De Deborah Elvira
tricht, el lugar donde se bate el cobre de las antigüedades del mundo, y el resto del año sólo recibe en su galería de Oropesa del Mar. Una estrategia que implica algo de misterio y de aventura, y que refleja bien la actitud de Deborah que se siente un poco “pirata” cuando abre sus cofres, expo- niendo sus tesoros al escudriñamiento del coleccionista.
Ese tesoro, hecho a base de compras realizadas en anticuarios y subastas de toda Europa, casi no tiene en su haber joyas de arqueología y se centra en periodos como el renacimiento y el barroco (con más técnica a la hora de tallar las piedras preciosas y con afluencia del diamante y un triunfo total de las perlas), aunque incluyen orfebrería creada hasta finales del siglo XVIII. Lo más difícil de encontrar es la joyería medieval, como las piezas bizantinas o las sajonas, plenas de esmaltes policromos o filigranas, con grandes trabajos en oro y piedras de talla cabujón.
Este tipo de coleccionismo es muy exclusivo por la escasez de piezas que han desaparecido, entre otras cosas, por haber sido desmontadas posteriormente dado su valor comercial intrínseco. Sus coleccionistas son variopintos, hombre y mujeres, españoles y extranjeros, casi siempre con la predilección de las personas por las piezas de su país de origen. Un interés que no es sólo cultural y que Deborah atribuye a esa conexión emocional que los humanos sentimos por las cosas que usamos como objetos personales. Este es el caso de estas joyas, que aunque son también objetos de coleccionismo destinados a las vitrinas, se venden en un estado en que pueden ser usadas, cosa de lo que la galerista se siente particularmente orgullosa.
Deborah recuerda anécdotas como la de una señora que durante una feria venía todos los días a ver un anillo romano. El último día llegó un señor que lo compró y le pidió discreción. Resultó que era otro galerista que se lo había regalado a la señora que trabajaba en su tienda como ¡comisión por las ventas de la feria!
Los precios de estas piezas, cada una de ellas única, oscilan entre 1.000 y 100.000 euros.