La salud, destino colateral de la crisis
La inversión en el bienestar físico y psíquico de las plantillas no está entre las prioridades de la empresa en el momento que más se necesita
Con cuatro años de crisis a cuestas sería absurdo pensar que el estado de las plantillas de las empresas puede compararse al de la época anterior. Compañeros despedidos, recortes salariales, amenazas de ERE... el entorno se confabula para que el trabajador lo tenga todo menos tranquilidad y equilibrio, dos de los elementos clave para que una persona pueda ser productiva en su puesto de trabajo. La dirección de la empresa debería estar preocupada por el problema, pero en muchos casos el día a día
Están apareciendo patologías nuevas y el problema es que hay muy pocos expertos en tratarlas
ahoga esta realidad con las prioridades que marcan las ventas, los cobros o los problemas financieros para sobrevivir. “Siempre hemos creído en la importancia de la salud laboral para el buen funcionamiento de una organización, pero ahora, además de creerlo, como fundación nos toca alertar de los peligros que comporta bajar la guardia en este aspecto. Y lo cierto es que desde el inicio de la crisis, parece que algunas empresas están en esta tendencia”, advierte Anna Fornés, directora de la Fundació Factor Humà.
Lo cierto es que en muchas empresas la ansiedad se apodera inexorablemente de sus equipos. Algunos miembros lo llevan mejor que otros, pero, ¡ojo!, las personas con ansiedad tienen más enfermedades somáticas. En cualquier caso, nadie puede negar que hoy el sentimiento de vulnerabilidad está muy extendido. “Hay una serie de enfermedades que tienen origen en el trabajo que habitualmente se pasan por alto. Hay una patología que está infradeclarada en las empresas”, afirma Pere Plana, director médico de Reckitt Benckiser y ex presidente de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad en el Trabajo. Desde su punto de vista, la empresa debe tener una política de salud global, basada en la identificación y prevención de las enfermedades laborales. “La crisis ha añadido una nueva patología, la incertidumbre ante el futuro, que aparece justo en el momento en que muchas empresas han recortado los gastos dedicados a salud... en un entorno de más riesgo”, añade.
Para Josep Ginesta, director de la oficina de trabajo de la UOC, “con los años crecen los riesgos psicosociales –carga mental, estrés, mobbing...– que van ligados a la propia organización del trabajo, sin contar la tecnoadicción que no cesa de aumentar y genera situaciones realmente complejas en las personas que en un momento determinado ven que les falla su instrumento tecnológico y se sienten totalmente desprotegidas, desarmadas. El reciente fallo de unos días en las Blackberry generó muchísimas tensiones”. Y añade que “no deberíamos olvidar que con las nuevas tecnologías, aunque no siempre seamos conscientes, estamos 24 horas al día disponibles para el trabajo y eso es algo nuevo que considerar. El problema es que hay muy pocos expertos en tratar estas patologías”.
El momento es complicado, ya