La experiencia de otros países
La Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett) reclama al Gobierno que permita a las ETT colaborar también con los servicios públicos de empleo. “En el resto de Europa, excepto Grecia y Luxemburgo, esto ya es posible, y es evidente que tenemos mucho que aprender de Europa”, advierte Lorenzo Rivarés, portavoz de Agett. Uno de los modelos que proponen es el sistema del voucher, una especie de cheque que se entrega al desempleado para que decida con qué agencia de empleo va a trabajar. En Bélgica, por ejemplo, se usa este sistema. En Holanda, los servicios públicos intercambian información con las agencias privadas, que no cobran parte de su financiación hasta que el parado ha conseguido un empleo estable. En el Reino Unido existen numerosos programas público-pri- vados, entre ellos el Work Programme, dirigido a emplear personas que reciban prestaciones por desempleo. El proyecto está calculado para que sea rentable para el Estado, dado que es menor su coste que el de las prestaciones que recibirían esos desempleados si continuasen en paro. En Alemania también existen programas específicos de colaboración públicoprivada para la inserción laboral que buscan incrementar la empleabilidad de colectivos concretos, por ejemplo jóvenes en riesgo de abandono escolar o parados de más de un año de duración. Como en el caso de Holanda, el Gobierno paga a las agencias privadas un porcentaje inicial para que empiecen a trabajar con los candidatos, otro porcentaje cuando estos encuentran empleo y otro, cuando se comprueba que ese empleo es sostenido en el tiempo.