El IBI, el resorte de los ayuntamientos
El IBI (impuesto sobre bienes inmuebles) se modificó también en el Consejo de Ministros del 30 de diciembre del año pasado para que los 8.100 ayuntamientos incrementaran su recaudación durante dos ejercicios. El Gobierno aprobó una subida que puede llegar al 10%, pero que no afecta a todas las viviendas por igual. Depende de la antigüedad de la revisión del valor catastral y del valor de la vivienda. El incremento se ha establecido de una manera progresiva 10%, 6% y 4%. A mayor antigüedad de la revisión catastral –y por lo tanto, menor adecuación al valor de mercado–, mayor subida. Se ha exclui- do al 50% de las viviendas de menor valor de cada municipio, si sus valores se han actualizado después del 2001. Y también quedan exentas las viviendas cuyo valor catastral se revisó entre el año 2005 y el 2007. El Gobierno espera que se recaude con esta medida 918 millones. Una vivienda con un valor de mercado de 150.000 euros, cuyo valor catastral se revisó antes del 2002, pagaba de media 150 euros, ahora subirá a 165. Conclusión: “Una lección de la crisis es que los impuestos estaban muy ligados al sector constructor”, señala Javier Díaz-giménez, del Iese. Pese a ello, “siguen vinculando subidas de tributos a las viviendas”. incluir alguna ventaja fiscal para autónomos, emprendedores y pymes, que, en palabras de Montoro, “son los que tienen que sacarnos de la actual crisis”.
En opinión de Javier Díaz-giménez, profesor de Economía del Iese, “aunque se han mostrado síntomas de evitar duplicidades entre las distintas administraciones para reducir el gasto, donde más énfasis se ha hecho, hasta ahora, ha sido en el incremento de ingresos vía impuestos”. Y lo más chocante, a su parecer, es “que se haya atrevido a hacerlo el PP y no el PSOE”.
Otra tema es, advierte este economista, “quién paga la subida de impuestos”. Y él mismo responde: “La carga fiscal se ha centrado en los trabajadores por cuenta ajena, es decir, la clase media, que son los ciudadanos que disponen de menos mecanismos para eludir la fiscalidad”.
A juicio de Esteban Raventós, socio director de Backer & McKenzie en Barcelona, “también se ha golpeado fuertemente a ejecutivos y profesionales con rentas medias-altas, lo que puede producir una pérdida de talento al tener los tipos impositivos más altos de Europa”.
Todo ello abre la puerta, según algunos expertos, a un creciente recelo de la clase profesional internacional, la que se mueve de un país a otro hacia España, un país del sur que, pese a todo, tributa a precios nórdicos.