Los desequilibrios del BCE
Si el BCE deja intranquilo al Bundesbank, lo que de verdad le quita el sueño al banco alemán es el balance del banco central europeo, o más en concreto, una partida que refleja el saldo del mecanismo de pagos entre los bancos centrales de la eurozona, también conocido como Target 2. Hasta el año 2007, en los meses previos a la crisis de las hipotecas ‘subprime’, este epígrafe del balance era absolutamente desconocido para los medios. Y reflejaba cifras insignificantes. En la medida en que las operaciones financieras entre países eran intermediadas por bancos comerciales y el mercado interbancario funcionaba, el recurso al BCE era mínimo. Con el estallido de la crisis, esta parte del balance empezó a engordar. “No hay en eso ninguna incoherencia. No hay nada que discutir”, explica Paul Mercier frente a una pizarra en la que dibuja el funcionamiento del eurosistema. Pero el Bundesbank empezó a inquietarse a finales de febrero, cuando esa partida rondaba ya el medio billón de euros, el equivalente a un 20% del PIB de Alemania. En el apartado de los deudores se encontraban –se encuentran– la mayor parte de bancos centrales de países periféricos, allí donde el acceso al crédito es más difícil (en especial Italia, España e Irlanda, por este orden). Como gran acreedor, el Bundesbank y, en menor grado, los bancos centrales de los países “virtuo- sos”(holanda, Luxemburgo y Finlandia).
La irritación por esa partida tiene un doble origen. De una parte “revela” a ojos alemanes que la implicación del BCE en la concesión de créditos a los bancos más castigados de la zona euro es muy superior a lo que quieren admitir. Una prueba de cargo que añadir, pues, a la política de Draghi al frente del BCE. Por eso Jens Weidmann reclamó, en uno de los consejos del BCE, que se endurecieran las garantías exigidas a los bancos para la concesión de préstamos. Visto así, el problema del Target 2 es otro síntoma más de la distancia entre la ortodoxia que emana del Bundesbank y la “creatividad” del BCE.
Pero el medio billón de euros del Target 2 no es “un reflejo de la política monetaria sui generis, sino de un rescate en toda regla”, escribían Hans Werner Sinn, el presidente del CESIFO y Timo Wollmershäuser en un celebrado artículo, para quienes el BCE estaba resolviendo los problemas de déficit por cuenta corriente de determinados países de la eurozona. En la medida en que la posición deudora y acreedora quedan compensadas en balance del banco regional de la zona, argumentan, el problema parece inexistente. Pero, ¿qué ocurriría si uno de los países en posición deudora decidiera abandonar el euro? La hipótesis, inexistente hace tan sólo dos años, ha desatado el debate en los medios económicos alemanes. Y es asumida, de forma implícita, por la mayor parte de los economistas.