Rescatando los años cincuenta
Miquel Alzueta ha convertido su apartamento en un álter ego de su galería
Miquel Alzueta ha convertido su apartamento, en la parte alta de Barcelona, en un álter ego de su galería, en donde piezas de Jean Prouvé, Le Corbusier y Charlotte Perriand dialogan con obras de arte contemporáneo.
La vivienda, situada en una torre de mitades del siglo pasado dividida posteriormente en pisos, tiene la estructura típica de la época, techos altos, dos espléndidas entradas de luz en cada extremo y un decadente jardín privado en la parte baja al que se accede a través de una escalera. Cuando el galerista la descubrió, estaba totalmente destrozada. Optó por conservar prácticamente intacta la distribución original, “se trataba de conseguir un espacio neutro, totalmente blanco, en donde resaltara cada mueble y cada objeto –dice–; una casa unitaria, coherente, práctica y muy vivible, que fuera la reconstrucción arqueológica de una vivienda de los años cincuenta”.
Los espacios, no demasiado grandes, ceden el total protagonismo al mobiliario compuesto por piezas únicas, básicamente francesas de los años cincuenta, firmadas por Prouvé, Le Corbusier y Perriand, lámparas de Greta Magnusson Grossman o Serge Mouille, y obras de arte contemporáneo. “Son piezas valiosísimas, que apenas existen en el mercado. Yo las busco en subastas y ferias, pero encontrarlas es casi un milagro, porque hay mucha más demanda que oferta y su precio sube constantemente. La mayoría de estas piezas forman parte de mi galería, por lo que tengo que desprenderme a veces y la casa va cambiando”, dice Miquel Alzueta, quien se declara alejado del mundo de la decoración a pesar de haber trabajado en diferentes proyectos de este tipo. “No soy un especialista de todo, no hago nada a medida, sólo trabajo en lo que conozco. En este sentido, he colaborado ocasionalmente en casas de amigos”.