Cuándo se convierte en un problema
Como ante cualquier otra situación de pérdida, en las primeras fases del duelo posdespido el afectado responde con desorientación, aturdimiento, ansiedad –con síntomas externos o no–, palpitaciones o conductas obsesivas de búsqueda de empleo, entre otras manifestaciones. A veces, superar este proceso de duelo puede requerir apoyo psicológico. “Conviene empezar a preocuparse y plantearse ir al médico si han pasado ya dos o tres semanas desde el momento del despido y la intensidad de la angustia y otros problemas asociados, como el insomnio, continúa siendo elevada”, explica el psicólogo Roger Puigdecanet, director del Centro de Psicología, Asesoramiento Personal y Salud Psigma. Aunque los asesores laborales recomiendan no acudir a procesos de selección hasta estar totalmente recuperados, Puigdecanet opina que enfrentarse de nuevo a la búsqueda de trabajo ayuda a superar el duelo. “Pero hay que volver de forma realista, evitando la impaciencia y la obsesión de encontrar trabajo enseguida, rechazando los sentimientos de culpa y cargándose de autoestima”, destaca. Que el duelo posdespido acabe haciéndose crónico o no depende, entre otros factores, de la personalidad del afectado. “Si se trata de una persona con personalidad neurótica, con tendencia a descontrolarse mucho, es fácil prever que sufrirá ante un despido”, apunta Puigdecanet. Si a ello se une un entorno poco favorecedor, el problema se puede hacer crónico y derivar en un estado depresivo conocido como “síndrome del paro”. un profesional en fase de duelo está hundido y lo transmite en las entrevistas a través de su lenguaje verbal y corporal, en lugar de venderse a sí mismo con energía positiva”.
La profundidad y duración del duelo posdespido depende de muchos factores. Por ejemplo, cuánto tiempo se llevaba trabajando en la empresa, el grado de satisfacción, la relación con los compañeros, el motivo de la desvinculación o el carácter individual o colectivo del despido, entre otros. Por ejemplo, en caso de expediente de regulación de empleo (ERE), el duelo puede comenzar ya cuando el afectado empieza a ver peligrar su puesto. “En casos así, a menudo el afectado saca todo su duelo al exterior antes del propio despido y, en el mismo momento en que se queda sin empleo, ya puede retomar inmediatamente la búsqueda de uno nuevo”, explican García y Polo, de Evoluciona_t.
El momento en que se produce el despido también influye: las firmas de consultoría recomiendan siempre a las empresas que eviten despedir trabajadores en fe-
Tras la fase de negación –“esto no me puede pasar a mí”– viene ira, tristeza y, finalmente, aceptación
chas destacadas, como cumpleaños, nacimiento de hijos o fiestas especialmente señaladas “Si te despiden antes de Navidad, por ejemplo, te pasas todas las fiestas teniendo que explicar a la familia lo que te ha pasado, y el duelo puede agudizarse”, señala García Pont.
Durante el proceso de duelo posdespido, la autoestima del afectado puede verse muy mermada. “Hay que saber distinguir y tener muy claro en todo momento que perder tu empleo no supone fracasar como persona, no te rechazan a ti sino a tu trabajo”, recuerda Maite Piera, autora del blog Tu Coach Virtual y del libro Buscar trabajo para dummies. A veces es el propio entorno quien mina la autoestima del candidato. “Tenemos casos de personas que llevan semanas sin trabajo y aún no se han atrevido a confesárselo a sus parejas, padres o hijos por temor a su reacción, e incluso matrimonios que han acabado divorciándose porque no han superado este proceso”, reconocen los consultores de Evoluciona_t.