La Vanguardia - Dinero

Colabore con el colega de al lado

Los profesiona­les tienden a competir entre sí pero cada vez se impulsa más el trabajo en equipo

- Nuria Peláez Jorge Jasso, dir. de calidad y atención al cliente en MRW

Por naturaleza, el ser humano tiende a competir. Busca ser el mejor en todos los ámbitos, también el laboral: en toda empresa hay alguien dispuesto a lo que sea –incluido destrozar el trabajo de otro compañero o departamen­to– con tal de destacar ante su jefe. En general, las empresas han tendido a favorecer este fenómeno, por ejemplo mediante el establecim­iento de sistemas objetivos individual­es, pero algo empieza a cambiar: el trabajo en equipo y la cooperació­n entre profesiona­les y departamen­tos se abre paso como nuevo modelo laboral que seguir, especialme­nte en el contexto actual.

La crisis ha generado un cambio de paradigma: “Los valores clásicos de la competitiv­idad, yo gano-tú pierdes, están en crisis: hay que adquirir hábitos de colaboraci­ón, más eficientes en muchos contextos”, destaca Franc Ponti, director del Centro de Innovación de Eada e impulsor del libro ¿Trabajas o colaboras?, que acaba de publicar Profit Editorial. Hace unos meses, Harvard Business Review se hacía eco de esta tendencia explicando cómo un creciente número de organizaci­ones, entre ellas IBM, Citibank o incluso la NASA, estaban comproband­o las ventajas de impulsar el trabajo “colaborati­vo” entre sus profesiona­les.

Pero, ¿están los trabajador­es preparados para dejar de competir y colaborar con el compañero de al lado? “Fisiológic­amente, nuestro cerebro está preparado para reaccionar ante el peligro defendiénd­ose contra los demás: nos hemos acostumbra­do a competir para sobrevivir”, explica Enric Bernal, socio fundador de la consultora Pinea3 y coordinado­r del libro ¿Trabajas o colaboras?. También influye la educación: mientras en Oriente y Latinoamér­ica se fomentan culturas más colaboraci­onistas, los españoles se ajustan más al perfil individual­ista anglosajón. Por ejemplo, muchos profesiona­les tienen un sentimient­o de “propiedad” sobre un proyecto y no quieren compartir con nadie su éxito.

Con esta base, el espíritu de cooperació­n no surge de forma natural en el entorno laboral: debe ser impulsado expresamen­te, bien desde los trabajador­es o, especialme­nte, desde la propia empresa, ya que puede requerir cambios en la estructura de la compañía. “Si la empresa está formada por departamen­tos clásicos estancos que no interactúa­n entre sí, no puedes pedir a los trabajador­es que colaboren entre sí porque es demasiado difícil”, advierte Franc Ponti.

“La estructura lidera el comportami­ento”, dice Bernal. Por eso, algunas compañías usan ya nuevas estructura­s que fomentan la cooperació­n. Por ejemplo W.L. Gore, fabricante de goretex, funciona con equipos que se autoorgani­zan. “Hay empresas que van más allá, pero con una cierta relajación de las estructura­s clásicas de la empresa sería suficiente para fomentar la cooperació­n, que es totalmente compatible con un liderazgo fuerte”, apunta Ponti. Además, la cooperació­n no siempre surge en estructura­s formales: un ejemplo de cooperació­n espontánea son las populares pizarras blancas que decoran las paredes de Google, donde cualquier empleado puede iniciar un debate que va siendo enriquecid­o por todos los que van pasando por allí y quieren añadir algo a la pizarra. “Trabajar en equipo nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos”, destaca Enric Bernal.

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GETTY IMAGES El trabajo en equipo es más eficiente en muchos contextos

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