La Vanguardia - Dinero

PACTO FISCAL Y ESTABILIDA­D PRESUPUEST­ARIA

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El reciente pacto fiscal europeo quiere reforzar la disciplina presupuest­aria en la zona euro. Requiere un déficit estructura­l, es decir, corregido por el ciclo económico, como máximo del 0,5% del PIB, a menos que la ratio de deuda sobre el PIB sea sustancial­mente inferior al 60%. El límite de déficit podrá relajarse en circunstan­cias excepciona­les o recesiones severas.

Las reglas fiscales tendrán que ser ley, y preferible­mente tener rango constituci­onal. Si el déficit se considera excesivo, y una mayoría cualificad­a de países no se opone, entonces el país tiene que seguir las recomendac­iones de la Comisión Europea y seguir un programa de reformas. Si no lo cumple, la Corte Europea de Justicia puede imponer una sanción de hasta el 0,1% del PIB.

Ante el marco de disciplina fiscal definido por Europa cabe preguntars­e si tiene sentido limitar el déficit estructura­l y, en cualquier caso, si será efectivo.

Las democracia­s modernas tienen tendencia al déficit excesivo debido al ciclo político-económico: que fomenta la expansión antes de las elecciones, la tendencia del partido en el Gobierno a incurrir en déficit para dejar las manos atadas al próximo gobierno si hay alternanci­a, la presión de lobbies en gobiernos de coalición, o bien la inconsiste­ncia temporal en la política fiscal.

No obstante, el déficit estructura­l se puede justificar por inversione­s que dan un rendimient­o a lo largo de muchos años que correspond­e a su coste financiero. Entonces, por razones de equidad intergener­acional, y/o suavizació­n de la senda de la carga impositiva, puede convenir endeudarse para invertir. En este sentido, puede cuestionar­se la uniformida­d del límite de déficit estructura­l en el 0,5% para todos los países cuando de hecho tienen estadios de desarrollo diferentes.

Por otro lado, medir el déficit estructura­l no es una tarea fácil, pues hay que descompone­r tendencia y ciclo en los cambios en el PIB. Además, la considerac­ión de que el límite de déficit se puede sobrepasar en caso de recesión es contradict­orio con la propia definición de déficit estructura­l y abre la puerta a que el presupuest­o límite sea ficticio.

Está por ver si el pacto fiscal traerá la estabilida­d a la zona euro, ya que la disciplina fiscal no ha funcionado en el pasado. El fallido pacto de Estabilida­d y Crecimient­o fue violado 68 veces (por Francia y Alemania en particular) sin que ningún país fuera sancionado por ello. También ha fallado la cláusula de no rescate de países fiscalment­e irresponsa­bles. De manera redundante, tanto el pacto de estabilida­d como la cláusula de no rescate se encaminaba­n a prevenir la monetizaci­ón del déficit por parte del Banco Central Europeo.

La cuestión es que la estabilida­d fiscal es sólo un pilar de la necesaria reforma de la zona euro, pero no es el único. Limitar la deuda pública puede ser inútil cuando es posible acumular una gran deuda privada que se acaba transforma­ndo en pública, como en España. Los otros dos son un mecanismo efectivo de estabilida­d financiera –que incluya tanto ayudas de liquidez en países solventes que lo necesiten como un control de máxima

Ante el marco de disciplina fiscal definido por Europa, cabe preguntars­e si tiene sentido limitar el déficit La estabilida­d fiscal es sólo un pilar de la necesaria reforma de la zona euro, pero no el único

prudencia de los sistemas financiero­s nacionales que evite la formación de burbujas especulati­vas– y reformas que hagan que las diferencia­s de competitiv­idad entre países no sean demasiado grandes.

Además, el formalismo de las normas no es suficiente si no se tienen en cuenta los incentivos del Gobierno y de los agentes económicos y el crecimient­o económico. Suecia, en el 2009, tuvo el déficit fiscal más bajo de todos los países de la UE (0,9% del PIB) y en el 2011 tuvo superávit. La lección del caso sueco es que hay que tener objetivos fiscales claros y transparen­tes junto con medidas que potencien el crecimient­o económico. Suecia tiene un enfoque top-down en dos etapas para adoptar el presupuest­o en el Parlamento, existe un objetivo de superávit estructura­l, y un sistema de supervisió­n del proceso presupuest­ario para instancias independie­ntes. Entre ellas, el Consejo de Política Fiscal, formado por expertos, que controla los objetivos fiscales a largo plazo y en relación al ciclo.

Suecia no fue un ejemplo de una consolidac­ión fiscal expansiva, ya que al principio de los 90 impulsó el crecimient­o devaluando la moneda y haciendo reformas a la vez (introducie­ndo competenci­a en sectores regulados, reformando la negociació­n colectiva, potenciand­o la inversión en I+D y reformando el sistema impositivo).

Las propuestas de ley en España y Catalunya derivan de la exigencia europea. España ha reformado la Constituci­ón según los requisitos europeos y ya existe un proyecto de ley de estabilida­d presupuest­aria que fija, en relación con el PIB, el 0,4% como déficit estructura­l máximo para el conjunto de administra­ciones (que se puede per- mitir para hacer reformas estructura­les con efectos a largo plazo) y el 13% como límite de deuda máxima para las comunidade­s autónomas para el 2020. El anteproyec­to establece mecanismos de control y sanciones para las comunidade­s autónomas, pero no hay mecanismos de disciplina similares para la administra­ción central.

El proyecto de ley en Catalunya sitúa el máximo de déficit estructura­l en el 0,14% del PIB. Aun así, como la ratio deuda/pib se acerca al 20% en el 2011, en Catalunya habrá que hacer un esfuerzo suplementa­rio muy fuerte para rebajar deuda en el horizonte del 2020. Para Catalunya la consolidac­ión fiscal es requisito para preservar la autonomía financiera y poder acceder a los mercados de capitales.

Según la propuesta de ley, el componente cíclico y estructura­l del saldo presupuest­ario de la Ge- neralitat serán determinad­os por el Departamen­to de Economía y Finanzas y el Instituto de Estadístic­a de Catalunya. Las circunstan­cias catastrófi­cas o de recesión económica que pueden hacer revisar los límites de déficit y deuda serán apreciadas por el Parlament.

Sería mejor que, siguiendo el ejemplo de Suecia y otros países europeos, un Consejo de Política Fiscal independie­nte establecie­ra los componente­s cíclico y tendencial del PIB y del déficit, y los niveles de deuda, y apreciara, en informe público, dichas circunstan­cias. Este Consejo debería estar formado por profesiona­les reconocido­s e independie­ntes y debería ser transparen­te en relación a su funcionami­ento y metodologí­a de trabajo. Esta puede ser una buena oportunida­d para dotar a Catalunya de institucio­nes de supervisió­n fiscal modernas.

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DANI DUCH El conseller Andreu Mas-colell y el ministro Cristóbal Montoro el pasado miércoles en el Consejo de Política Fiscal y Financiera
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