Vísperas de inquietud entre los inversores
Los inversores han pasado esta semana, en un tránsito apenas perceptible, de la curiosidad a la preocupación en lo que a España se refiere. Los tipos de interés a largo plazo se han disparado claramente por encima del 5% hasta rozar el 5,50%, un nivel considerado como preludio de rescate o intervención internacional. La bolsa ha caído en la semana más del 2,4%, y la pérdida acumulada en lo que va de año ya es del 3,3%, lo que es con diferencia el peor resultado de todas las bolsas europeas. Para mayor abundamiento, Italia es ya a estas alturas un alumno más aventajado que España a la hora de hacer sus deberes en Bruselas, en donde goza de mayor credibilidad que España, cuando hasta hace apenas un mes la situación era justo la inversa. El diferencial español con Alemania se ha situado en el inquietante nivel de los 350 puntos básicos. Son las peores cifras del año.
Sólo el hecho de que el Gobierno español se mantenga a la espera del resultado de las elecciones andaluzas, para las que falta todavía una semana, y que en ese plazo no vaya a dar a conocer sus propuestas presupuestarias para no echar sobre la arena electoral algunas medidas que podrían tener un alto coste político, permite suponer que la política económica de Rajoy va a suscitar el interés e incluso el aplauso de los organismos internacionales,
La subida de la prima de riesgo hasta los 350 puntos ha puesto al mercado español en su peor situación del año La brecha bursátil con el resto de Europa ronda los 12 puntos de rentabilidad acumulada desde enero
de los mercados y de los inversores. Esa es la hipótesis más optimista, la que todos esperan. Si sale realmente bien, la confianza en la economía española puede consolidarse. Si no es así, el país puede pasarlo mal, según estimaciones bastante extendidas.
La Semana Santa está al caer, pero los mercados parecen dispuestos a vivir su Semana de Pasión con alguna anticipación. La impaciencia entre los inversores y en los medios económicos y financieros es mucha, ya que las dudas sobre la economía española no afectan tanto a si va a ser capaz de cumplir el objetivo del 5,3% sobre PIB del déficit, sino de cómo va a quedar el país después de tal esfuerzo, maltrecho para lograr un ritmo de crecimiento adecuado para frenar el deterioro del empleo y, de cara a lo que más afecta a los inversores, para frenar la espiral alcista en la que siguen embarcadas las tasas de morosidad del sector bancario.
Ante este atasco, la bolsa es posiblemente el barómetro que mejor refleja nuestro estado comparativo, ya que es el mercado más claramente descolgado en Europa, en donde las bolsas nacionales muestran ganancias indiscutibles en contraste con el deterioro de la bolsa española, unos 12 puntos de rentabilidad por debajo de la media europea.