La Vanguardia - Dinero

Una bella creación sin cortapisas

El arquitecto Francisco Ribas y el interioris­ta Mariano Concha proyectaro­n un espléndida mansión en Guils de Cerdanya con envidiable­s vistas

- casas@lavanguard­ia.es Jordi Palarea Fotos: Agustí Ensesa

Plena libertad creativa y barra libre en el presupuest­o es el sueño dorado de todo arquitecto e interioris­ta. Gozaron de este privilegio el arquitecto Francisco Ribas, fundador del estudio Francisco y Damián Ribas, y el interioris­ta Mariano Concha, cuando en el 2001 recibieron el encargo de un cliente para construir y decorar una casa en el término de Guils de Cerdanya, en el antiguo barrio del golf. Fruto de esta colaboraci­ón, una extraordin­aria, que no ostentosa, casa.

La sabia integració­n de la estructura, aprovechan­do los desniveles del terreno, y la funcionali­dad del espacio interior, por parte de Francisco Ribas, lograron como resultado una casa asentada en una zona de montaña y carente de los tics que a veces se cometen en este tipo de construcci­ones en aras de un cierto folklorism­o alpino.

Por su parte, Mariano Concha decoró con tino para que el espacio interior fuera el principal protagonis­ta, apoyándolo con materiales de alta calidad.

El mobiliario, una mezcla de muebles de diseño contemporá­neo y piezas antiguas, está estra-tégicament­e colocado de forma que exhibe sus atributos ornamental­es pero no da la nota respecto a la armonía del conjunto. Todo ello reforzado por la presencia de una buena colección de obra gráfica de buenos artistas, un soporte ideal para las segundas residencia­s, que a veces se desprecia en pro de exhibir caros originales. Cabe añadir que los colores de las paredes, parquet natural y telas armonizan con los del paisaje exterior, de tonos cambiantes a lo largo del año.

La casa se asienta en un terreno de 6.000 m2, poblado de álamos, ahora desnudos, pero pletóricos de poesía. Linda en un extremo con un vivaz torrente que finalmente abocará su aguas al Segre. Alzando la vista, la imponente montaña de la Tossa d’Alp con su cima nevada y sus vecinas cumbres que se internan, por un lado, en Francia y por otro, en la sierra del Cadí. Oblicua a la vista, la villa de Puigcerdà y sus casas arracimada­s en torno al MontCerdà.

La casa consta de 1.000 m2 construido­s, distribuid­os en tres plantas, incluyendo el construc--

1 , 2 y 3 Distintas perspectiv­as de la casa desde diferentes ángulos del jardín

4 Rincón de estar que alberga el cuarto de baño de la suite principal

5 En primer término, la zona de lavamanos y, en segundo, la biblioteca del espléndido cuarto de baño de la suite principal

6 El comedor, presidido por una mesa de diseño italiana. Al fondo un mueble catalán del siglo XVIII

7 y 8 Dos ambientes del gran salón. Desde los ventanales se disfruta de una vista del jardín y del paisaje inmediato que lo ro- dea. Como telón de fondo, las montañas, ahora con sus cumbres nevadas

9 La cocina es de factura moderna pero con un aire clásico de aquellas de los años 50 y 60. El color antracita es el denominado­r común

10 Espectacul­ar vigamen del techo de la suite principal. El ventanal situado frente a la cama recorta una perspectiv­a de la villa de Puigcerdà, a modo de cuadro viviente

11 Sala de música y de televisión de la planta sótano, dedicada toda ella al ocio

12 Sala de billar americano de la planta sótano, con salida al jardín ción el garaje y la sala de máquinas. Traspasada la puerta de la entrada principal, el vestíbulo preludia la elegante decoración que encontrare­mos en el resto de la casa. Preside la planta baja un inmenso salón en forma de L, con vistas al jardín y al paisaje que lo rodea. En una esquina de la L, se ubica el comedor, presidido por una mesa de madera noble acompañada por un mueble catalán del siglo XVIII. Conecta con la cocina, de factura moderna, pero con el aire clásico de las cocinas de las casas regias de los años 50 y 60, tan del agrado del interioris­ta Mariano Concha.

En un ala lateral, que arranca del vestíbulo, se distribuye­n cinco habitacion­es con sus respectivo­s baños, cada una con un estilo propio. Por su parte, la planta superior está toda ocupada por el recinto de la suite principal, bajo un espectacul­ar vigamen, y conectada a un cuarto de baño cuyas dimensione­s permiten albergar una biblioteca, sala de estar y una zona de gimnasio. La planta sótano está enterament­e dedicada al ocio familiar: sala de música, billar, bodega, baño turco y dependenci­as del servicio.

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