El modelo catalán: urbano pero uniforme
“Mientras la legislación limite las aperturas de nuevos establecimientos a núcleos urbanos, se mantendrá el actual modelo comercial catalán”, apunta el economista Enric Llarch. Lo que no podrá evitar la Generalitat, que trabaja en una nueva legislación para el sector, es que sean las grandes cadenas y no los pequeños comercios los que se instalen en los centros de las ciudades. El peligro que existe, incluso en Catalunya, es la diferenciación entre centro de la ciudad y los barrios periféricos, que perderán zonas comerciales, y la uniformización, con las mismas tiendas en todas partes. “Al público masivo ya le va bien”, señala Llarch. En el paseo de Gràcia, por ejemplo, están las mismas marcas y franquicias que en todas partes, con honrosas excepciones.
“La crisis actual del comercio sólo profundiza un proceso de cambio del sector que ya estaba en marcha”, apunta el economista Enric Llarch. La revolución ya estaba en marcha; la crisis solamente la ha acelerado. Según Llarch, los formatos tradicionales de microempresa tienden a desaparecer, aunque actualmente todavía se sostienen por algunos colectivos, especialmente los inmigrantes. “Actualmente, la mitad de los puntos de venta son de pequeño comercio, de estos, sólo quedarán un 25%, la mayoría en manos de inmigrantes”, sentencia el economista.
Según los expertos, el éxito del comercio tradicional se basaba en su localización, una ventaja competitiva que ya no es suficien-
Las medidas alivian problemas puntuales, pero si el negocio no es rentable cerrará de todas maneras
te. “La crisis ha focalizado la rentabilidad del sector en la eficiencia en costes y un comercio pequeño nunca será tan eficiente como las cadenas”, destaca Javier Vello, socio de la división de retail y gran consumo del mercado español de PWC. Así, tiene que ofrecer algo extra, “como un servicio exquisito, un producto exclusivo o adaptarse a los horarios de los consumidores, aunque esto exija abrir en horarios intempestivos o sacrificar los festivos”.
Las cadenas de distribución son, en consecuencia, las grandes ganadoras de la crisis, a pesar de que la caída de ventas ha sido tan intensa que se ha cebado en todos los formatos. Si en el 2008, la