Austeridad ‘made in Germany’
Más de dos millones de funcionarios públicos consiguen un aumento del 6,5% en dos años
Por si alguien creyó las prédicas de Angela Merkel sobre la imperiosa necesidad de moderar los salarios, de ligar su evolución a la productividad y no a la inflación, Alemania ha vuelto a recordarnos que, como cuna de la economía social de mercado, cuenta con sindicatos poderosos y una larga historia de luchas en pos de una mejor calidad de vida. La supuesta austeridad prusiana, el luteranismo militante de Angela Merkel han saltado por los aires desde los gobiernos locales que gobiernan mayoritariamente.
Porque, no hay que olvidarlo, Merkel nos ha impuesto unas tablas de la ley en forma de pacto del Euro –desvincular los salarios de la inflación, ligarlos a la productividad– y, en el ámbito presupuestario, una cesión de soberanía en forma de austeridad perpetua hacia el nuevo tótem: el equilibrio fiscal. Merkel cree en la predestinación y también en la justificación por la fe como vía hacia la salvación. Y los enanos le han salido respondones precisamente en la función pública.
Se trata de un acuerdo salarial a dos años, para más de dos millones de funcionarios y trabajadores de servicios públicos, que incluye un incremento salarial del 6,3%. Después de una cadena de huelgas con mucho apoyo, las negociaciones entre el Estado federal y las administraciones locales con los representantes sindicales han decidido un primer aumento del 3,5% con efectos desde el primero de marzo, una actualización del 1,5% a partir del primero de enero del 2013 y un aumento gradual hasta agosto hasta alcanzar el citado 6,3%. En marzo, la inflación alemana rondaba el 2,1%. La reivindicación es moderada si se resta inflación y la mayor productividad: se queda en un 2,3%. El 3,3% ofrecido inicialmente en dos años (1,7% anual) quedaba por debajo de la inflación y significaba mantener el retroceso.
Después de cuatro sesiones negociadoras y una última de cuarenta horas, el acuerdo ha sido calificado de “histórico” y de “éxito rotundo” por los observadores, que recuerdan que los sindicatos empezaron reivindicando un aumento del 6,5%, después de que su poder adquisiti- vo bajase un 0,3% en el 2011 al tiempo que los trabajadores de la pujante industria automovilística obtenían incrementos salariales del 6%, que este año se han repetido en un clima de euforia por los beneficios récord de la industria con entregas a cuenta de cantida-
El fuerte seguimiento de las huelgas de advertencia condicionó las negociaciones en el sector público
des lineales para recompensar a los trabajadores antes de iniciar las negociaciones salariales.
Si permiten un pequeño paréntesis macroeconómico, estos incrementos salariales son la evolución necesaria para reducir los desequilibrios externos dentro de la zona euro y más prosaicamente para que aumenten las exportaciones españolas a Alemania (o el turismo alemán a España). Por su repercusión en el desequilibrio general de la eurozona, la moderación salarial alemana ha sido mucho más que un tema alemán. Entre el 2000 y el 2009 los salarios cayeron un 4,5% en Alemania, mientras subían en el resto del continente: un 15% en Francia y entre el 25% y el 35% en España, Portugal, Grecia, e Italia. El resultado fue un importante aumento de la competitividad de los productos alemanes, que ganaron una mayor cuota de mercado en Europa a costa de sus socios europeos. El retroceso salarial ha continuado en los últimos años de crecimiento. De ahí, la combatividad de las bases sindicales porque todos los observadores coinciden en que el resultado sólo se explica por el éxito de las huelgas de advertencia de las dos últimas semanas de marzo.
El 26 de marzo, todos los grandes aeropuertos registraron perturbaciones por huelga. Frankfurt, el principal de ellos, anuló unos 400 de sus 1.300 vuelos diarios. La protesta formaba parte de la ola de “huelgas de advertencia” lanzada escalonadamente por el sindicato de la función pública Verdi.
El (temido) ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, ha declarado que “es un resultado que va hasta el límite extremo de lo que pueden ofrecer el Gobierno federal y las entidades locales, pero a fin de cuentas se trata de un resultado razonable”.
Para entender el mercado laboral alemán, hay que saber que su población activa decreció un 2,9% entre 1998 y el 2008, lo que explica en parte el descenso del paro y una situación de pleno empleo en muchos sectores y regiones. Por eso el sindicato del metal, el mayor de Europa con 3,5
El Bundesbank ha mostrado su inquietud y pide que el acuerdo no sirva de patrón en otros sectores
millones de afiliados, busca un aumento del 6,5%. Todo esto preocupa al presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, que no ha tardado en decir que el acuerdo de la función pública no debe “servir de patrón para otros sectores, debe valorarse aparte”.