Catalunya y China: en busca del interés común
El grupo de Harvard discute en Barcelona con ejecutivos de empresas del gigante asiático
El grupo de Harvard, heterogénea combinación de empresarios catalanes que se reúne una vez al año para discutir sobre el futuro de la economía catalana, ha visitado en dos ocasiones China, el gran fenómeno de la economía mundial desde el tercer cuarto del pasado siglo XX. En el verano del 2004, Dinero publicó un reportaje titulado “¡Que vienen los chinos!”, referencia explícita al crecimiento de las empresas del país y su acelerado proceso de internacionalización, de
Manel Pérez transformación en multinacionales inversoras.
Diez años después, no hay duda de que ese proceso ya ha tenido lugar. Las empresas chinas están presentes en múltiples sectores y en gran cantidad de países. Sus intereses abarcan desde la informática al automóvil, pasando por las materias primas y la logística. Geográficamente, están presentes en las economías desarrolladas, pero también en las productoras de materias primas, como en América Latina o África, este último continente cada vez más objeto de deseo de los estrategas de Pekín.
¿Y qué pasa con Catalunya y Barcelona? ¿Interesan a las multinacionales chinas? La economía española necesita entradas de capital para compensar la caída de la inversión, consecuencia de años de loco sobreendeudamiento. El grupo de Harvard, que encabeza Pedro Nueno, el profesor del Iese, decidió celebrar su reunión anual en la capital catalana, precisamente para discutir in
China tiene problemas en su sistema educativo y empieza a padecer la plaga de la obesidad a gran escala
situ con empresarios chinos las realidades de ambos países.
Las inversiones chinas en España alcanzaron en el 2011 una cifra ciertamente modesta, menos de 100 millones de euros. Pero Barcelona ya ha sido con anterioridad objeto de interés de las empresas chinas. Hutchinson Port Holdings, por ejemplo, opera una terminal en el puerto en la que en su momento fue la inversión directa china más importante, 500 millones. La logística y el transporte tienen un papel importante. La naviera Cosco, presente en España desde hace 40 años, se plantea invertir en la capital catalana. También el mundo financiero empieza a despertar, dos de los más importantes bancos chinos ya están: ICBC y Bank of China.
Simon Liang, presidente de Evergreen, holding que cuenta entre sus participadas con Sinopacific Shipbuilding, uno de los astilleros más importantes del mundo en el que se construyen cargueros para diferentes actividades, y que invierte en diversas áreas, abrió el debate. Liang, un enamorado de Barcelona, se ha comprado un apartamento en el centro de la ciudad, donde también ha abierto una oficina de su empresa. Liang anunció su intención de instalar en Barcelona una gran empresa de ingeniería dedicada al estudio sobre exploración y uso de gas y petróleo. Su argumento: “En Barcelona, además de empresas vinculadas al sector, como Gas Natural-Fenosa, hay talento local en este campo y tiene suficientes elementos como para atraer a ingenieros de cualquier lugar del mundo para trabajar en ingeniería conceptual, la que va más allá del día a día y piensa en términos más largos, más estratégicos”. De hecho,
Liang aseguró que, tras plantearse el mismo proyecto en Amsterdam o París, “con un clima mucho más aburrido”, acabó consultando a los candidatos a participar sobre la posibilidad de hacerlo en Barcelona y las respuestas fueron todas entusiastas. ¿Para cuándo?, Liang calcula que en unos seis meses podría empezar el proyecto, que aspira a contratar al menos a 200 ingenieros.
El ejecutivo chino, sin embargo, desbarató el guión al poner sobre la mesa algunos de los problemas o limitaciones de la economía de su país. A su juicio, el sistema universitario del gigante asiático peca de mediocridad. “Es capaz de producir una enorme cantidad de ingenieros, pero con baja calidad, por eso es necesario crear empresas en otro lugares con capacidad de pensar de otra manera, más abierta y estratégica”. Liang piensa en África como la gran oportunidad para los capitales emprendedores.
