LA POLÍTICA DE VIVIENDA DEBE CAMBIAR
Presidente de la Asociación de Promotores de Barcelona
No es ningún secreto que la economía española atraviesa la mayor crisis económica de los últimos 30 o 40 años. Una crisis que se ha cebado con los más necesitados, con las familias y con las empresas y que ha llevado al paro a más de cuatro millones de personas y al olvido a un gran número de empresas. Y, de entre todos los sectores, el de la promoción de viviendas es, posiblemente, el que lo está sobrellevado peor.
La crisis, económica primero y financiera después, ha afectado tanto a las empresas como a las familias. Sin financiación, a muchas empresas les ha sido imposible hacer frente a los pagos de la deuda contraída con anterioridad y han acabado o bien entregando los stocks a las entidades de crédito o, en el peor de los casos, teniendo que cerrar. Mientras que a las familias, a unas les ha imposibilitado comprar una nueva vivienda a pesar de necesitarla; y, a otras, no poder pagar las cuotas hipotecarias. El resultado es que, por una cosa o por otra, las entidades bancarias se han acabado convirtiendo en las primeras inmobiliarias del país.
Se ha puesto de moda hablar
Reactivar la economía y la confianza del país pasa por reactivar también la edificación residencial
de un cambio en el modelo productivo, de la inversión en I+D, de nuevos sectores más cualificados como áreas de desarrollo económico que potenciar para situar a España en la élite económica mundial. Nada que objetar, bien al contrario. Pero esto requiere un tiempo que ahora no tenemos, e inversión, mucha inversión, que tampoco tenemos.
Es evidente que el sector no puede seguir como hasta ahora. Esta lección la hemos aprendido todos. Pero no somos un sector