Misterio, talento y expresividad
Como cada estío, quiero presentar jóvenes valores de la expresión plástica, como apoyo a su calidad. Por estás páginas han pasado nombres, que lucían por vez primera, y ya se han hecho un hueco: Jordi Díaz-Alamá, Albano, Pedro Paricio, Naranjo el Joven, Peño, Greta Chicheri, Tardez. A ellos quiero sumar nuevos hallazgos, como Freeuno, El Sr.X, Lidia Toga, Sánchez Bayo, potente y mágico.
Descubrí la obra de Bernardino Sánchez Bravo en el I Concurso de Pintura Joven de Gijón, que ganó con un cuadro espléndido, en el que el hechizo de su técnica hacia estallar el misterio y la emoción, con un perro retador que esperaba su sosiego o su presa.
Está comprometido con la figuración, pero dónde más fino y eficaz se muestra es con el tema del perro, a través del que habla de la violencia actual, de la rabia y la fuerza de los hombres, del miedo –“utilizo los perros de raza peligrosa por su belleza plástica”–. Siempre en un clima enigmático resaltando la riqueza plástica y el gusto por la pintura. En su obra se esconde un mundo de sentimientos y metáforas, que evidencian tensión, lucidez y actualidad.
Bernardino Sánchez Bayo (Granada, 1978) hizo Bellas Artes en la facultad Alonso Cano de la Universidad de Granada, ha participado en numerosas colectivas y en tres individuales. Comienza a estar en colecciones interesantes, su nombre bulle, con sordina aún, pero se conocerá, porque su talento lo impondrá. Precios: de 1.000 a 3.000 euros, para los grandes formatos.
No pinta en blanco y negro, a pesar de su sobriedad, sino con color, hasta crear un ambiente misterioso, fosco, donde se escon- de la pintura, la savia, la tensión hecha de pinceladas de seda, que se abren a la materia luego sajelada sobre la tabla. Es como un cante jondo, un martinete, aparentemente bronco, seco, vivaz, conmovedor, enérgico, que se va desgranando en matices de la voz, hasta decir los sentimientos del hombre.