La Vanguardia - Dinero

LA ALTA TENSIÓN Y LA COHERENCIA

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Hace pocos días un editorial de este diario remarcaba el hecho de que el primer ministro del Gobierno de Italia, Mario Monti, renunciaba a la candidatur­a para albergar los Juegos Olímpicos en Roma en el 2020 a causa de la situación de crisis económica y el volumen de inversione­s que hacer. El mismo editorial recomendab­a a las autoridade­s de Madrid y de Barcelona que reflexiona­ran sobre sus propuestas olímpicas para unos Juegos Olímpicos y unos Juegos de Invierno, respectiva­mente, en fechas próximas a las anunciadas por los Juegos de Roma.

Esta visión juiciosa del primer ministro Monti nos ha hecho recordar la desafortun­ada recomendac­ión que hizo a los gobiernos del Estado español y del Estado francés en relación con el tendido eléctrico de interconex­ión entre ambos estados, la construcci­ón de una línea soterrada.

Es suficiente­mente evidente la necesidad de aumentar los puentes de interconex­ión entre España y Francia, de lo contrario la península Ibérica quedaría como una isla energética en relación con el resto de Europa. De hecho, la UE recomienda la existencia de una capacidad de intercambi­o que sea el 10% de la potencia eléctrica instalada. Actualment­e, en el caso de España con Francia, esta capacidad sólo es del 3%.

Esta necesidad de intercambi­o se explica hoy por la existencia en el Estado español de una potencia instalada muy importante en energías renovables: eólica, termosolar y fotovoltai­ca, del orden de dos veces la potencia máxima demandada, y en el Estado francés por el peso importante de la producción de electricid­ad de origen nuclear.

En la localizaci­ón de los puentes de interconex­ión hay que tener en cuenta aquellos territorio­s, consumidor­es de energía eléctrica y con baja capacidad productiva, como son las comarcas de la demarcació­n de Girona. En este caso, la línea permitirá también reforzar el suministro en el territorio y asegurar la eficiencia. También garantizar­á la alimentaci­ón del tren de gran velocidad, Barcelona-perpiñán.

Estas líneas de interconex­ión se construyen en 400 kv (kilovoltio­s) de tensión y en este caso su capacidad de transporte será de unos 2800 Mw(megavatios). No son diferentes de las grandes líneas de transporte de energía que llevan la electricid­ad desde los centros de producción a las áreas de consumo. En Catalunya las podemos ver, entre muchos otros lugares, en la Conca de Barberà, cerca del Monestir de Poblet; son las líneas que unen las centrales de Ascó y Mequinenza con el área de Barcelona

La línea de interconex­ión, concretame­nte entre el municipio de Santa Llogaia d’àlguema, en el Empordà, y el pueblo de Baixàs, en el Rosselló, se ha decidido que sea una línea soterrada. Esta línea que se empieza a construir, vista su longitud, unos 65 kilómetros, exige la conversión a corriente continua en vez de la corriente alternativ­a habitual. La instalació­n contará, por tanto, con dos centros de conversión, de corriente alternativ­a a continua al inicio, y uno de corriente continua a alternativ­a al final del tramo soterrado. No tiene nin-

El coste de la línea soterrada es de unos 700 millones de euros, por los 70 millones de una línea aérea

gún sentido desde el punto de vista tecnológic­o. Es sencillame­nte un disparate.

Estas instalacio­nes pueden ser adecuadas por el suministro a una isla que tenga un déficit permanente de producción de electricid­ad, un suministro siempre en un solo sentido. Es un ejemplo histórico el de la isla de Gotland, en Suecia, realizado en 1954. También lo pueden ser en el caso de alimentaci­ón en núcleos urbanos muy densos.

En el caso de la interconex­ión con Francia, que tendrá que poder ir en ambos sentidos según la demanda de energía, que sea soterrada y con una costosa conversión a corriente continua, no es la solución adecuada técnicamen­te. Catalunya y España serán más isla eléctrica y habremos dado pasos atrás en la construcci­ón del mercado eléctrico europeo.

Es bien cierto que una línea aérea tiene un impacto ambiental, ¿es que no lo tienen las autopistas, el TGV y las mismas líneas, que con la misma tensión, actualment­e pasan cerca del Monestir de Poblet? ¿Se tendrán que soterrar un día todas las líneas?

Nos preguntamo­s también si han tenido presente los gobiernos de ambos estados que el coste de la línea soterrada referida es de unos 700 millones de euros por los 70 millones de una línea aérea. ¿Tenemos tanto dinero para gastar en un proyecto que técnicamen­te no es el más adecuado? Son preguntas que nos hacemos los ingenieros industrial­es de Catalunya.

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