Y como puntilla, el petróleo
Los elevados precios por la demanda y el embargo sobre Irán pueden agravar la coyuntura
Aunque los menores de 35 años no lo recuerden, las últimas recesiones han coincidido con aumentos sensibles de la cotización del petróleo, terminando por los 147 dólares por barril alcanzados en julio del 2008, dos meses y medio antes de la quiebra de Lehman Brothers. Obviamente, atribuir la Gran Recesión al aumento coyuntural y especulativo (alimentado, cómo no, por Goldman Sachs) de las cotizaciones del petróleo es una simplificación. La causa fue el pinchazo financiero inmobiliario, pero con el galón (3,8 litros) de gasolina por encima de 4 dólares, el impacto psicológico fue innegable. El consumo de gasolina aún no ha recuperado el nivel del 2007, ni las ventas de coches, y estos son cada vez menos ávidos en carburantes. La industria del automóvil se adapta con modelos híbridos, eléctricos y ligeros. La ostentación está en unos monstruos de más de dos toneladas y una docena de litros consumidos a los cien kilómetros.
Viene esto a cuento porque, en el peor de los escenarios, los
Con un 4% de la población mundial, EE.UU. consume entre un 20% y un 25% de todo el petróleo
profesionales del pesimismo dibujan un panorama en el que los precios del petróleo seguirán subiendo hasta julio... cuando empezará el embargo sobre las exportaciones de Irán, cuarta potencia mundial. El encarecimiento restará poder adquisitivo en una Europa en recesión y en EE.UU., donde crecer al 3% sigue siendo un sueño. Obligará a realizar ajustes en el gasto de los hogares con un resultado cantado: menos consumo. Y cuando eso ocurre, bajan los salarios, el empleo, la inversión y los ingresos fiscales.
En la embarrancada unión monetaria europea, el petróleo caro agrava y agravará una recesión que se nos promete suave. No en vano, el precio del barril expresado en euros ha alcanzado ya su máximo histórico y en Francia, con una carga impositiva más alta que en España, los automovilistas pagan más de 1,6 euros el litro, veinte céntimos más que aquí, con precios también en máximos históricos.
El martes, en Les Échos, el experto en energía Olivier Appert, recordaba que en el 2011 el mundo afrontó “un tercer choque petrolífero: en media el precio del barril de Brent cotizó a 111 dólares, 30 más que en el 2010, un precio superior al máximo alcanzado en 1980, cuando el segundo choque”. El impacto ha sido mayor en la zona euro debido a la subida relativa del dólar. En enero, el precio del petróleo llegó a 88 euros el barril (0,55 euros el litro), un 46% más que el precio medio de un año atrás.
Como en tantos otros ámbitos, las cosas no dependen de nosotros sino de EE.UU. y de Irán, principalmente. El primer consumidor mundial de petróleo se encuentra en plena precampaña electoral y un galón (3,8 litros) a cuatro dólares (2,97 euros; 0,78 céntimos el litro) resulta muy impopular hasta el punto de plantear la utilización de las Reservas Estratégicas de Petróleo. El miércoles, el secretario de Energía, Steven Chu, reiteró que no descarta nada. Congresistas republi- canos y demócratas han solicitado a Barack Obama que intervenga para frenar “la rápida escalada de precios”, atribuyendo su origen a la “especulación” en un olvido aparente de que la subida de las cotizaciones ha corrido pareja con las tensiones entre Irán y EE.UU. y sus aliados. Por no mencionar los datos con toda su crudeza: con un 4% de la población mundial, EE.UU. consume entre un 20% y un 25% de todo el petróleo. ¿Quién especula?
El embargo afectará a un país que produce 3,5 millones de barriles diarios de los que exporta dos. Los defensores del embargo aseguran que existe en estos momentos un excedente de capacidad global de dos millones de barriles diarios; en teoría los números cuadran, pero en la práctica los periodos con tan escaso margen de potencial productivo han provocado tensiones alcistas sobre las cotizaciones.
EE.UU. cuenta con 700 millones de barriles en sus Reservas Estratégicas de Petróleo, unas existencias impresionantes pero cuya force de frappe puede diluirse rápidamente en el océano diario del mercado mundial, 87 mi- llones de barriles cambiando de manos a diario (y diez veces más en forma de contratos y opciones sobre futuros). El martes, en su editorial, el Financial Times (FT), recordaba que las reservas estratégicas se utilizaron con cierto éxito durante la guerra para liberar Kuwait en 1991 y después del huracán Katrina en el 2005. No fue así, con la decisión de vender 30 millones de barriles para compensar la ausencia de exportaciones libias el verano pasado. En el FT, recomiendan a Obama no utilizar las Reservas Estratégicas como arma electoral/populista.
En 1998, el barril de crudo pro- medió 10 dólares. Con la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela volvió la disciplina a la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Desde entonces, la explosión de la demanda china y la expansión alimentada por las burbujas financiero-inmobiliarias han doblado, triplicado, cuadruplicado and so on los precios hasta alrededor de 120 dólares (89,61 euros, el jueves).
Y en la guerra propagandística entre EE.UU. e Irán, los funcionarios de este régimen que busca tecnología nuclear punta se las han ingeniado mejor que los genios del Pentágono y la CIA: gracias al anuncio de un embargo Irán ha visto como sus ingresos por exportaciones crecían un 15% desde febrero mientras los más de 200 millones de estadounidenses motorizados veían cómo los precios se acercaban a 3,8 dólares el galón.
Se ha dicho y escrito que el estrecho de Ormuz, por donde transita el 20% de las exportaciones mundiales de petróleo y el 33% de las que transportadas por mar, llegó a obsesionar incluso al propio Adolfo Suárez. Irán tiene potencial para bloquear este punto clave. Mientras los halcones israelíes y estadounidenses sigan voceando sus planes de bombardear las centrales iraníes, parece sensato acumular algo más de petróleo del necesario.
En febrero, los precios han subido un 9% por este motivo. Arabia Saudí produce 9,7 millones de barriles diarios, lejos de los 12,5 millones que viene prometiendo desde hace cinco años.
En enero, el precio del barril llegó a 88 euros (0,55 euros/litro), un 46% más que el precio medio en el 2011
Irán, además, es un ejemplo de la teoría del peak oil, en castellano, cuando las reservas tocan techo e inevitablemente mengua la producción. En 1980, producía 4,3 millones de barriles diarios. Y el declive no cabe atribuirlo a unas cuantas tuberías en mal estado. Se trata de yacimientos explotados desde hace más de 60 años. Y llegado a este punto, un respiro para los escépticos que no creen que el petróleo vaya a acabarse. “Hace 40 años que dicen que el petróleo se acaba en 40 años”.
Irán sirve de ejemplo de otra inversión en el mercado con un crecimiento exponencial del consumo en los países productores que, inevitablemente, pierden capacidad exportadora. Como en Venezuela y Argelia, países muy jóvenes con crecimiento dinámico y precios de 10 céntimos por litro. Eliminar estas subvenciones originaría “revueltas de la gasolina”. En China, el Partido Comunista ha decidido no subir los precios hasta concluir el Congreso Popular, el 15 de marzo. En España, la fiscalidad sobre gasolinas podría aumentar...después de las andaluzas, el 30 de marzo.