La economía verde también lo pasa mal
En sólo tres años, la facturación se duplicó, impulsada por las exigencias ambientales y las directivas europeas, pero la casi total dependencia de las contratas públicas lastra su desarrollo futuro
El sector económico del medio ambiente estaba compuesto en España por 7.780 sociedades en el año 2009. Son las empresas que se dedican a la prevención, mitigación o corrección de los impactos que crean las actividades en los sistemas naturales. Estas actividades han llegado a representar casi el 3,8% del PIB en el 2008; pero sufren ahora la crisis con la misma intensidad que el resto de la economía. La fuerte dependencia de la contratación pública, la falta de un tejido industrial de pymes sincronizado con los grandes grupos españoles internacionales o la supresión de las primas a las fuentes renovables son algunos de sus principales lastres. Así lo dice un estudio de la Fundació Fòrum Ambiental.
La economía verde registró en España una fuerte expansión en los últimos años, propulsada por las exigencias legales y la aplicación de directivas comunitarias destinadas a proteger el agua, los suelos, el aire, los ecosistemas.
Sólo en tres años, su facturación se duplicó y pasó de los 19.942 millones de euros, en el 2005, a los 46.606 millones, en el año 2008. Son datos que ilustran los prósperos negocios en los campos de la gestión del agua y de los residuos, la energía, la consultoría y la ingeniería ambiental, y la sensibilización e investigación ambiental.
Sin embargo, el círculo virtuoso se truncó en el año 2009, justo algo después del frenazo general que vivió la economía. Y en el año 2010, estos sectores sólo pudieron resistir a duras penas una coyuntura muy adversa. La facturación pasó de los 40.405 millones, en el 2009, a los 40.355 millones de euros en el 2010.
El estancamiento tiene que ver sobre todo con la casi total dependencia de estas empresas de la contratación de la obra pública. “El subsector que ha sufrido una caída más drástica ha sido el de la sensibilización, la educación ambiental y la investigación, que han bajado en torno al 40% entre el 2008 y el 2010”, explica Leandro Barquín, director de la Fundació Fòrum Ambiental. Especialmente acusado ha sido el fre-
Faltan las pymes con base tecnológica que acompañen a las grandes empresas en los mercados globales
nazo en los sectores públicos, las actividades dependientes de los presupuestos de las administraciones social y autonómica. “El descenso en las actividades de educación ambiental es dramático y nos pasará factura en el futuro. De hecho, es difícil prever las consecuencias que tendrá”, destaca Leandro Barquín.
El 90% de las ventas de estas empresas se llevan a cabo en España. Sólo el 10% del negocio se desarrolla fuera. Corresponde a un pequeño número de grandes empresas que están fuertemente internacionalizadas.
La empresa tipo tiene una fac- turación de 5,1 millones de euros anuales, y da trabajo a 43 empleados, de media. Otro elemento característico es la atomización, lo cual tiene efectos especialmente perjudiciales para todos.
Las ventas en el año 2010 se redujeron un 13,5% respecto al año 2008, y la contratación pública de las actividades vinculadas al medio ambiente descendió un 20% en el primer semestre del año 2010 respecto al 2009.
La consecuencia de todo esto es que algunas empresas han desaparecido, y otras han debido tender hacia una rápida internacionalización, especialmente en los mercados latinoamericanos, cuyo desarrollo está teniendo un ritmo extraordinario gracias a las inversiones en suministro de aguas, tratamiento de residuos y ahora fuentes renovables (en Brasil, Argentina, Chile o Perú). Todo esto ha intensificado la vocación de internacionalización de las empresas españolas. Un tercer grupo de empresas han encaminado sus pasos hacia la participación en programas de organismos multilaterales y concursos internacionales en la UE. Acciona, Abengoa, Ros Roca, Sener y otras grandes empresas han reafirmado su mirada exterior para compensar su estancamiento en España en un mercado global.
El informe subraya las carencias en los sistemas de I+D. “Se hace mucha investigación básica; tenemos buenos equipos de trabajo y excelentes centros tecnológicos; pero los inventos que se hacen no entran en el mercado. Hay investigación para la publicación, pero no encaja con las necesidades del sector privado empre-