SOBRE LAS BALANZAS FISCALES
En las últimas semanas se han producido una serie de acontecimientos que me han llevado a pensar en la oportunidad de concretar algunos aspectos vinculados a las balanzas fiscales. Uno de estos puntos es la preocupación que han manifestado los economistas sobre la incidencia que el déficit fiscal puede tener en el desarrollo futuro de la economía catalana, malestar que comparten el 70% de los encuestados en los últimos sondeos de coyuntura del Col·legi d’economistes de Catalunya.
Otro aspecto que cabe destacar es la presentación del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado para el 2012, que, entre otras reducciones, sitúan la inversión real en Catalunya en el 11,1% del total, muy lejos del 18,8% de la disposición adicional tercera del vigente Estatut y que reflejaría, por lo tanto, un nulo impacto corrector sobre el déficit fiscal histórico.
Por otro lado, también existe la polémica y el baile de cifras surgidos a raíz de la presentación del estudio del Departament de Economia i Coneixement correspondiente al periodo 2006-2009, que podría dar la impresión, como acertadamente denunciaba el profesor Guillem López Casasnovas, experto y pionero en este tipo de trabajos, que los cálculos y supuestos Doctor en Economía, socio director de Faura-casas Auditors-consultors, SL utilizados por los economistas eran débiles y con un alto grado de discrecionalidad.
Y, finalmente, hay que tener también en mente la revisión del modelo de financiación de la Generalitat de Catalunya que, preceptivamente, deberá efectuarse a finales de este año 2012, y en la que, con toda seguridad, la discusión sobre las balanzas fiscales volverá a aparecer.
Estamos, por lo tanto, ante un tema recurrente y permanente en los ámbitos académicos, políticos y económicos, de modo que, con el fin de facilitar el debate desde su vertiente económica, merece
Las balanzas fiscales son un tema recurrente y permanente en los ámbitos académicos, políticos y económicos
la pena concretar cuáles son sus conceptos básicos.
En primer lugar, la balanza fiscal pretende concretar la diferencia entre los impuestos y otros ingresos aportados desde Catalunya al sector público central y los gastos e inversiones que este mismo sector público destina al territorio catalán. El cálculo puede hacerse considerando el saldo resultante de la Seguridad Social o bien excluyéndolo.
En segundo lugar, la información presentada en el citado estudio (periodo 2006-2009) se ha elaborado siguiendo la metodología del grupo de trabajo de expertos creado en 2004. Esta metodología se ha aplicado a las sucesivas actualizaciones, la última realizada con la colaboración de la doctora Marta Espasa, de la Universitat de Barcelona (UB), que participó en el citado grupo de expertos. Hay, por lo tanto, homogeneidad en los cálculos de las series presentadas. Cabe decir también que el método no difiere del que ha utilizado el Instituto de Estudios Fiscales, que realiza este tipo de cálculos por encargo del Gobierno estatal.
En tercer lugar, las balanzas fiscales admiten básicamente dos tipos de enfoques, que explican efectos económicos diferentes. El primero se basa en el método del flujo monetario. Este mide el impacto económico generado por el sector público en el territorio, es decir, donde se origina y donde se aplica la renta monetaria y es especialmente apropiado para valorar la incidencia del sector público en el crecimiento económico. Por ejemplo, el sueldo de los funcionarios de los servicios centrales de los ministerios en Madrid en su mayor parte se gastarán en esta misma ciudad y así lo refleja el método del flujo monetario.
El segundo método es el del beneficio y consiste, esencialmente, en repartir la carga tributaria y el gasto en el territorio en función de los beneficios que se estima que obtienen sus residentes, independientemente del lugar en el que se producen. Se podría decir que es más apropiado para medir la función redistributiva del sector público. Presenta la dificultad de establecer hipótesis de los beneficiarios y de cuánto se benefician del gasto y de la inversión pública. En este caso, los sueldos de los funcionarios de los servicios centrales de los ministerios de Madrid se reparten por todas las comunidades porque se interpreta que su trabajo y su coste benefician a
Su objetivo es concretar la diferencia entre lo que Catalunya aporta al Estado y lo que recibe a cambio
todos los ciudadanos del Estado.
En uno y otro método –y no debería considerarse un método diferente, por tanto, sino un perfeccionamiento técnico obligado–, se procede a la neutralización del déficit/superávit del sector público central, es decir, se considera que este ni se endeuda ni ahorra, de modo que se elimina el impacto del ciclo económico. Las razones de esta neutralización son diversas.
Teniendo en cuenta que la suma de los saldos de las balanzas fiscales de todas las comunidades ha de ser cero (los recursos netos aportados por unas comunidades deben ser igual al conjunto de recursos netos recibos por el resto), en caso de déficit del sector público central, como es la situación actual, todas las comunidades deberían tener un saldo altamente favorable (recibirían mucho más de lo que aportan), lo que ignoraría que el déficit es realmente fruto de unos ingresos anticipados que se cubren con endeudamiento, cuya amortización acabará distribuyéndose en relación con la participación que cada comunidad tiene en los ingresos totales del sector público central (que es del 19,5% en el caso de Catalunya).
Analizado desde otro punto de vista, si no se considera este déficit, se reduce, obviamente, el saldo de las comunidades aportadoras netas de recursos, pero se mantiene la distancia con las comunidades receptoras netas, prácticamente todas.
Sin cuestionar el interés de perfeccionar cualquier tipo de cálculo, parece que el debate sobre las balanzas fiscales y el déficit/superávit puede centrarse, por lo tanto, en el análisis de los datos y de su efecto sobre el crecimiento y el bienestar que generan a los ciudadanos, ya que la información que integran es sólida y válida para tomar decisiones.