El perfil del inversor particular
Hombres en un 80% de los casos, de cuarenta años o más y con un considerable patrimonio, siempre superior a los 100.000 euros. “Y, sobre todo, buscando una nueva experiencia inversora”, dicen fuentes del sector. Es ese el perfil medio del particular que decide dar el salto, abandonando el paraguas de la entidad bancaria para ponerse en manos de un asesor personalizado. “La crisis ha ayudado a poner de manifiesto un problema tradicional en el mercado español –dicen estas fuentes–: el conflicto de intereses entre la banca, como vendedora y, a la vez, fabricante de productos de inversión, y sus clientes. La solución a estos conflictos pasa, inevitablemente, por el asesoramiento financiero independiente, objetivo y personalizado, una nueva forma de invertir que los clientes de la EAFI ya disfrutan”.
Aunque la cultura financiera española sigue retrasada, al menos en relación con sus vecinos, algunos de sus conceptos van cuajando en el imaginario popular. “En la calle, ya oímos términos como ‘estructura abierta’, ‘prima de riesgo’ o ‘depósito’”, dice Alvargonzález. “Y en este proceso, la figura de la EAFI también va entrando –añade Lastres–. La regulación de la CNMV va removiendo los obstáculos que impiden que las EAFI progresen”. personalizado y cariñoso –dice Alvargonzález–, porque muchos de ellos llegan rebotados desde una mala experiencia bancaria”. “Raro es el cliente que no haya sufrido un disgusto a cuenta de un producto tóxico”, le corrobora Lastres.
“Aun así, no podemos garantizar ganancias”, dice Alvargonzález, con la intención de desmentir el tópico del eterno beneficio. “El rendimiento varía según las cosechas: nosotros tampoco somos inmunes a la mala situación actual”. En el desastroso 2011 –un hito negativo en la historia bursátil–, el perfil medio de Profim ha perdido entre un 3% y un 4%. “Sin embargo, en un escenario más amplio, tenemos clientes que han ganado un promedio de un 7% anual desde el 2006”.