LAS AUTONOMÍAS Y SUS EMPRESAS
Los gobiernos propenden a ampliar sus poderes y actividades, ya sea en el ámbito asistencial, la enseñanza, el intento de recuperar la actividad de empresas fallidas o en la creación de conglomerados, como el INI, que aspiraban a cubrir la ausencia de oferta privada. En la actividad económica, el sector público es eficaz porque consigue lo que pretende, sea la aportación de un servicio o producto o el aumento de empleos. Por otra parte, es ineficiente y para igual producción gasta más de lo estrictamente necesario, lo que, en una economía abierta, perjudica a compradores y a contribuyentes. Las causas remiten a los estímulos, la falta de competencia, la imprecisión de la titularidad, la facilidad excesiva para obtener recursos, la carencia de una propiedad que pueda apropiarse el excedente logrado, la selección interna, etcétera.
Con el paso del tiempo, estas actividades se degradan y desaparecen o pasan a manos privadas e inician una nueva vida. Estas peculiaridades y sus causas son bien conocidas y hay varios autores que han tratado sobre ello: J. Barea Tejeiro y A. Gómez Ciria, El problema de la eficiencia del sector público en España (IEE, 1994), y A. Utrilla de la Hoz, El sector público empresarial autonómico y local, ( IEE, 2006).
Las administraciones antiguas se expanden ampliando sus actividades, sea desdoblando funciones o creando otras, lo que no obsta para que, cuando hay recursos fácilmente asequibles, caigan en la tentación de dejar su huella pétrea para la posteridad. Por su parte, las neófitas, menos avezadas, se atreven a casi cualquier cosa, sea la construcción de puertos y aeropuertos, parques industriales, centros tecnológicos, cría de ganado, productos alimenticios, minería, casinos, arte escénico, periódicos, estaciones de radio y televisión, centros deportivos, transportes... con voluntad de sustituir o complementar al sector privado. En algunos casos, se intenta todo a la vez. En estas actividades se asignan las prerrogativas que les parecen convenientes, se endeudan y, aunque a veces hacen cosas útiles, con el paso del tiempo, es muy posible que lo que resulte sea la carga financiera remanente, los costes de mantenimiento, polideportivos en pueblos pequeños que se usan dos veces al año…
Hay circunstancias en las que las administraciones deben dar un primer paso. En su día la fábrica de camiones Pegaso (¡qué maravilla sus coches únicos!) cubrió una carencia, después compitió con Barreiros en condiciones desiguales. Con el tiempo, desaparecieron ambas. Hay minas que volvieron al gobierno y este no fue capaz de mantenerlas y cerraron, otras cambiaron de manos y ahora, con propiedad privada, han vuelto a ser rentables y mantienen empleos sólidos. En contra, hay un cabildo que es el primer emprendedor, el primer endeudado de su ámbito y sin ganancias. Se han expropiado terrenos sin disponer de recursos para pagarlos, se ha agotado el crédito, perjudicando a las empresas viables y aumentando el paro. Hay que cambiar el rumbo.
Lo que ahora importa es, por una parte, frenar el aumento de la deuda para pasar a eliminarla,
Las empresas públicas son ineficientes y para igual producción gastan más de lo estrictamente necesario
salvar lo que pueda funcionar por sí mismo y ponerlo en las mejores manos. Por otra parte, las prestaciones que hacen las administraciones públicas para los ciudadanos, cuando puedan ser realizadas con igual o mejor calidad y menor coste, deben encargarse a quien mejor pueda hacerlo. Los recursos financieros y otros, de los que se puede disponer, son menores que hace tres o cuatro años y lo que permitieron hacer vale mucho menos de lo que costó. El aumento de la actividad del sector público ha ido acompañado de un exceso de gasto que ahora se paga con demoras amplísimas y sin poder negociar los derechos de cobro.
Las propias administraciones públicas deben fusionarse, reducirse y aumentar su eficacia y eficiencia, lo que es posible si se centran en lo que les es propio. Así aportarían la tranquilidad y el ejemplo que ayudarían a que vuelvan la inversión y el empleo.