Un SOS al viento
La potencia eólica anual instalada va camino de ser irrelevante en España; el sector perdió 13.000 empleos
SOS de la energía eólica. Es la alarma que han lanzado las asociaciones empresariales ante la agónica situación de este sector tecnológico, industrial y económico. La falta de una regulación estable, rematada con el frenazo impuesto por el Gobierno para los proyectos a partir del año 2013, han sumido a estas empresas en el completo pesimismo. Desde el año 2008, ya se han perdido unos 13.000 empleos directos e indirectos. Y el descenso en el ritmo de instalación de potencia marca una línea hacia el abismo. La industria que fue presentada como ejemplo de la modernidad de España puede ser irrelevante el año próximo.
“Lo más dramático es que toda esta recesión va a destruir un tejido industrial que ha costado 20 años en desarrollarse”, dice Jaume Morron, gerente de la Associació Eòlica de Catalunya. “Está en juego el futuro de fábricas de palas, góndolas, torres, caldererías, trabajo cualificado y también no cualifica- do...”, agrega Morron. Los 41.438 empleos directos e indirectos contabilizados en el 2008 se han quedado ahora en unos 28.000.
El sector hace tres años ya reclamó una regulación estable, ante los primeros signos de que se estaba paralizando el ritmo de instalación de aerogeneradores. Y lo que entonces era un temor se ha convertido en una dramática realidad. “Lo que nos temíamos se están cumpliendo. La falta de regulación a largo plazo está dando resultados muy negativos para el sector”, indica Heikki
La eliminación de las primas a partir del 2013 pone en la picota el tejido industrial que se creó en 20 años
Willstredt, responsable de políticas energéticas de la Asociación Empresarial Eólica.
Los expertos consultados señalan que la industria eólica se ha visto arrastrada por las fuertes campañas desatadas en contra de las fuentes renovables, acusadas de agravar el déficit tarifario. Estas empresas aceptan que es necesario reducir el déficit tarifario, pero sienten que la solución dada al problema está comportando consecuencias muy negativas para la industria eólica, sin que ellas sean su causantes. “No se puede decir que el déficit tarifario sea culpa de la energía eólica”, agrega Willstredt.
El frenazo a la energía eólica impuesta por el Gobierno no está justificado, puesto que simplemente se ha cumplido lo previsto en el Plan de Fomento de las Energías Renovables. “Hemos construido los 20.000 MW eólicos (exactamente, 21.673 MW) que solicitaba el Gobierno. No ha habido un desarrollo más allá de lo programado. No ha ocurrido como en otras tecnologías, como la fotovoltaica, cuyas metas se sobrepasaron”, agrega Willstredt.
La eólica obtiene una remuneración media de unos 80 u 85 euros el MWH, una de las más bajas de Europa. “No se puede decir que aquí haya ningún tipo de despilfarro”, dice Morron.
Hoy están perfilados numerosos proyectos de parques eólicos, pero las inversiones están paradas por la eliminación de las primas decretada por el Gobierno. La señales que da el Gobierno provocan depresión. “Una inversión puede esperar dos años; pero no mucho más. Es incomprensible que el Gobierno no lo vea. No podemos esperar más la nueva regulación. Están en juego el tejido industrial que se ha tardado 20 años en desarrollar”, dice la Asociación Empresarial Eólica
La consecuencia es que las empresas abran nuevos mercados en el exterior en donde encuentran mejores retornos a su inversión y la seguridad jurídica que aquí han perdido. Iberdrola, Acciona, ACS son algunas de las que están abriendo camino.