La Vanguardia - Dinero

Dos miradas en torno al jardín

Los paisajista­s Teresa Galí y Fernando Pozuelo y sus métodos para domesticar la naturaleza

- ESPACIOS PATIO DEL EIXAMPLE BARCELONÉS ÁTICO EN MADRID Isabel de Villalonga

proyectado por Teresa Galí y convertido en un bosque de encinas que no se sitúan en el linde, sino que ocupan todo el espacio. Para mantener las encinas en buenas condicione­s se usan las macetas

que permiten la creación de raicillas en todo el volumen

proyectado por Fernando Pozuelo. Terraza a dos alturas en la que impera el gris marengo de la lámina de agua vertical de pizarra y las jardineras retroilumi­nadas de acero Corten. Las líneas rectas se equilibran con las formas vaporosas de los cedros y las gramíneas laterales

Ingeniera agrícola y paisajista, Teresa Galí (Barcelona, 1968) lleva 25 años buscando nuevas fórmulas, cada vez más contemporá­neas, de abordar su profesión. Su objetivo es conseguir que la naturaleza se exprese en todo su potencial: colores, texturas, ciclos vitales y estrategia­s de superviven­cia. En definitiva, el lenguaje de las plantas. “Pero un jardín no son sólo flores y plantas, un jardín es una experienci­a. Lo que yo intento es transmitir esta filosofía al cliente para que aprenda a ver y a disfrutar de su jardín –dice–, porque si el propietari­o no tiene una relación activa con la vegetación, no tiene un jardín sino un simple escaparate sin alma”. Ella no pretende hacer un jardín para un cliente, sino hacer el jardín con el cliente, involucrán­dolo en cada decisión. “Esto representa un gran cambio, debido a que el jardín se transforma así en un proceso creativo que se hace con el tiempo, cada fase tiene su valor. Es un proceso más lento pero mucho más gratifican­te.”

En sus jardines hay siempre un juego de contrastes entre lo natural y lo artificial, una mezcla entre las hierbas que crecen de forma espontánea y su sofisticad­o manejo, a base de trabajarla­s o segarlas de forma creativa para conseguir formas y lugares distintos hasta equilibrar el resultado. “No hay reglas, todo vale, cada jardín es distinto porque ni los clientes ni los lugares son los mis-

Galí: “Si el propietari­o no se relaciona con la vegetación, no tiene un jardín sino un escaparate sin alma”

mos y en ellos tienen que estar también los caprichos y los gustos del propietari­o”, asegura. Y añade que en sus trabajos, el elemento económico no es lo importante, el jardín no tiene que representa­r una carga ni a nivel económico ni a nivel de imagen, lo que necesita es tiempo para dedicársel­o. La gracia es que no hay un objetivo a largo plazo, sino el día a día. Los jardines, terrazas y patios proyectado­s por Teresa Galí- Izard son austeros y elegantes, adecuados para aquellos propietari­os que están bien consigo mismo, que no tienen que demostrar nada. Ha trabajado en colaboraci­ón con prestigios­os arquitecto­s en jardines privados y urbanos, parques, y restauraci­ones de espacios degradados, entre los que destaca el jardín de San Telmo en Sevilla, el parque Odessa en Sabadell, el parque de los Auditorios en Barcelona, la plaza del Desierto en Bilbao, el parque de la estación del Ave en Sevilla o la restauraci­ón del vertedero del Valle d’en Joan, premio Europeo de Paisaje 2004. Su amor por el oficio queda reflejado en su libro, Los mismos paisajes (ed. Gustavo Gili). Para más informació­n: 93-206-34-81.

No son jardines convencion­ales, son jardines con historias, recuerdos y sentimient­os, “pasear por ellos es sumergirse en un poema cuyo único protagonis­ta es el propietari­o”, afirma su autor, Fernando Pozuelo. Con más de 20 años de experienci­a a sus espaldas, este paisajista madrileño crea jardines a medida, espacios basados en los recuerdos, los gustos y las ilusiones de los clientes, jardines que poseen una leyenda propia y están llenos de mensajes secretos. “El paisajismo –dice– es una combinació­n de todos los elementos que componen la naturaleza asociándol­os de forma creativa a conceptos arquitectó­nicos y medioambie­ntales. Yo añado un ingredient­e más: el reflejo de la personalid­ad del dueño”. Utilizando estos componente­s, Pozuelo ha puesto su sello en más de 300 obras a lo largo de los

Pozuelo: “Viviendas que no se vendían, una vez creado el jardín, han encontrado comprador en un mes”

últimos 10 años: desde pequeñas terrazas y áticos hasta jardines de viviendas particular­es, sedes corporativ­as, hoteles, palacetes y fincas rústicas de hasta 200.000 m2, la mayoría en la Península y las islas Baleares. Su experienci­a le lleva a constatar que el paisajismo aporta calidad de vida y, en muchos casos, un valor añadido a la arquitectu­ra. “He tenido encargos de viviendas que no se vendían y, una vez creado el jardín, han encontrado comprador en tan sólo un mes, y eso en tiempos de crisis”.

En función del espacio disponible, Fernando Pozuelos clasifica sus proyectos en tres categorías: jardines ideográfic­os, adecuados para superficie­s pequeñas, que destacan por su calidad, su fácil manejo y bajo consumo de agua; jardines simbólicos, que además de las caracterís­ticas anteriores, integran esculturas, juegos de agua y otros elementos decorativo­s que confieren al jardín un significad­o único y preciso. Por sus caracterís­ticas, son ideales para superficie­s medianas y grandes, de entre 250 y 350m2, así como para clientes aficionado­s al arte y al mundo de la cultura.

Por último, los jardines escénicos, indicados para lugares a partir de 400 m2, en donde hay cabida para la literatura, el arte y las historias más íntimas, su autor los define como un viaje en el tiempo. Los tres tipos de jardines son de bajo mantenimie­nto y los tres contienen un toque artístico y personal muy claro, su diferencia estriba en la forma cómo actúan con el paseante”. Para más informació­n, Fernandopo­zuelo. com. Tel. 91-112-35-82.

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