Devon Nixon es sobrino nieto del expresidente estadounidense Richard Nixon, padre de la apertura norteamericana hacia China, reside en el país y es el responsable de Soiltap, fabricante de fertilizantes ecológicos sostenibles y más productivos para tierras de cultivo. Según Nixon, “China está ya al límite de su capacidad de explotación agrícola en los términos en los que lo ha venido haciendo hasta ahora. Se ha producido un uso excesivo de fertilizantes, con grave deterioro de la tie- rra de cultivo, contaminación ambiental y de las aguas y tendencia a la baja de la productividad”. Se enfrenta, al igual que el resto del mundo pero de forma más dramática, a la necesidad de alimentar a “una población creciente en un ambiente más degradado”. Se trata de otro elemento de debilidad, y de oportunidad de negocio, en China, su creciente dependencia agrícola y las dudas sobre la calidad de sus alimentos.
Margaret Kan, gerente de desarrollo de Marketing de Eternal Optic and Perfumery, un grupo establecido en Hong Kong distribuidor de cosmética y perfumería, en el que ella es responsable de los productos de la empresa catalana Puig, analizó el boom del consumo chino y el cambio de hábitos de la población. Kan enfatizó que para vender productos de alto nivel en China es clave que las marcas tengan una imagen definida en el mundo, pues los chinos utilizan ese criterio como factor determinante para sus compras en el interior. Su exposición desgranó la evolución de la sociedad china desde una mayoría pobre y rural a la actual eclosión de una numerosa clase media (un 27% en el 2020) y una franja de ricos. Todos ellos crecientemente preocupados por su estatus social, que se asocia a la capacidad de compra de bienes de lujo, el gasto en entretenimiento y viajes. Ámbitos en los
que la mujer desempeña cada vez más un papel decisivo, modificando los hábitos culturales tradicionales.
El consumidor chino está ya muy preocupado por su salud y por fenómenos como la obesidad, que afecta al 10% de la población, la mayor del mundo. Internet es el gran catalizador de un cambio que en parte asemeja la población china a la europea, posponiendo la edad del matrimonio, con crecimiento de los hogares unipersonales y un rápido envejecimiento de la población a causa de la antigua política de hijo único. En coincidencia con los dos anteriores ponentes, Kan recoge la preocupación por la seguridad alimentaria, lo que lleva a la población a buscar suministros exteriores, y por la contaminación y la calidad de la enseñanza, que obliga a una numerosa clase media a viajar al extranjero para asegurar una educación occidental a sus vástagos.
De entrada, a los empresarios catalanes les llama la atención el optimismo que rodea todo lo relacionado con China, un sentimiento compartido por los tres ponentes. Francisco Belil, expresidente de Siemens, abre el fuego: “África es un destino discutible, sobre todo por la corrupción. Para atraer inversiones chinas, lo primero que se debe saber es cómo nos ven en China, qué opinan, qué grado de conocimiento tienen de nosotros”.
Liang ya había expuesto en su intervención su amor por Barcelona, y su exposición terminaba con una filmina salpicada de imágenes clásicas de la ciudad, dese monumentos modernistas a evocadoras vistas del mar... y una flamenca bailando en el centro de la imagen. Margaret Kan expresó su admiración por el “respeto hacia el pasado que hay en Catalunya, respeto a la cultura, entre ellas la monumental, y a la tradición, algo que no sucede en China, donde se destruye sin pensar en el legado del pasado. También tiene una clase empresarial activa e inteligente, con la que es cómodo trabajar”. Dominante la imagen de país turístico, aunque tampoco de líder en este campo.
A partir de ahí, los catalanes combinan la defensa de sus activos con la inquietud por lo que necesitan los inversores que buscan acomodo en el país. Fernando Serrate, responsable de KPMG, razonó que “Catalunya es una potencia turística líder mundial, nos falta saber qué podemos ofrecer a los visitantes chinos”. Kan advirtió: “Para mis compatriotas, las primeras referencias son siempre Francia e Italia”.
Las hermanas Lidan y Lilin Qi, de Qimeng abogados y Puente China España respectivamente, catalanas de origen chino, lo explicaron a partir de su propia experiencia: “Nosotras hacemos muchos esfuerzos para aproximar ambas sociedades, ahora estamos preparando el hermanamiento de una docena de municipios, pero falta una campaña sostenida, falta poner a España o a Catalunya en la mente de los chinos; necesitamos una campaña seria de promoción del país”.
Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio Americana en España, afirma que el peligro es “acabar siendo irrelevantes y que cuando de verdad llegue la ola de inversiones chinas, pase de largo. Para evitarlo, para que las empresas quieran implantarse queda por delante un importante proceso de desregulación, desburocratización y flexibilidad”.
Anna Birulés, exministra de Ciencia y Tecnología, resalta el papel de la voluntad: “Catalunya ya fue capaz en épocas más difíciles, recién integrados en la entonces Comunidad Europea, de atraer inversores emergentes como los japoneses. Ahora se debe tener esa actitud. El mundo vive un cambio generacional entre los que hacen y los que quieren hacer y los que mandan. Se enfrentan la velocidad y las oportunidades contra los que simplemente quieren preservar el statu quo”.
“Para mí, China es los EE.UU. del siglo XXI. Su costa es la costa oeste de EE.UU., Hong Kong es Nueva York, Shanghai es una mezcla entre Boston y Miami y Pekín no tiene comparación, probablemente es Chicago más Washington. Creo que el resto es el Far West. Es un mosaico. ¿Qué podemos aprender de China?”, le pregunta Gabriel Masfurroll, Fundación Laureus España, a Liang. “Absolutamente nada”, responde el interpelado. Masfurroll, redirige entonces su pregunta a Pedro Nueno, presidente de Ceibs, la escuela de negocios de Shanghai, primera de Asia, persona de referencia sobre la economía china: “Aprendo muchísimo cada día que estoy allí; su optimismo es contagioso y su actitud de intentar resolver los problemas es contagiosa”. Nueno remata que la “visión que se tiene desde Occidente se limita a preguntar qué pueden hacer los chinos para ayudarnos, sin entender que China está resolviendo sus necesidades”.
Antoni Zabalza introduce un giro en la discusión. “El debate sobre el turismo es interesante pero Catalunya es algo más, tienen muchos otros atractivos y áreas de interés. Por ejemplo, no se ha hablado de la industria”. Joan Llorens, expresidente de Seat, se suma: “Pocas personas sa- ben que España produce más automóviles que el Reino Unido, Francia e Italia juntas, somos una potencia en el sector y contamos con unos sindicatos que son un activo”.
Gerard Duelo, de GD&A, resalta la marcada evolución china: “No es un país, es un auténtico continente que está despertando hacia el occidentalismo controlado, lento pero avanzando, ahí debemos ver la oportunidad”.
Ildefonso García Serena, publicista y presidente de Compact Response, recoge esa idea y la matiza: “Hay un especie de juego de espejos, Liang opina que en China las cosas están más decadentes de lo que nosotros pensamos, y que lo que ahora le interesa es África; los europeos piensan qué pueden hacer en China. El consumidor chino busca el precio caro; el europeo, el barato. Aquí el precio manda, allí las preocupaciones por la seguridad alimentaria llevan a la gente a pagar más”.
Ignacio García-Nieto, consejero delegado de Riva y García y presidente del Cercle del Liceu, desarrolla también una idea insinuada por Simon Liang, “Barcelona como puente entre China y Latinoamérica. Para ello hace falta que los barceloneses nos relacionemos más con los residentes extranjeros, algo que se practica poco en la ciudad y es muy común en otras metrópolis como Nueva York o Londres”.
Joaquim Boixareu, presidente de Irestal y del Consejo Social de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), señaló que “precisamente la calidad de la ingeniería es una de las bazas del sistema universitario catalán”.
Fernando Casado, director del Consejo Empresarial para la Competitividad, opta por el tono más positivo: “Las empresas espa-
“El consumidor chino busca lo caro, el europeo lo barato; aquí manda el precio, allí la seguridad alimentaria”
ñolas están haciendo cosas muy importantes en el mundo, en ámbitos como las nuevas tecnologías de la información y la comunicación o las finanzas. Lo que debemos hacer es explicarlo bien, mejor, tener un plan definido, saber lo que queremos”.
El problema de la financiación, con un sector financiero que ha restringido con fuerza la concesión de créditos, es determinante, asegura Pilar de Torres, consejera delegada de Puentis: “Para parecernos a países más dinámicos necesitamos que las empresas tengan alternativas de financiación, y unas empresas que gestionen sus finanzas de forma más global e independiente de los bancos. En definitiva, necesitamos más desintermediación”.