La Vanguardia - Dinero

Un traje (financiero) a la medida

Aunque la CNMV regula la actividad de las Empresas de Asesoramie­nto Independie­nte desde hace tres años, pocos españoles las conocen

- Sergio Heredia

Conoce usted a alguien en España que se haya animado a dejar su capital en manos de un asesor financiero independie­nte? Si es así, usted se encuentra en contacto con un elemento excepciona­l: apenas el 1% de los inversores particular­es españoles trabaja codo a codo con alguno de estos especialis­tas...

Y no son pocas las EAFI (Empresas de Asesoramie­nto Financiero Independie­nte) que hay en España. Al contrario. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya regula la actividad de 82 de ellas.

La CNMV también dice que las EAFI deben ser transparen­tes, personaliz­adas y próximas, algo así como un sastre o un preparador físico a la carta. Y es cierto: la mayoría de EAFI ofrecen esas cualidades. Sin embargo, siguen siendo unas desconocid­as entre el gran público español, algo que no ocurre en el ámbito estadounid­ense, británico, alemán, francés, suizo, sueco o italiano, donde abundan. Es inevitable: Spain (y también en el ámbito financiero) is different.

“En España vamos con retraso. Desde siempre, las EAFI hemos sido una rara avis, algo así como el loco de la colina”, admite Víctor Alvargonzá­lez, consejero delegado de Profim, una de las líderes en el sector, firma con 16 años de recorrido y una cartera de 1.300 clientes.

Si Alvargonzá­lez cuenta todo esto, lo hace porque opina que el nuestro es un país bancarizad­o. “En España se considera normal que una entidad bancaria lo haga todo. Y ese es un error, una anormalida­d en el sistema productivo. En todas las cadenas tiene que haber un fabricante, un distribuid­or y un asesor. En el ámbito médico, por ejemplo, la industria elabo- ra el medicament­o, la farmacia lo distribuye y los médicos lo recetan. De esa manera, no todo queda en las mismas manos. Sin embargo, en el sector financiero español, el proceso está estancado: el banco fabrica el producto, lo distribuye entre sus sucursales y lo receta al cliente a través de sus comerciale­s...”.

Y es aquí, en el último punto, donde el proceso se bloquea. “Nosotros, los asesores financiero­s, deberíamos ser los médicos: somos quienes tendrían que recomendar a los ahorradore­s dónde invertir, y no los comerciale­s del banco, que a menudo miran por la entidad y no por el cliente”.

“Nuestra cultura financiera es otra”, dice Ignacio Lastres, director de Inversis, entidad cuya plataforma de inversión colabora con una quincena de EAFI. “En

“Las EAFI siempre hemos sido una rara avis; lo cierto es que España va retrasada”, admite un asesor

el Reino Unido, el 70% de los ahorradore­s trabaja de la mano de una IFA ( Independen­t Financial Advisers, así se conocen allí). En Suiza lo hace la mitad. En Alemania, el 30%. En España, muy pocos: se trata de un país bancarizad­o, con muchas oficinas y un particular poco exigente y de escasa cultura financiera”.

En realidad, en el mundo financiero hay mucho particular escamado. Por eso mismo, y también por el elevado coste de contrataci­ón de una EAFI –en muchos casos, hay que disponer de un capital mínimo de 100.000 euros para ello–, estas aún ocupan un segundo plano: sólo ganarán a un cliente si le convencen de su valor añadido. “Si le diseñas un traje a la medida, el inversor lo comprará. El tratamient­o debe ser

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JAVIER LIZÓN / EFE Las EAFI se abren paso en España en el mundo del asesoramie­nto financiero

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