Directivo previsor vale por dos
Ningún profesional es ajeno al riesgo de desempleo: los ejecutivos también deben prepararse
El inicio de año es, tradicionalmente, un buen momento para marcarse nuevos objetivos y buenos propósitos. Este año, en la lista habrá que añadir uno nuevo: luchar por mantener nuestro puesto de trabajo o, al menos, prepararnos por si lo perdemos. Según las previsiones del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), el paro aumentará por encima del 23% en el 2012. Probablemente, los directivos constituirán un porcentaje reducido de los afectados, pero también ellos deben prepararse para un posible desempleo forzoso.
“La carrera del directivo ya no es lineal como antes, cuando un trabajo duraba toda la vida: ahora los ejecutivos tienen que gestionar al menos cuatro o cinco procesos de discontinuidad a lo largo de su vida profesional”, advierte Juan Torras, vicepresidente de la Asociación Española de Directivos (AED) y socio de Egon Zehnder International. Ser conscientes de que esos parones pueden llegar a producirse es el primer paso para gestionarlos correctamente cuando lleguen. “Los directivos están cada vez más concienciados de que ellos también pueden quedarse sin trabajo –explica Xavier Mir, profesor de Esade– pero, cuando llega el momento, ejecutivos que han gestionado empresas enteras con grandes presupuestos son incapaces de gestionar su propia carrera”.
Mir y Torras son dos de los autores del “Informe sobre los procesos de discontinuidad en la carrera profesional del directivo”, un documento elaborado por la AED que plantea recomendaciones para que los ejecutivos afronten, pero también prevengan, las situaciones de desempleo. Es decir, ciertos consejos ayudan al directivo a estar mejor preparado por si de repente se enfrentan a un despido inesperado, incluso cuando no hay ningún síntoma de que esta situación pueda producirse a corto plazo:
-Hacer un ejercicio de autoevaluación periódica.
Al menos cada seis meses, el directivo debe detenerse a realizar su propio análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades), analizando con detalle sus competencias, habilidades y valores, y las áreas de mejora, como pueden ser los idiomas. “Co- nocerse a uno mismo es básico: cuanto más arriba de la organización está un ejecutivo, más desconectado está de la realidad y mayor sensación de falsa autosuficiencia sufre”, advierte Xavier Mir. Contrastar este análisis con terceras personas ayuda a hacerlo más objetivo.
-Desarrollar los propios conocimientos y habilidades.
Mejor no esperar a que sea demasiado tarde para afrontar los puntos débiles detectados en la autoevaluación mediante formación,
No se sabe cuándo habrá que recurrir a la red de contactos: hay que cuidarla también en época de bonanza Gestionar el patrimonio económico con prudencia evitará tener que tomar decisiones precipitadas
ya sea en idiomas u otros temas.
-Aumentar la adaptabilidad profesional.
A menudo, los directivos que llevan décadas trabajando en una misma empresa, e incluso en una misma posición, no son realmente conscientes de los cambios que ha experimentado en ese tiempo el mercado laboral. El ejecutivo debe asumir que, en caso de desempleo, es posible que deba adaptarse a condiciones laborales muy diferentes de las actuales, lo que incluye desde movilidad funcional y geográfica hasta una probable renuncia en materia de expectativas salariales. “El directivo no debe pensar en su salario bruto actual sino en las necesidades económicas que va a tener en el futuro y el cash flow que necesita para cubrirlas”, destaca Mir.
Por muy elevado que sea el cargo actual y su remuneración, el directivo debe evitar siempre actitudes de prepotencia no sólo dentro de la compañía sino también con las personas de su entorno, ya que nunca se sabe si en un futuro deberá recurrir a ellas en busca de apoyo. “Cuando pierden su empleo, muchos directivos se ven rechazados por personas con las
-Evitar actitudes soberbias.