“Sentí que mi ciclo había acabado”
Xavier Rivero, de 51 años, llevaba más de 20 años trabajando en una multinacional farmacéutica. Divorciado y con un hijo de 15 años, cumplir los 50 le provocó un cambio de chip. “Sentí que mi ciclo había concluido y que necesitaba un cambio: las oportunidades internas no me apetecían, así que me desvinculé del trabajo y me tomé un periodo de reflexión para decidir qué haría cuando fuese ‘mayor’”, bromea.
¿Cómo se le ocurrió emprender?
Estuve aclarando mis ideas con la ayuda de una consultoría de outplacement. Había muchas cosas que quería probar: desde continuar en el mundo farmacéutico hasta montar una casa rural y hacer rutas paleontológicas, o todo al mismo tiempo.
¿De dónde surgió la idea negocio?
Un amigo que trabaja en una venture capital me habló de Sagetis Biotech, un spin-off del IQS que acababa de empezar y que tenía una plataforma tecnológica de nanopartículas capaces de atravesar la barrera del cerebro. Me dijo que les vendría bien tener la opinión de alguien con experiencia en desarrollar fármacos desde cero, así que contacté con ellos. Hubo química y me tentaron con la idea de capitalizar el trabajo en acciones de la compañía y convertirme en socio promotor. ¡La idea de poder desarrollar un fármaco novedoso en cáncer de cerebro era muy tentadora!
¿Cómo reaccionó su entorno cuando explicó su cambio de rumbo?
Los que te quieren desean lo mejor para ti. Siempre me sentí apoyado, eso es muy importante.
¿Qué obstáculos se encontró?
Fue una aventura apasionante. El principal escollo estaba en la financiación: pasamos por un momento difícil, pero conseguimos cerca de dos millones de euros entre ayudas públicas y privadas.
¿Qué diferencias cree que hay entre emprender a los 25 años y a los 50?
Me considero un joven de 51, ¡así que no sé si hay muchas diferencias! El socio principal y director ejecutivo de la compañía tiene 26 años y es infatigable, tenaz, persuasivo. Yo, por mi parte, me siento como un niño con zapatos nuevos.
¿Cómo valora la experiencia?
Extraordinariamente positiva. Emprender es ver cómo crece tu proyecto, que se generan puestos de trabajo, tener la esperanza de contribuir a la salud de las personas con algo novedoso. Un sueño. Lo peor es la incertidumbre de poder aportar valor suficiente como para asegurar la siguiente ronda de financiación. Y eso sólo se consigue con mucho trabajo, un equipo muy profesional y un poco de suerte.