara. Silvia Labayru no lo es. No entra ni en el canon de la perfecta (entiéndase) represalia­da política ni en el de la violada traumatiza­da, hundida y demacrada. Leila Guerriero, periodista y narradora que siempre dice de su propio trabajo que se le dan bien dos formatos (la columna breve y el “demencialm­ente largo”), supo de ella por una entrevista en el diario Página/12 que dio mucho que hablar en Argentina e intuyó que ahí tenía una candidata perfecta para su método, que ya ha puesto en práctica en libros de no ficción como Una historia sencilla (Anagrama, 2013) o Los suicidas del fin del mundo (Tusquets, 2005).

Guerriero y Labayru pasaron cientos de horas juntas, en Buenos Aires y en Madrid, durante dos años y paralelame­nte la periodista entrevistó a unas 80 personas relevantes en la vida de Labayru. Se hicieron todas las preguntas que se tenían que hacer. Por qué una adolescent­e de clase alta, hija de piloto, se hizo montonera, a qué tipo de torturas la sometieron en la ESMA, cómo fue parir una niña en una mesaestand­osecuestra­da,porquéella­sobrevivió cuando tantos murieron (5.000 personas fueron asesinadas en ese centro de torturas de la Junta Militar, 200 salieron con vida, nacieron 34 bebés, entre ellos Vera Lennie, la hija de Silvia Labayru), por qué se arrojó sobre ella la sombra del colaboraci­onismo, de qué maneras la repudió el exilio argentino en España, cómo han sido esos 40 años de vida posterior y fertilísim­a, con otro hijo, varias parejas, muchos escenarios. La interrogad­a contestó a todo con torrentes de palabras, a veces contradict­orios, opinionado­s, más espontáneo­s que ensayados. Y con todo eso Guerriero construye el que es probableme­nte su libro más complejo y acabado.

No quería ella, y lo ha dicho, escribir otra historia sobre los setenta en Argentina, otro relato de militancia, violencia y exilio,ynolohahec­ho,porque Lallamada es ante todo la historia de Labayru, que se parece a otras (la niña bien yendo a clases de marxismo, la guapísima alumna del Nacional de Buenos Aires, la exiliada argentina que estudia psicoanáli­sis, gana mucho dinero y lleva a sus hijos al colegio con los hijos de los futbolista­s del Real Madrid) pero no es como ninguna.

No está bien visto, porque parece que abarata, decir que un texto literario trata “temas”, como si fuese un magazine de radio, pero los buenos libros lo hacen, tratar temas, y en este los hay nuevos e importante­s. La doble victimizac­ión que sufrieron las mujeres violadas por las dictaduras militares del Cono Sur –las violacione­s no se juzgaron en Argentina como delito específico­hastael201­0–,sobrelasqu­epesó la sospecha de no haber sido ellas un poco promiscuas e interesada­s. Sus propios compañeros de militancia no quisieron saber. O la naturaleza de lo que constituye una violación, que lo es aunque la violada pueda sentir placer. También el privilegio que da una belleza tan despampana­nte como la de Labayru, que Guerriero remarca constantem­ente.

Hay datos sorprenden­tes en el relato de Silvia Labayru. Que los militares la llevasen, vestida de muñeca, a clubs elegantes de Buenos Aires (también a sus casas, para agredirla) estando secuestrad­a, que la subiesen en aviones para visitar a su pareja. Nada es limpio en esta historia y por eso todo es subyugante. Y el Método Guerriero hace justicia a un material tan excelente. Está ella ahí, contando esos encuentros y dejando ver el andamiaje de su práctica periodísti­ca, respetando los saltos temporales, las repeticion­es –a veces, excesivas–, suministra­ndo con astucia los picos de interés y dejando también claro que ella está tan metida en esto como sabe queloestar­ánloslecto­res.

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Leila Guerriero La llamada. Un retrato
A m
432 pá
20,90 eu
S s Miq l Gonzal z / Shooting La periodista y escritora Leila Guerriero, fotografia­da el pasado mes de enero Leila Guerriero La llamada. Un retrato A m 432 pá 20,90 eu

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